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Slim Jim & The Redeemers: trotamundos

Expatriados en ruta. Foto: Facebook del grupo

El sexteto liderado por el estadounidense Kevin Krell ha publicado este año su primer álbum de larga duración, Ain’t There Yet. Un estupendo trabajo de la banda establecida en Barcelona que representa muy bien el espíritu de la americana con su fusión de raíces y con unas letras con personajes conflictivos.

El cantautor y guitarrista de Carolina del Sur Kevin Krell (aka Slim Jim) estuvo al frente de proyectos como Slim Jim Trio y Slim Jim & The Weekend Junkies, embriones del sexteto Slim Jim & The Redeemers, fundado en la Ciudad Condal en 2020.

En su formación se rodea de otros expatriados, como su compatriota Mary Mahaffey (voz y violín) –cantautora folk de Carolina del Norte con un EP en 2024, Blue Skies–, la cantante francesa de pop-rock Adeline Dessinet (voz) y el británico Ian Savage (bajo), junto a Frisco Pérez (guitarra eléctrica) y Marc Torné (batería).

En su web se describen como “la banda de country/rock’n’roll más auténtica que opera desde Barcelona en 2024”. Lo cierto es que combinan a la perfección estilos como el country, el folk, el rockabilly y el rock’n’roll clásico, con letras pobladas por personajes desubicados.

En palabras del cantante y guitarrista británico de blues Ian Siegal, su música posee “aquello tan raro y mágico que es tener un sonido original, pero que al mismo tiempo resulta familiar, aunque sin que por ello parezca obvio ni se apropie de un sonido ajeno”.  

El EP que lo inició todo

El grupo publicó en 2022 un primer EP de seis canciones originales, Milky Way Motel, entre las que destacaba I’m Gone, “nuestra canción más ‘country’ grabada hasta ahora, y la primera con la formación completa de seis integrantes de Redeemers”, según explicaban.

Ain’t There Yet (2024), producido por Krell y el norteamericano Aaron Feder (pedal steel y guitarra de Blueroomess), se lanzó a principios de abril. El disco fue grabado, mezclado y masterizado por Feder en el Slow Sound Studio (Barcelona), excepto tres temas, a cargo de Julian Jahanpour, teclista y productor iraní criado en Inglaterra y también residente en Barcelona.

Kevin afirma que sus canciones “reflejan mi crianza en Carolina del Sur, así como mis viajes por el mundo”, y la hoja promocional añade que “este disco personal es una colección coherente de americana original y ecléctica sobre ambiciones equivocadas, decisiones cuestionables y amores no correspondidos”. 

El álbum se abre con el homónimo Ain’t There Yet, un excelente honky tonk de factura clásica, con violín, luminosa pedal steel de Feder y armonías vocales femeninas. Es la historia –parece autobiográfica– de un trotamundos que no acaba de encontrar su lugar: “I’m lost in this world, I’m a stranger in this land”.

Dirty River, con coros de Donna Lee (el alias artístico de Paola Graziano, cantante de Blueroomess) y órgano de J.J. Oliva, es un tema perfecto más rock de cadencia stoniana, con aroma de joya oscura de esas que Quentin Tarantino redescubre para sus icónicas bandas sonoras.

Kevin Krell, un trotamundos

La fantasmagórica pedal steel de Feder planea misteriosa sobre Ballad of Big Mack, descrita como “una balada oscura” por el propio Slim Jim, o lo que podríamos denominar como gótico sureño, con una estructura zigzagueante a lo Tom Waits.

El rock’n’roll stoniano, con un guiño evidente a la sintonía de la serie ochentera de detectives Simon & Simon –compuesta por Barry DeVorzon–, vuelve con I’m Trouble, con la neoyorquina –en Barcelona desde 2001– Carrie Lewis (armonías) y Oliva (órgano), y otro protagonista de vida azarosa: “I was trouble since the day I was born / I’ve been raising hell before I could crawl”.

Siguiendo con las baladas, Climbing the Walls, sobre “amores no correspondidos” según Krell, está conducida por el violín de Mary, con cadencia de vals, mientras que la crepuscular One Last Waltz, con sonidos de olas del mar y pájaros, podría escucharse en el club Roadhouse de Twin Peaks.

Y llegamos a dos de las canciones más interesantes: St. Stephen’s Blues, con piano de Jahanpour, es un maravilloso blues con violín incluido. Nos presenta a otro personaje con adicciones varias, una chica de armas tomar procedente de las montañas: “She takes whiskey in her coffee, cocaine in her tea”.

Por su parte, Fugitive Blues, esta vez con Jahanpour al órgano, es un country-rock con vocación de himno outlaw, cantado a dúo con Mary y Adeline: “I am a fugitive, all my life I’ve always been on the outside looking in / I am a wanderer, an outlaw and a thief / a twisting tornado trailing tears and misery”.

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