Es lo que los yanquis denominarían un best kept secret, uno de esos músicos en la sombra cuya carrera como solista supera con creces sus aportaciones a los trabajos ajenos. Y como suele suceder, aquí es prácticamente un desconocido. Así que toca presentarlo.
Digámoslo alto y claro: Paul Burch tiene similar talento (o más) que M. Ward o Joe Henry para componer clásicos que parecen de otro espacio-tiempo. Con un gusto y una elegancia exquisitas, es un estilista del country y de los sonidos que conforman la americana, con canciones originales tan espléndidas que parecen versiones.
Nativo de Washington D. C., este multinstrumentista (guitarra, piano, armónica, batería, órgano, vibráfono…) se trasladó a Nashville en 1994 y formó The WPA Ballclub, un combo de hard country que pronto destacó en el circuito del revival honky tonk, el mismo que lanzó a BR549.
Tras debutar con Pan American Flash (1996) –con músicos como Paul Niehaus, Kenny Vaughan y Deanna Varagona–, seguido por Wire To Wire (1998) –incorporando a George Bradfute y Dennis Crouch–, la banda se ganó una buena reputación por llevar el country de Texas y Bakersfield a nuevos horizontes.
Paralelamente, en 1995 Burch entró a formar parte del grupo Lambchop –a cargo de la batería y el vibráfono–, donde estuvo hasta 2005, participando en discos como Hank (1996), Thriller (1997), What Another Man Spills (1998), Nixon (2000), Is A Woman (2002) y AWCMON / NOYOUCMON (2004).
En su tercer álbum al frente de The WPA Ballclub, Blue Notes (2000) –con Crouch, Bradfute, Niehaus y la entrada de Richard Bennett y Larry Atamanuik–, siguió fiel a su estilo; es decir, capturaba la esencia de los años cuarenta y cincuenta sin recurrir al simple mimetismo.
El compositor y cantante mostraba su orgullo por el pasado –como indicaba la frase “escrito y grabado en Nashville, Tennessee, el hogar del country. Sintoniza el Grand Ole Opry todos los sábados por la noche en la WSM”–, aunque lo manipulaba a su antojo.
Por ejemplo, Willpower era la clásica balada honky tonk teñida de alcohol y pérdida amorosa, con pedal steel llorosa y entonación trágica, pero adquiría visos etéreos con la insólita incorporación de un vibráfono.
Forever Yours era un trotón honky tonk con la grandeza del Graceland de Paul Simon versionado por Willie Nelson, y Long Distance Call, un rockabilly casi acústico a lo Johnny Horton.
Tonight, Tonight, una deliciosa balada fronteriza a la que solo le faltaba el acordeón, habría sido perfecta para The Mavericks, y el country-blues de sonido añejo Hard Women Blues podría ser un hit de Hank Williams.
How Do I Know, más cerca del bluegrass, evocaba a los Stanley Brothers con sus armonías vocales; Hitting Bottom era un lento two step al estilo de George Jones, y Carter Cain se acercaba al folk épico narrativo.
El álbum se cerraba con el Head Over Heels de Flatt & Scruggs, un vigoroso y trotón divertimento bluegrass. Las canciones de amor, soledad y corazones rotos de Burch encontraban su envoltorio perfecto en esta mezcla de tradición y modernidad.
Por este álbum fue comparado al Dylan de Nashville Skyline (1969), y se afirmó que “si Jimmie Rodgers estuviera vivo, probablemente grabaría discos como este”. Como el padre del country, Burch compone música sombría y placentera a la vez y, aunque acaricia el sonido tradicional, está lejos del servilismo revivalista.
Su talento se confirmó en su siguiente trabajo, Last Of My Kind (2001) –el primero editado solo a su nombre–, un álbum acústico en solitario basado en la historia y los personajes de Jim The Boy (2001), la primera novela de Tony Earley.
