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La nueva mutación de Howe Gelb, acontecimiento del año (Fotos: Davinia López) |
Se llaman Giant Giant Sand, pero sería más apropiado denominarlos como Howe Gelb’s Big Band o The Howe Gelb Orchestra, porque con esta formación el de Arizona consigue su aspiración de jazzman al erigirse como director musical de una big band (en todos los sentidos, numérico y artístico) como las de Duke Ellington o Count Basie.
Y lo tiene fácil: un grupo de excelentes solistas de estilos diferentes que se van turnando –del pop perfecto de Brian Lopez a la peligrosa candidez de Lonna Kelley (impecable su versión del “The End Of The World” de Skeeter Davis), del sabor fronterizo de Jon Villa (aplausos para su adaptación al hardcore tex-mex del “Porque te vas” de Jeanette) al mestizaje bien entendido de Gabriel Sullivan– para crear esa ópera country-rock que es “Tucson”, uno de los mejores álbumes del año, por cierto.
Un día se le hará justicia y será reconocido como uno de los más grandes, por su capacidad de mutación, su inquietud sin límites y su resistencia a ser encasillado. Y por esa actitud de niño juguetón en el escenario que lo hace imprevisible, lejos de las poses pretenciosas y profundas, de los que pretenden cambiar el mundo o hacer reflexionar, de los artistas amargados con afán de malditismo.
Aquí se trata de pasarlo bien, ni más ni menos.