
La gran noticia televisiva para muchos este verano debería ser, sin duda, la emisión de todas las temporadas de Expediente X en Amazon Prime. Una reivindicación en toda regla de una serie pionera que las nuevas generaciones merecen descubrir… y los nostálgicos podemos recordar.
Parece mentira, pero ya han pasado veintisiete años desde que Mulder y Scully irrumpieron en nuestras vidas. El 10 de septiembre de 1993, la cadena Fox estrenaba en Estados Unidos Expediente X (The X-Files), una producción creada por Chris Carter que contaba las aventuras de dos agentes del FBI, el entusiasta y creyente Fox Mulder (David Duchovny) y la escéptica y racional Dana Scully (Gillian Anderson), enfrascados en investigar casos inexplicables.
Su éxito se basó en dos ingredientes: la tensión sexual entre la pareja protagonista –llegó a dividir a los fans entre los defensores de la pasión desatada (shippers) y los detractores de cualquier roce más allá de lo profesional (no-romos)– y la temática de ovnis y demás misterios. Una fórmula perfecta que, sin embargo, tenía precedentes: Los vengadores (1961-1969) y Luz de luna (1985-1989) en cuanto al tira y afloja sentimental, y una larga tradición que iba de The Twilight Zone (1959-1964) a Los invasores (1967-1968) por lo que se refiere a las tramas paranormales.

Desde un punto de vista argumental, combinaba dos tipos de historias: las autoconclusivas, que solían corresponder a los denominados «monstruos de la semana» (y en este sentido dieron lugar a una impagable galería de freaks) y las que formaban parte del gran arco paranoico sobre la conspiración gubernamental y la colonización extraterrestre.
A esos dos factores se sumaba una factura visual impecable, superior a cualquier serie televisiva de la época, con una influencia evidente, la estética siniestra de Twin Peaks (David Lynch, 1990-1991): la oscuridad como método para causar desasosiego, el espacio abierto como una trampa mortal, la música para enfatizar el misterio. Por cierto, Duchovny ya había interpretado a Denise Bryson, un agente del FBI –primero travestido; después transgénero– en el delirio lynchiano, papel que retomaría en el retorno de Twin Peaks de 2017.
Carter también dio rienda suelta a su cinefilia con referencias a directores como David Cronenberg, John Carpenter, Ridley Scott, Steven Spielberg, Jonathan Demme, Alfred Hitchcock, James Whale y Stanley Kubrick, y se atrevió a rodar un episodio en blanco y negro (The Post-Modern Prometheus) y otro en plano secuencia (Triangle), años antes de que esa técnica se haya convertido en una moda para epatar.

Después de nueve intensas temporadas, 202 episodios y muchas incógnitas por resolver, la serie terminó en Estados Unidos el 19 de mayo de 2002. En 1998 se estrenó Expediente X. La película (Rob Bowman), el primer largometraje, basado en la mitología extraterrestre, que sirvió de puente entre la quinta y la sexta temporada. Después llegaría X-Files. Creer es la clave (Chris Carter, 2008), bastante decepcionante, con un caso paranormal al uso.
Carter también aprovechó el tirón popular para crear el spin off de tintes más humorísticos The Lone Gunmen (2001; inédito en España), protagonizado por Los Pistoleros Solitarios (el trío de geeks que ayudaba a Mulder y Scully), y Millennium (1996-1999), una serie apocalíptica con imágenes más duras y explícitas y complejas referencias mitológicas y religiosas, que fue objeto de un crossover con Expediente X en el capítulo titulado precisamente Millennium.
En España, Expediente X tuvo la desgracia de emitirse por Telecinco (empezó el 7 de marzo de 1994), y la cadena dejó colgadas las dos últimas temporadas; por suerte, se publicaron en DVD. Hoy en día es muy fácil descargarse subtitulados episodios estrenados pocas horas antes en Estados Unidos, pero en 1993 eso era imposible. Aun así, y sin contar con las redes sociales actuales, la serie utilizó las primitivas herramientas de internet (foros y chats) para convertirse en la primera producción de los noventa que más locura fanática desencadenó a nivel global, y dio lugar a un variado merchandising.

El legado de Expediente X es muy amplio, y su huella puede encontrarse en series como Dark Skies (1996-1997), Profiler (1996-2000), Abducidos (2002), Carnivàle (2003-2005), Los 4.400 (2004-2007), Sobrenatural (desde 2005), Bones (2005-2017), Héroes (2006-2010), Torchwood (2006-2011), Almacén 13 (2009-2014) y muchas más, como la reciente Proyecto Blue Book (desde 2019).
Aunque, sin duda, el discípulo más aventajado de Carter es J. J. Abrams. Existen muchos detalles curiosos en sus producciones: por ejemplo, Alias (2001-2006) también jugaba a la tensión sexual entre sus personajes, y Terry O’Quinn, el actor que encarnaba a John Locke en Perdidos (2004-2010), era uno de los protagonistas de Millennium.
Pero la serie de Abrams donde más se aprecia la influencia es Fringe. Al límite (2008-2013): antes de su estreno en la cadena Fox, muchos ya hablaban de ella como el «Expediente X del siglo XXI». Los protagonistas, una escéptica agente del FBI y el hijo de un científico que investigan fenómenos inexplicables, mezclando los casos de «monstruo de la semana» con el arco argumental de los universos paralelos. Y los títulos de crédito, imágenes extrañas con frases como «teletransporte» o «psicoquinesis». ¿Os suena de algo?

