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Lee Roy Parnell vs. la mafia de Music Row

Sí, esto también es blues. Foto: Jeff Fasano

El cantante, guitarrista y compositor texano siempre ha traspasado las limitaciones impuestas por el mainstream de Nashville. Pero tuvo que esperar unos años para grabar el álbum más rico de su carrera y dar rienda suelta al componente blues que las grandes discográficas reprimían. Repasamos su trayectoria.

Otra tierna historia infantil: su padre era un buen amigo de Bob Wills, así que Lee Roy Parnell debutó como cantante a los 6 años en una emisora del legendario creador del western swing, interpretando San Antonio Rose con los Texas Playboys.

En su adolescencia, ya tocaba en clubes, y formó parte de los Texas Jewboys de Kinky Friedman. Pronto descubrió a los dos artistas que más influirían en su futura carrera: como guitarrista, el mago de la slide Duane Allman, de The Allman Brothers Band; y como cantante y compositor, Merle Haggard.

A pesar de estos inicios en el country, pronto se interesó por el blues del Delta y de Texas: en 1974 se marchó a Austin, y allí pasó más de una década como guitarra al servicio de Joe Ely, Delbert McClinton y muchos más.

En 1987 se trasladó a Nashville: se convirtió en un habitual del Bluebird Cafe y fue fichado para la división country de Arista. Además de su talento como cantante e instrumentista, también es destacable su faceta de compositor, y sus temas han sido interpretados por Marcia Ball y Neville Brothers, entre otros.

Lee Roy lanzó su debut homónimo en 1990, al que seguirían tres álbumes más: Love Without Mercy (1992), On The Road (1993) y We All Get Lucky Sometimes (1995) –con colaboraciones de Flaco Jiménez, Mary Chapin Carpenter y Trisha Yearwood y la incorporación, a partir de ese momento, de su banda de directo, The Hot Links–.

El inicio del cambio de rumbo

Every Night’s A Saturday Night (1997) fue su quinto largo, y en él se exhibía como un apreciable vocalista y un espléndido guitarrista, dos habilidades que se podían comprobar en el rock de sabor sureño de Lucky Me, Lucky You y Tender Touch.

También en las preciosas baladas You Can’t Get There From Here y All That Matters Anymore, y en los honky tonk llenapistas One Foot In Front Of The Other y el robusto Every Night’s A Saturday Night (con guitarras incendiarias y piano enloquecido de Kevin McKendree).

Parnell rendía tributo a sus héroes, y bordaba las versiones del Better Word For Love de NRBQ (con las armonías de Trisha Yearwood), del Honky Tonk Night Time Man de Merle Haggard (con guitarras propulsadas por gasolina), y del Baton Rouge de Guy Clark (una delicia dixie con la colaboración del propio autor).

Sin embargo, se reservaba lo mejor para el final, un tema producto de la improvisación de The Hot Links en el estudio: el desenfrenado instrumental Mama, Screw Your Wig On Tight para lucimiento de piano boogie woogie, guitarra y slide, que fue merecidamente nominado al Grammy.

Lee Roy regresó con Tell The Truth (2001), grabado en los estudios Muscle Shoals para el sello independiente Vanguard. “Este es el disco más honesto que he hecho. Todas las canciones son historias sobre mi vida. La libertad creativa es la única forma de que uno pueda crecer como artista”, declaró.

Por fin libre

El álbum nos presentaba a un Parnell que iba mucho más allá de las fronteras del country y se acercaba a otras influencias (soul, blues del Delta, boogie woogie, góspel), lo que le permitía lucir más que nunca su versatilidad con la voz y la guitarra (recuperó su Gibson Les Paul Goldtop del 56 que tenía desde los 15 años).

El mero hecho de que cuatro de las canciones estuvieran coescritas por el mítico Dan Penn –autor de varios hits soul para figuras como Aretha Franklin, The Box Tops y Percy Sledge– ya daba una idea de la calidad del trabajo.

La primera, el arrollador honky tonk-boogie South By Southwest, a dúo con Delbert McClinton, con una letra que parecía autobiográfica: “Cuando un chico del campo canta blues, la mafia de Music Row queda algo confusa”.

La segunda, el tremendo góspel trotón Brand New Feeling con The Mississippi Mass Choir, capaz de convertir al más ateo y, de nuevo, con texto significativo: “He encontrado un nuevo sentimiento… y mi espíritu vuela libre”.

Las otras dos con el sello de Penn eran las excelentes baladas soul Guardian Angel (donde la slide llevaba el peso dramático) y Breaking Down Slow (a dúo con Bonnie Bramlett, y con categoría de clásico del género).

Lee Roy, ante un cartel luminoso de uno de sus conciertos recientes

Por si esto fuera poco, Lee Roy insistía con temazos como el delicioso country-blues acústico I Declare (con Keb’ Mo’) y el elegante y jazzístico Takes What It Takes (con protagonismo de piano y órgano y una guitarra a la altura de las circunstancias).

Pero aún había más: el santanero Right Where It Hurts (potenciado con metales y coros femeninos), el rugiente rhythm’n’blues Crossin’ Over (con diálogo entre armónica y slide), y la adaptación del Love’s Been Rough On Me de Gretchen Peters, antes interpretado por Etta James.

Parnell afirmó en su momento que Tell The Truth estaba “musicalmente mucho más cerca de donde empecé. Es como una vuelta a mis raíces”. Sea como sea, el álbum merecía todos los elogios, y no precisamente por su ortodoxia en los límites del country, sino por todo lo contrario.

Como él ha declarado, “me encantan muchos estilos diferentes de música… pero para mí todo se remonta al blues. El blue-eyed soul, el jazz, el rock’n’roll y el country tienen el mismo padre, y ese padre es el blues”.

A pesar de su enorme talento, el texano solo ha publicado dos álbumes más: Back To The Well (2006), también orientado al blues, y Midnight Believer (2017), de sonido más Stax, con featuring del histórico grupo góspel The Fairfield Four.

Eso sí, Lee Roy sigue muy activo con sus conciertos y colaboraciones y, en una reciente entrevista televisiva, ha declarado que está preparando un nuevo disco. Lo esperamos con interés.

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