
La peculiar cantautora de Tennessee, especializada en la música de raíces norteamericanas, trae a nuestro país su gira para presentar su álbum más reciente, Owls, Omens, and Oracles (2025). Es un buen motivo para repasar su carrera y recordar Pushin’ Against A Stone (2013), el trabajo que la puso en el radar.
Valerie June lo reconoce: a la gente le choca ver a un artista afroamericano tocar un banjo, aunque recuerda que es un instrumento de origen africano. Pero más debe chocar que ese estilo que ella misma describe como “organic moonshine roots music” incluya rastros de folk, bluegrass y cantos de los Apalaches junto a blues, soul y góspel.
Y es que la cantante, compositora y multinstrumentista autodidacta, criada en Memphis y ahora establecida en Brooklyn, se ha empapado del rico ambiente musical que la ha rodeado, además de confesar su amor por los vinilos antiguos. Terrenal y etérea, enraizada pero arriesgada, es una de esas raras avis que conviene seguir muy de cerca.
Tras debutar junto a su exmarido con el dúo Bella Sun (duró tan poco como su matrimonio, con un único álbum en 2004, No Crystal Stair), Valerie emprendió una carrera como solista con varios discos autoproducidos: The Way of the Weeping Willow (2006), Mountain of Rose Quartz (2008) y el EP Valerie June And the Tennessee Express (2010), con Old Crow Medicine Show.

Su siguiente trabajo iba por el mismo camino: en 2011 reunió quince mil dólares vía crowdfunding para un álbum titulado Manifest, que debía producir Craig Street, pero su traslado a Brooklyn y el encuentro con Kevin Augunas y, sobre todo, Dan Auerbach (The Black Keys), dieron como fruto Pushin’ Against A Stone (2013), coproducido por ambos.
Dotada de una voz muy particular y original, delicada pero con autoridad, y con un sonido nada ortodoxo, una mutación de la tradición, June presentaba en este debut oficial varias joyas, empezando por el cántico Workin’ Woman Blues (con trompeta y raíces africanas).
Se notaba que le gustan las baladas y los medios tiempos, ya sea los que parecían surgir de los Apalaches (Somebody To Love, con coros, violín y el órgano de Booker T. Jones, muy atmosférico pero con los pies en la tierra) y los cercanos al soul (el hipnótico Pushin’ Against A Stone, el sensual Wanna Be On Your Mind y el retro The Hour, todos con la guitarra de Jimbo Mathus).
También se sentía cómoda con el country (en Tennessee Time, con Mathus a la mandolina y en el On My Way coescrito con Booker T.) y con los austeros pasajes folk, a voz y guitarra (Twined & Twisted y la versión del Trials, Troubles, Tribulations de Estil C. Ball, un clásico del bluegrass-góspel).
Después publicó The Order of Time (2017) —con cameo de Norah Jones—, The Moon And Stars: Prescriptions For Dreamers (2021) —con la colaboración de la legendaria Carla Thomas— y Under Cover EP (2022) —con versiones de algunos de sus artistas favoritos, tan diversos como Gillian Welch, Bob Dylan, Frank Ocean, Joe South y Nick Cave, entre otros—.
Su álbum más reciente —aunque el pasado octubre lanzó dos nuevos singles: una sensacional versión del clásico Maybellene de Chuck Berry y Runnin’ and Searchin’— es Owls, Omens, and Oracles (2025), producido por M. Ward, y con featurings de The Blind Boys of Alabama y, de nuevo, Norah Jones.
Este es el disco que presenta en la gira Big Ole Worldwide Tour, iniciada el 19 de septiembre en North Adams (Massachusetts) y que culminará en México a mediados de enero de 2026, tras pasar por Japón, Irlanda, España, Reino Unido, Francia, Bélgica y Holanda.
Estos días la gira llega a nuestro país: el 15 de noviembre en Barcelona (Festival Feroe, Poble Espanyol), el 16 en Valencia (16 Toneladas), el 18 en Madrid (Teatro Magno), el 19 en Bilbao (Bilborock) y el 20 en Santiago de Compostela (Outono Códax Festival, Sala Capitol).