No hay que olvidar tampoco que Expediente X y sus personajes se convirtieron en iconos de la cultura popular: no solo por su aparición en la portada de Rolling Stone en mayo de 1996 (con Mulder y Scully desnudos entre sábanas) o en series tan mainstream como Los Simpson (en el episodio The Springfield Files de 1997), sino, sobre todo, por la sinergia que generaron con el mundo de la música. Dave Grohl hizo un cameo en el episodio Pusher y Gillian Anderson contó que habló por teléfono con Tom Waits para intentar convencerlo de que participara.
Pero la relación entre los expedientes X y el pop dio frutos más tangibles: desde álbumes como Songs In The Key Of X. Music From And Inspired By The X-Files (1996), donde Carter convocó a varios fans –Nick Cave And The Bad Seeds, William S. Burroughs & R.E.M., Soul Coughing, Foo Fighters, Frank Black, Meat Puppets, Elvis Costello y Brian Eno, entre otros– para que compusieran temas inspirados en la serie, hasta canciones como Mulder And Scully (1998) de Catatonia o la banda sonora de Expediente X. La película, con aportaciones de Björk, Ween, X, Noel Gallagher y The Cure.
Desde que terminó Expediente X, la trayectoria de sus protagonistas ha seguido caminos distintos. Anderson se ha centrado sobre todo en el teatro y cine británicos, retomó el papel de una detective en la producción de la BBC The Fall (2013-2016) y recientemente se ha desmelenado en la divertida e irreverente Sex Education (desde 2019), donde interpreta a una sexóloga sin complejos madre de un adolescente “rarito”.

El cambio más radical lo dio Duchovny, al convertirse en Hank Moody, un escritor adicto al sexo protagonista de Californication (2007-2014), probablemente la mejor serie de humor adulto actual. Una faceta gamberra que hace olvidar totalmente a Mulder. De hecho, en un episodio Moody viste traje negro y corbata para ir a un juicio y exclama: «¡Parezco un jodido agente del FBI!».
A otro de los actores, Mitch Pileggi (Walter Skinner, director adjunto del FBI), lo vimos reconvertido en cabecilla de una banda de moteros skins en Hijos de la anarquía (2008-2014). Y por su parte, Carter ha permanecido alejado de la televisión y del cine. Su última creación, The After, una serie apocalíptica para Amazon, no pasó del episodio piloto, estrenado en 2014.
En julio de 1993, con motivo del veinte aniversario de Expediente X, la Comic-Con de San Diego, una de las ferias de cómic más importantes del mundo, acogió la reunión, por primera vez en muchos años, del equipo de la serie: su creador, su pareja protagonista y la mayoría de sus guionistas –entre ellos, Vince Gilligan, el autor de Breaking Bad (2008-2013), quien forjó su carrera en la producción de Carter–. Y aunque muchos fans lo esperaban, no se anunció un tercer largometraje… aunque tampoco se descartó.

Sin embargo, el 24 de enero de 2016, y con una gran expectación, la serie volvió con dos temporadas más de seis y diez capítulos respectivamente (cortas comparadas con la veintena que tuvieron las anteriores). Aparte del cambio físico de los personajes –un Mulder que parecía haber sufrido los estragos de la adicción al sexo y a otras sustancias de Hank Moody y una Scully mucho más atractiva a pesar de los años transcurridos, ambos convertidos en inesperados héroes de acción en algunos momentos–, en el aspecto argumental encontramos pocas novedades: el consabido arco de la invasión extraterrestre y los monstruos de la semana.
Si bien la décima temporada (2016) no estuvo mal –tal vez porque, después de tantos años, teníamos ganas de volver a ver a nuestros queridos personajes–, la undécima (2018) fue un desastre –a pesar de tener algún episodio tan memorable como Rm9sbG93ZXJz, un delirio prácticamente sin diálogos sobre los peligros de la tecnología–, y muchos fans de la serie deseamos que Carter no insistiera, aunque nos dejara colgados con un final abierto. Para colmo, Anderson anunció públicamente que no volvería a interpretar a Scully.

Eso sí, estas nuevas entregas abrieron la posibilidad de un reboot de la serie con nuevos (y jóvenes) protagonistas, con la incorporación de dos personajes clones de Mulder y Scully, los agentes Kyd Miller (de mente abierta y creyente en lo paranormal) y Liz Einstein (doctora y muy escéptica). Algo que, por el momento, no se ha producido ni parece que vaya a llevarse a cabo. Aunque en el mundo de la televisión nunca se sabe…
Y, para terminar, las sabias palabras de Fernando Méndez-Leite, en su crítica de Expediente X. La película: «Si yo tuviera que hacer un casting para no importa qué película, es casi seguro que no escogería a la pareja formada por David Duchovny –¡qué nariz!– y Gillian Anderson, la más vulgar y asexuada protagonista que he visto en mucho tiempo, a no ser que tuviera que hacer un remake de ‘De ilusión también se vive'».
Sin comentarios.