
Como si fuera un reflejo borroso de Norah Jones en un universo paralelo, la cantautora texana mezcla en su sonido el folk, el country tradicional, el jazz y el blues. Con motivo de su inminente gira por nuestros escenarios, recordamos su álbum de debut oficial –que no oficioso–, Escondida (2004).
Antes de establecerse en San Francisco, Jolie Holland recaló en Vancouver y en 1999 fue una de las fundadoras del grupo de folk canadiense The Be Good Tanyas, con Samantha Parton, Trish Klein y Frazey Ford. En 2000 dejó la banda, aunque colaboró en sus álbumes Blue Horse (2000), Chinatown (2003) y Hello Love (2006).
En California, en 2002, grabó una serie de maquetas caseras que empezaron a circular y consiguieron un gran reconocimiento, hasta el punto de que Tom Waits se convirtió en uno de sus mayores defensores. Finalmente fue fichada por el sello Anti- en 2003, y se editó esa colección de demos como Catalpa (2003).
Tras ese debut oficioso de home recordings llegó el estreno oficial registrado en un estudio, Escondida (2004), que difería mucho de esas primeras grabaciones de folk indie, empapadas en las imágenes y texturas del gótico sureño. Por el contrario, ofrecía un evocador retrato de la texana como una artista tradicionalista que usaba la historia como el marco para una nueva dirección.

Con una voz sensual y perturbadora que evocaba a Billie Holiday y Bessie Smith sin imitarlas, y con el acompañamiento de instrumentos vintage (marimba, ukelele, mandolina, banjo, trompeta, saxo, piano, guitarra y sierra), empleaba arreglos sutiles y sofisticados y unas letras llenas de ironía y humor malicioso que la alejaban del revivalismo.
Y eso, a pesar de que usaba géneros como el jazz swing de la vieja escuela (Sascha), el góspel (Old Fashioned Morphine, con metales dixieland), el blues –tabernario en Amen (solo voz y piano), rural en Poor Girl’s Blues– y el country (Damn Shame y el excelente Goodbye California, con el poderío de Me And Bobby McGee).
También se aplicaba con el folk (los valses deconstruidos Black Stars y Do You?), las canciones tradicionales (la británica Mad Tom Of Bedlam, convertida en un dueto jazzístico entre voz y batería, y la épica de la Guerra Civil norteamericana Faded Coat Of Blue) y el country-blues (Tiny Idyll / Lil Missy). Su talento conseguía que todos estos estilos se enlazaran, en una mezcla orgánica y sexi.
En la foto de la portada, la cantante de Houston parecía una imagen borrosa de Norah Jones con violín, como su alter ego en un universo paralelo. Y si 2003 había sido el año de Dayna Kurtz, 2004 perteneció a Jolie, sin ninguna duda.
Pese al título de ese debut, no podía permanecer escondida durante mucho tiempo. Le siguieron los álbumes Springtime Can Kill You (2006), The Living And The Dead (2018) –con colaboraciones de M. Ward y Marc Ribot–, Pint Of Blood (2011) –con The Grand Chandeliers– y Wine Dark Sea (2014).
Ya fuera de Anti-, en 2017 creó su propio sello discográfico, Cinquefoil, y en él publicó Wildflower Blues (2017), su reencuentro con su excompañera de The Be Good Tanyas, Samantha Parton, y su álbum más reciente hasta el momento, Haunted Mountain (2023).
Además, dispone de un perfil en Patreon donde comparte canciones inéditas con sus abonados. En esta plataforma, en enero de 2023, realizó el Waits-A-Thon, colgando cada semana una versión de Tom Waits. Y en enero de este año inició el Lu-A-Thon, dedicado a Lucinda Williams y con la misma periodicidad.
Jolie Holland llegará en abril para presentar en España su último álbum, Haunted Mountain. Las fechas son las siguientes: el día 10 en Donosti (Dabadaba), el 11 en Barcelona (Razzmatazz 3), el 12 en Madrid (Café Berlín) y el 13 en Zaragoza (La Lata de Bombillas).
En los bolos de Donosti, Barcelona y Zaragoza contará con la participación del irlandés Mark McKowski (alias artístico de Mark McCausland, la mitad de The Lost Brothers) como telonero. Jolie colabora en el último álbum del dúo, After The Fire After The Rain (2020), junto con M. Ward y Howe Gelb.






