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Sweet Marta y los agitadores del blues

Los Blues Shakers en acción. Foto: Nacho Landeras

La armonicista y cantante catalana y su grupo acaban de presentar su tercer álbum, Hard Times. Concebido durante la pandemia, este trabajo incluye por primera vez varias canciones originales, además de una exquisita selección de versiones.

En cualquier otro género, todos estarían hablando de una banda liderada por una mujer que, además, toca un instrumento generalmente asociado a los hombres. Pero el blues es lo que tiene: para el gran público y para los medios, parece invisible.

Como no vamos a arreglar el mundo, lo mejor es centrarse: Marta Suñé aka Sweet Marta es una cantante y armonicista de blues –según su web, la “única representante femenina de este instrumento en todo el estado español”–.

Su virtuosismo le permite desdoblarse en dos proyectos muy distintos: uno, el dúo acústico de “blues viejuno” (en palabras suyas) con el guitarrista Johnny BigStone, centrado en el Delta blues y el Piedmont blues, con repertorio de Jazz Gillum, Reverend Gary Davis, Blind Lemon Jefferson y Blind Blake, entre otros.

El otro, Sweet Marta & The Blues Shakers, es todo lo contrario: un cuarteto eléctrico integrado por Marta, Johnny, Blas Picón (batería) –tras el paso de Reginald Vilardell y Jake Klamburg– y Little Jordi (bajo), arrollador como una apisonadora y con la vista puesta en el blues de Chicago y Texas… pero también en el rock’n’roll.

Al principio se llamaban Sweet Marta & The Blues Workers, y su debut fue Come Love (2014), una colección de covers de Hound Dog Taylor, Jimmy Reed, Gary Primich, George Harmonica Smith, Slim Harpo, Wynona Carr, y Freddie King, entre otros. Después llegaría el tributo a Junior Wells, Hoodoo Girl Blues (2016).

Ahora, ya como Sweet Marta & The Blues Shakers, acaban de lanzar su tercer trabajo, Hard Times (2023), gestado durante la pandemia y grabado en mayo de este año con mezclas de Jordi Abad (Little Jordi) y fotografías de Joan Linux y Alberto Segura.

La gran novedad de este álbum al margen del cambio de nombre es que, por primera vez, junto a una cuidadosa selección de versiones, incluyen varios temas compuestos por Marta y Johnny. Empecemos por las canciones de cosecha propia.

Grease Fat, el jump blues instrumental de abertura, ya es toda una declaración de principios para dejar claro por dónde irán los tiros: una potente armónica sobre una contundente base rítmica (la batería de Blas) y las filigranas del prodigioso BigStone.

A continuación, la sinuosa y luminosa Handyman brilla a ritmo de rumba de Nueva Orleans, con un tremendo solo de guitarra, estilista e imaginativo, mientras que la canción titular –compuesta durante la pandemia– reduce el gas sin perder la gravedad que el tema requiere.

Pese al título, buena cara

Llegamos a los momentos álgidos, con las armónicas de Marta echando chispas: el primero, el trepidante jump blues rozando el rock’n’roll de Forget About The Rules, todo un bombazo en directo.

Y el segundo, el trotón country-blues We Miss You So, otro cañonazo sobre el escenario, como si Johnny Cash le añadiera a su ritmo chick-a-boom la armónica del colaborador habitual de su amigo Willie Nelson, Mickey Raphael, tras tomarse una bebida energética.

Una mención especial merece Don’t That Hurt, compuesto por Picón para su antiguo grupo The Lazy Jumpers (en el álbum Comin’ On Like Gangbusters, 2007), un apoteósico rock’n’roll a lo The Blasters o los Fabulous Thunderbirds de Kim Wilson.

Ya entre las versiones, encontramos tres cuyos originales no incluían armónica en sus arreglos, pero que Marta reconvierte con eficacia y buen gusto, con la inestimable complicidad de BigStone y sus deslumbrantes y efectivos solos.

La primera es You Can Have My Husband, de Dorothy LaBostrie –coautora del Tutti-Frutti de Little Richard– y que Irma Thomas estrenó en 1959 como Don’t Mess With My Man (fue su single de debut) con ritmo más acelerado y un saxo.

La segunda es el Voodoo Woman de Koko Taylor, quien en su original de 1975 se acompañaba de saxo y que en la adaptación de la catalana incide en una cadencia más funk, con la tensión mantenida por el bajo de Jordi y la batería de Blas.

Y la tercera es Lollipop Papa –un proto rock’n’roll de Roy Brown con big band de 1947 editado como Lolly Pop Mama, cara B del histórico Good Rocking Tonight, y versionado por Wynonie Harris en 1948–, transformado por Marta en otro incendiario jump blues.

El resto son temas de armonicistas: Big Walter Horton –el slow Hard-Hearted Woman (1954) de Big Walter and His Combo pasa a ser Hard Hearted Man– y Buster Brown –Sugar Babe (1962), aquí un pícaro Sugar Baby más blues y menos rock’n’roll–.

También encontramos una versión de Sugar Ray Norcia, la maravillosa balada swamp pop Get Over Me (de Sugar Ray & The Bluetones featuring Monter Mike Welch, 2003). Y, en el caso del I Got My Eyes On You, en el original del guitarrista Smokey Smothers de 1968 ya sonaba una armónica.

Además de su pericia como armonicista, Sweet Marta demuestra ser una cantante sugerente, rugiente, preocupada o sensible según el momento, mientras que Johnny se reafirma como uno de los mejores y más versátiles guitarristas de la cantera estatal de blues –algo que, por otra parte, todos sabemos desde hace tiempo–.

Hard Times, en resumen, es todo un acierto… y otra prueba de que los días aciagos de la pandemia y el confinamiento fueron creativamente muy productivos.

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