Es uno de los mejores intérpretes y compositores del movimiento de los nuevos tradicionalistas. A su innata versatilidad hay que añadir su carácter prolífico, y en los últimos tiempos se está superando. “Mi diversidad supone un reto para aquellos que necesitan etiquetarme”, reconoce. Celebramos su cumpleaños con un repaso a su discografía.
Jim Lauderdale –nacido el 11 de abril de 1957 en Troutman (Carolina del Norte)– es un excelente compositor de country, bluegrass, roots rock, americana e incluso soul –autor de joyas como Planet Of Love y de temas interpretados por Elvis Costello, George Strait, Vince Gill, The Dixie Chicks y Patty Loveless–, además de un excelso cantante y un intérprete todoterreno.
Su eclecticismo lo ha llevado a grabar diversos discos donde se mimetiza con los estilos más variados: el country clásico con autores legendarios como Harlan Howard y Melba Montgomery en Whisper (1998), el bluegrass en I Feel Like Singing Today (1999) y Lost In The Lonesome Pines (2002) –ambos con Ralph Stanley & The Clinch Mountain Boys– y el folk en Wait ‘Til Spring (2003), con la jam band Donna The Buffalo.
Lauderdale debutó en 1991 con el tremendo Planet Of Love –ocho de sus diez canciones fueron versionadas por Mandy Barnett, Lucinda Williams y otros–, producido por Rodney Crowell y John Leventhal, y se forjó en los discos de otros compañeros neotradicionalistas. Por eso, no es de extrañar que su segundo y su tercer elepé, Pretty Close To The Truth (1994) y Every Second Counts (1995), fueran producidos por Dusty Wakeman, estrecho colaborador de Dwight Yoakam.
Tras Persimmons (1996) –donde demostró su amor por la pedal steel con cuatro virtuosos de este instrumento: Al Perkins, Bucky Baxter, Tommy Spurlock y Dan Dugmore–, Whisper, I Feel Like Singing Today y Onward Through It All (1999), llegó uno de sus álbumes más destacados, The Other Sessions (2001), con un repertorio de canciones que reunían lo mejor del sonido Bakersfield de Merle Haggard y Buck Owens, y un envoltorio donde brillaban las steel guitars.
El cantante de Carolina del Norte nunca antes había grabado un disco de honky tonk tan puro y duro como este, con temas coescritos con autores de la talla de Harlan Howard, Del Reeves, Melba Montgomery, Kostas y Leslie Satcher, y con una banda que congregaba a Bucky Baxter, a Stan Lynch (de los Heartbreakers de Tom Petty), a Billy Bremner (de Rockpile), a Gary Tallent (de la E-Street Band de Bruce Springsteen) y a la violinista Tammy Rogers.
Estas “otras sesiones” incluían momentos brillantes como If I Were You, Honky Tonk Haze y What’s On My Mind; las tremendas baladas Merle World, You’ll Know When It’s Right, It’s Not Too Late y I’d Follow You Anywhere, y el memorable himno para camioneros Diesel, Diesel, Diesel.
The Other Sessions fue descrito como “el álbum country que Elvis nunca habría podido grabar aunque quisiera, y el disco de rock que Merle Haggard ha intentado hacer desde los años ochenta”.
A continuación, Lauderdale publicó una joya oculta, Point Of No Return. The Unreleased 1989 Recordings (2001), producido por Pete Anderson, una muestra de sus primeras grabaciones. Le seguirían The Hummingbirds (2002) y Lost In The Lonesome Pines –editados el mismo día, una costumbre en su carrera– y Wait ‘Til Spring.
En 2004, en Headed For The Hills, el cantautor formó un nuevo tándem creativo, esta vez con el letrista de Grateful Dead, Robert Hunter, con quien ya había colaborado en sus discos con Ralph Stanley.
Con un sonido acústico basado en violín, mandolina y banjo y sin batería, respaldado por excelentes instrumentistas de bluegrass (Tim O’Brien, Byron House y Bryan Sutton), además de la esporádica pedal steel de Bucky Baxter, Lauderdale pudo lucir su expresividad como cantante, con una convicción que evocaba a los clásicos del hillbilly.
Y no lo hizo solo: en su aventura lo acompañaron Emmylou Harris (en el vals High Timberline), Gillian Welch (en el hillbilly-blues Headed For The Hills, también con la guitarra de David Rawlings), Buddy Miller (en la épica Paint And Glass) y Allison Moorer (en las brillantes baladas honky tonk Tales From The Sad Hotel y Head For The Sun, y en la encantadora Leaving Mobile).
Con una estética deudora del filme O Brother! (Joel y Ethan Coen, 2000), era fácil imaginar qué tipo de canciones contenía: desde honky tonk con sabor a clásico (Looking Elsewhere, I’ll Sing Again) hasta bluegrass (Sandy Ford, Trashcan Tomcat, Crazy Peg And Darby Doyle).
La excepción: el Upside Down junto a Donna The Buffalo, una fusión de raíces norteamericanas con otros sonidos que incorporaba batería y teclados. Otra demostración más del carácter camaleónico del artista, quien, disco tras disco, mudaba su piel y se adaptaba al entorno con resultados sorprendentes.