A continuación, lanzaría Fool For Love (2003) –con Fats Kaplin, Tony Crow, Crouch, Bennett y Bradfute– y East To West (2006) –en Bloodshot, grabado en Londres y Nashville, con un cover de Little Glass Of Wine (The Stanley Brothers) con Ralph Stanley, y featurings de Kelly Hogan, Tim O’Brien y… Mark Knopfler–.
Y llegó el álbum que hubiera debido encumbrarlo definitivamente, Still Your Man (2009). No había ni un solo corte que sobrara, ninguno que rebajara el estándar de calidad: del rockabilly de Like A Train al rhythm’n’blues de Nueva Orleans de Honey Blue (basado en piano y percusiones y con guiños a Jerry Lee Lewis).
Burch recorría el bluegrass (Still Your Man), el cajun (Down To The Blackmarket y Saving All My Saturday Nights, con su preceptivo acordeón) y el country-pop al estilo de The Mavericks (Little Bells y Waiting For My Ship, ambas con Kelly Hogan a las armonías, y la segunda con órgano tex-mex).
Sin olvidar el folk (Ballad Of Henry & Jimmy, con Tim O’Brien al bouzouki), el romanticismo naíf a lo Jonathan Richman (Vena amore y Fallin’) y el blues acelerado con armónica y órgano del It Ain’t Right de Little Walter (la única versión).
Y si alguien aún tenía dudas sobre su talento, solo tenía que escuchar Please Send For Me, una balada de tremenda belleza únicamente con su voz y su guitarra eléctrica, o ese Lead Me On que podría haber escrito tranquilamente Buddy Holly.
Sí, de esa clase de material estamos hablando, grabado en un viejo garaje cerca de Music Row reconvertido en estudio (Pan American Sound), en directo con la banda (Kaplin, Crouch, Jim Gray, Jen Gunderman y Marty Lynds) y prácticamente sin mezclas.
Tras Still Your Man llegaron el álbum de tributo Words Of Love: Songs Of Buddy Holly (2011) –elogiado por Maria Elena Holly, la viuda del gafudo–, Fevers (2013) y Meridian Rising (2016), una especie de autobiografía musical imaginaria de Jimmie Rodgers con aportaciones de Billy Bragg, Jon Langford y Garry Tallent.
Burch se puso de nuevo al frente de The WPA Ballclub con Trovatore: The Lives Of Eugene Walter (2018) –un encargo de The Southern Foodways Alliance con canciones sobre la vida del polifacético escritor, actor y chef– y Light Sensitive (2020), su álbum más reciente, con Luther Dickinson y Robyn Hitchcock.
Además, en 2012 participó junto con el guitarrista Eddie Angel (Los Straitjackets) en Stolen Friends. Recorded In Nashville, TN., de la banda alemana de rock’n’roll Smokestack Lightnin’. Ese mismo año firmó con los Waco Brothers de Jon Langford Great Chicago Fire, editado en Bloodshot.
A lo largo de su carrera, Burch ha colaborado en grabaciones de Laura Cantrell, Charlie Louvin, The Pine Valley Cosmonauts, Jason Ringenberg, Bobby Bare, Phil Lee y Vic Chesnutt, entre otros, y ha participado en el disco colectivo Don’t Let The Bastards Get You Down. A Tribute To Kris Kristofferson (2002).
Para terminar, nada mejor que las palabras que escribió uno de sus admiradores, el célebre escritor Peter Guralnick –autor de aclamadas biografías de Elvis Presley, Sam Cooke y Sam Phillips–, después de verlo actuar en Nashville con The WPA Ballclub:
“Soy fan de Paul Burch. ¿Cómo podría no serlo? ¿Cuántos artistas contemporáneos han forjado un cuerpo de trabajo de tanta inteligencia y coherencia, artesanía cuidadosa y calor al rojo vivo, con todo el celo del estudiante más dedicado y toda la pasión de un verdadero original?
Es diferente cada noche, pero nunca deja de lograr su objetivo, lo que el fundador de Sun Records, Sam Phillips, consideró el propósito inequívoco de todo tipo de música: levantar, profundizar, intensificar el espíritu del público y de los músicos por igual.”















