artículos, discos

Raul Malo, EL CANTANTE por excelencia

La Voz

Dos días después de que algunos de sus amigos y compañeros le rindieran homenaje en un doble concierto en el Ryman Auditorium de Nashville, el líder y vocalista de The Mavericks nos abandonó. Por eso se merece que lo recordemos en su faceta como solista al margen del grupo que lo vio triunfar.

Si hay una banda que ha resultado incómoda para la industria de Nashville, es sin duda The Mavericks: ya les costó tragar que un combo de Miami liderado por un cubano hiciera country, pero aún les fastidió más cuando se liaron la manta a la cabeza y se alejaron de la ortodoxia para moverse entre el pop sofisticado y los acentos latinos,

Entre finales de los noventa y principios de los dos mil, con The Mavericks en dique seco tras su disolución —breve, porque volverían con nueva formación y un nuevo sello en 2003 con The Mavericks—, Raul Malo (1965-2025) trampeó una carrera en solitario entre la exploración de sus raíces cubanas (sobre todo, junto a Los Super Seven) y acercamientos al AOR. 

Su debut fue el maravilloso Today (2001), coproducido con Steve Berlin (saxo de Los Lobos), con once canciones escritas por el cantante —cuatro en castellano— y un cover de Takes Two to Tango —tema popularizado por, entre otros, Louis Armstrong— que interpretaba a dúo con Shelby Lynne. Envuelto en cuerdas, metales y percusiones, el álbum rezumaba sabor latino.

En 2004 brilló la sorpresa con la publicación del muy apreciable The Nashville Acoustic Sessions, firmado junto con Pat Flynn, Rob Ickes y Dave Pomeroy. Decir que Raul tenía una gran voz no es descubrir ningún secreto, ni tampoco constatar que su versatilidad como intérprete podía quedar limitada en el formato de los Mavericks.

Por eso, un experimento como el que recogía este disco resultaba de lo más interesante: enfrentar al vocalista con un repertorio de versiones, respaldado por una banda acústica integrada por Flynn (guitarra, mandolina, bouzouki), Ickes (dobro y slide guitar), Pomeroy (contrabajo) y Lenny Castro (percusión).

Con este eficaz pero escueto colchón acústico, adaptaba clásicos del folk (Early Morning Rain de Gordon Lightfoot), el country (Weary Blues From Waiting de Hank Williams y Hot Burrito #1 de Gram Parsons), el bluegrass (The Great Atomic Power y When I Stop Dreaming de los Louvin Brothers) y el rock’n’roll (Blue Bayou de Roy Orbison).

No faltaban estándares del repertorio crooner como el Moon River de Henry Mancini y (I Love You) For Sentimental Reasons. Y, además, llevaba a la sonoridad del country-blues el You’re Gonna Make Me Lonesome When You Go de Bob Dylan y el Bright Side Of The Road de Van Morrison, en una brillante relectura. 

Después publicaría el más discutible You’re Only Lonely (2006), también una colección de versiones, en este caso de Willie Nelson, Randy Newman, Bee Gees y JD Souther, entre otros. “Siempre he sentido que una buena canción puede ser interpretada de muchas maneras”, aseguraba. Pero, desde que empezó, quiso grabar un disco de sonido big band.

Con su cuarto álbum como solista, After Hours (2007), se quitó esa espina. Aquí el repertorio incluía canciones popularizadas por Elvis Presley, Hank Williams, Kris Kristofferson, Dwight Yoakam, Roger Miller, Buck Owens o Jim Reeves, barnizadas con un marcado matiz jazzístico.

Con solo cuatro músicos y el protagonismo de saxo, clarinete y piano, el cantante de voz portentosa flirteaba con el jazz de coctelería elegante, con apasionadas baladas crooner y swing sensual. 

Entre las adaptaciones, destacaban tres: For The Good Times (Kristofferson), Pocket Of A Clown (Yoakam) y un Cold Cold Heart (Williams) a ritmo de jump blues, como si la interpretara Louis Prima. After Hours era un ejercicio de exquisito lounge, y confirmaba a Malo como un superdotado intérprete capaz de adaptarse a cualquier estilo.

Tras After Hours, llegarían el navideño Marshmallow World & Other Holiday Favorites (2007) —donde no faltaban clásicos como Feliz Navidad de José Feliciano o Jingle Bells—, Lucky One (2009) —de nuevo con la coproducción de Steve Berlin— y Sinners & Saints (2010) —con el ‘Til I Gain Control Again popularizado por Emmylou Harris y el Saint Behind The Glass de Los Lobos y colaboradores como Augie Meyers, Ray Benson y Shawn Sahm—.

Les seguirían el directo Around the World (2012) con The Northern Sinfonia —con adaptaciones de Ornella Vanoni, Gilbert Bécaud, Édith Piaf… además de Guantanamera y Bésame mucho— y el doble de versiones Quarantunes (2021) —un proyecto solista iniciado durante la pandemia al que se sumaron otros músicos, además de los Mavericks y The Band of Heathens, “con canciones que nunca antes había grabado”, confesó—.

Paradójicamente para un cantante tan excepcional como Malo, su último álbum fue instrumental: en Say Less (2023), con todos los temas compuestos por él —excepto The Sound of Silence de Paul Simon—, su intención era demostrar su destreza con la guitarra con una gran variedad de estilos, de la cumbia al blues, del surf al spaghetti wéstern. Y lo cierto es que lo logró con creces.

Deja un comentario