Sus siguientes trabajos fueron Bluegrass (2006) y Country Super Hits Vol. 1 (2006) –lanzados el mismo día– y The Bluegrass Diaries (2007) –una muestra de entusiasmo vocal, camaradería y virtuosismo de mandolina, banjo, violín y dobro, desde el luminoso This Is The Last Time (I’m Ever Gonna Hurt) hasta el trepidante One Blue Mule, sin olvidar la gran balada honky tonk I Wanted To Believe–.
Lo seguiría Honey Songs (2008), donde Lauderdale reunió a un grupo al que bautizó como The Dream Players. Todo un dream team que incluía, atención, a antiguos músicos de Elvis Presley como el mítico James Burton (guitarra) y Ron Tutt (batería), a Al Perkins (pedal steel de Flying Burrito Brothers), a Garry Tallent (bajo) y a Glen D. Hardin (piano), junto a las voces de Emmylou Harris, Patty Loveless, Buddy Miller y Kelly Hogan. Ahí es nada.
El resultado fue excepcional, y alcanzaba sus momentos álgidos en el country-rock bañado de pedal steel de I Hope You’re Happy (con un brillante estribillo y armonías de Miller) y Hittin’ It Hard (con Loveless), en el trepidante honky tonk Those Kind Of Things Don’t Happen Every Day (con Miller y Hogan), en ese Stingray con vocación de sintonía de serie de camioneros y en las tremendas baladas Borrow Some Summertime (con la elegancia de unos Mavericks), la ortodoxa Molly’s Got A Chain y I’m Almost Back (con Emmylou).
Tras Could We Get Any Closer? (2009), que inauguró su sello propio, Sky Crunch Records, publicó Patchwork River (2010), grabado con su antiguo colaborador Robert Hunter. Lauderdale repitió con el letrista de Grateful Dead en Reason And Rhyme (2011), Carolina Moonrise (2012) y Black Roses (2013) –con Cody y Luther Dickinson de North Mississippi Allstars– y Blue Moon Junction (2013) –editados el mismo día–, y cambió de partenaire en Buddy And Jim (2012), que lo unió a otro antiguo colaborador, Buddy Miller.
Sin perder un ápice de cualidad, durante los dos mil su ritmo de edición ha sido frenético, a disco por año (a veces incluso dos): en 2013, Old Time Angels; en 2014, I’m A Song, con Elvis Costello, Bobby Bare, John Oates, Lee Ann Womack, Patty Loveless, Kenny Vaughan, Buddy Miller, Al Perkins y Stuart Duncan, entre otros, y en 2015, el doble Soul Searching, con un CD en Memphis y otro en Nashville, con Alvin Youngblood Hart y los hermanos Dickinson.
En 2016, llegó This Changes Everything, grabado en Austin y coescrito con cantautores texanos como Terry McBride, Hayes Carll y Bruce Robison; en 2017, London Southern, registrado en Londres con la banda de Nick Lowe; en 2018, Time Flies y Jim Lauderdale & Roland White –que recuperaba material inédito de 1979 grabado en Nashville de lo que hubiera sido su primer álbum–, publicados el mismo día; en 2019, From Another World, y en 2020, When Carolina Comes Home Again.
Y aún le ha sobrado tiempo para participar en álbumes colectivos de tributo como Return Of The Grievous Angel. A Tribute To Gram Parsons (1999), Happy Birthday, Buck! A Texas Salute To Buck Owens (2002), Touch My Heart. A Tribute To Johnny Paycheck (2004) y Born To The Breed. A Tribute To Judy Collins (2008).
Además, entre 2009 y 2010 formó parte de The Sugarcanes, un grupo creado por Elvis Costello e integrado por Jim (guitarra y voz), Jerry Douglas (dobro y voz), Mike Compton (mandolina y voz), Stuart Duncan (violín), Dennis Crouch (contrabajo) y Jeff Taylor (acordeón), que acompañó al gafudo británico en sus álbumes Secret, Profane & Sugarcane (2009) y National Ransom (2010) y en sus giras de esos años.
Y lo largo de su carrera ha aportado su talento en álbumes de Dwight Yoakam, Lucinda Williams, Chris Gaffney, Carlene Carter, Rosie Flores, Rodney Crowell, Julie Miller, George Ducas, Buddy Miller, Sara Evans, Jimmie Dale Gilmore, The Leroi Bros., Charlie Robison, James Cotton, Hacienda Brothers, Tab Benoit, Trisha Yearwood, Tanya Tucker, Willie Nelson, Old Crow Medicine Show, Laura Cantrell, Special Consensus, Solomon Burke y muchos más.
“Hay un montón de gente con la que aún me gustaría trabajar – confiesa Lauderdale–. Van Morrison, Nick Cave, Loretta Lynn, Norah Jones y Keith Richards. Me encantaría hacer alguna colaboración con Dylan. Me gustaría cantar más con Del McCoury. Y Eric Clapton, siempre he querido grabar con él”.
“Tristemente, muchos de los grandes del bluegrass y del country con los que he querido trabajar han desaparecido –añade–. Pero muchos de los artistas actuales, como Brandi Carlile, The Avett Brothers, Jason Isbell, Amanda Shires, Margo Price… esos son algunos amigos con los que no he grabado, pero me encantaría hacerlo”.