En esta entrevista, realizada en Barcelona en 2006, el irunés explica la historia de este ambicioso proyecto, analiza canción a canción y también nos ofrece su valiosa opinión sobre temas calientes como el Estatut catalán y el alto el fuego de ETA.
Creo que empezaste a trabajar en 2005, y llegaste allí con unas maquetas ya hechas… Sí. Iba enviando las maquetas en MP3 al productor Clive Hunt, que es la persona más imprescindible de este proyecto, que se encarga no solo de contactar con los músicos, coordinar las horas, los estudios, sino también de que la gente sepa que tú eres el músico que vas a ir a trabajar con él, y te introduce en el Kingston real.
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Fermin, junto a Rita Marley. |
A nivel práctico, ¿cómo fue la grabación, es decir, qué pensaban los jamaicanos de vosotros, procedentes de una cultura tan distinta? ¿Hubo más choque o encuentro? En un principio fue más choque, y después se fue convirtiendo en encuentro. Pero fue un choque porque, para empezar, nosotros no grabamos así. La idea era seguir ensayando las canciones que ellos ya conocían también, y cuando empezaba a ponerse en ebullición, entonces se grababa, y sobre todo se grababa a la vez la batería, el teclado, el bajo, la percusión y la guitarra. Pero todos tocábamos juntos. El choque era sobre todo porque había un montón de gente: ellos se llevaban a sus amigos y todo el mundo quería participar en la música. Fue también una enseñanza para nosotros, esa idea de celebrar la grabación de un disco que luego queda para la posteridad, el estar presente en ese momento del encuentro, y ser partícipes, aunque no canten ni nada, solamente bailando, animando… Así como la disciplina de trabajo es increíble, quedar a un hora y estar todos allí, ese tópico del Caribe de “bueno, ya llegaremos…”, con los jamaicanos no se da, al menos con los que trabajamos. Todos llegaban a la hora, son muy disciplinados y humildes, y son musicazos. El choque era el de la idea de compartirlo con un montón de gente, porque en ese sentido soy mucho más europeo: la idea de la concentración, de que no hay nadie que venga. Encima, con el esfuerzo que teníamos que hacer para hablar en inglés, para entenderlos. Y luego, cuando hablaban entre ellos no les entendíamos nada, porque hablan en patois, con una jerga indescifrable, y hablan cantando además. Pero también era un reto.
En la película “The Commitments” uno de los personajes decía que los irlandeses eran los negros de Europa. ¿Sois los vascos los jamaicanos de Europa? (Risas) Sí, nosotros decíamos que somos afrovascos. Y sí que es verdad que en Euskadi, y creo que en todo el mundo, la influencia de la música jamaicana es algo omnipresente. Aunque también hay que reconocer que todo los estilos, sobre todo afroamericanos, es decir el soul, el rhythm’n’ blues, el funk y el gospel, influyeron en la música que se hacía en la isla hasta que empezó el ska. Y nosotros nos hemos fijado mucho porque el ska fue la música de la independencia en los primeros años sesenta, y para nosotros también fue la música de la independencia.
Antes de sacar este disco editaste dos recopilatorios, uno de Negu Gorriak -“Negu Gorriak 1990-2001” (Metak, 2005)-, y el otro de tus proyectos posteriores como Dub Manifest y Kontrabanda -“99-04” (Metak, 2004)-. ¿Era una forma de cerrar etapas y prepararse para esta nueva fase? Me gusta mucho la idea de las trilogías. El tercer disco de cada grupo con el que he estado trabajando es un punto y aparte, me gusta que sea así. El tercer disco de Kortatu fue “Kolpesz Kolpe” (Oihuka, 1988), en directo. El tercero de Negu Gorriak era el disco negro, un disco doble, muy complejo y a la vez completísimo –“Borreroak Baditu Milaka Aurpegi” (Esan Ozenki, 1993)-. En este sentido mi tercer disco era el blanco y negro, el “In-komunikazioa” (Metak, 2002), y después hice diferentes cosas, como un disco de encargo para una obra de teatro infantil –“Xomorroak (Bizitza Lorontzian) / Bichitos (La vida en el tiesto)” (Metak, 2004)-. Ahora con este disco sí he llegado a un punto y aparte: me ubico en un país y grabo con la gente del país. Es un punto y aparte, pero viene siempre marcado por el tercero.
Sin embargo ese retrato tiene le contrapunto agrio del recuerdo de Gernika… Sí, pero tampoco con rencor, ni siquiera con rabia. Es algo que hay que recordar, la memoria histórica la tenemos que llevar con nosotros, la tenemos que recuperar y mantenerla viva, pero tampoco con odio.
En “Baxua eta Lurra” hablas de gente tan diversa como Wu-Tang Clan, Tom Waits, Mikel Laboa y Michael Franti. ¿Qué tienen en común? Unos cuantos tienen en común que han trabajado con Jim Jarmusch. En concreto estoy hablando de “Coffee & Cigarettes”, cuando dicen lo de la transmisión sonora que hace la Tierra… Aparece la gente de Wu-Tang Clan en un café y dicen que la música es un elemento curativo. Tom Waits, cuando está con Iggy Pop, también dice lo mismo. También el reggae es una música que ellos consideran curativa. Yo también, porque creo que es una música que te ayuda cuando estás en los peores momentos de la vida, pero también en los más optimistas y más vitales, y también en los momentos en los que tienes que levantarte y luchar por tus derechos, como dijeron Peter Tosh y Bob Marley. Me encantan Wu-Tang Clan y esa idea de unir medicina con música, como hizo también antes Mikel Laboa. Él era psiquiatra y trabajó con niños discapacitados, y también es una gran referencia para nosotros, una especie de tótem que también hizo sus dubs o experimentos sonoros con los lekeitios, como los llama él, deconstructivismo sonoro de sus propias canciones. Y Michael Franti tiene la reivindicación del mantenerse humano. Nosotros, en el País Vasco, hemos hablado tanto de intentar humanizar el conflicto…
Volvamos con las canciones. “Basque xamuraia” desconcierta un poco con su estética de artes marciales (Bruce Lee, películas como “Ghost Dog” y “Zatoichi”). Yo sabía de la influencia de toda la comunidad china en Jamaica. Y no solo allí: en toda la música reggae hay un montón de productores de origen oriental. Además en Holanda, hay un coffee shop que se llama Easy Times, donde siempre tienen música reggae y una pantalla con películas de artes marciales, esta es la combinación. A mí también me han gustado siempre mucho las artes marciales, en el País Vasco mucha gente las practica. Es una manera interesante de caminar por la vida, con ese “respect”, ese respeto, esa es la palabra clave. Voy contando una serie de imágenes del samurai vasco, relacionándolo también con el hecho de estar conectado con la naturaleza y prepararte para un mundo lleno de contradicciones, ese campo minado de oximorones. Reivindico también la poesía del haiku, reivindicada sobre todo por todos los grandes escritores latinoamericanos, desde Borges hasta Benedetti. En el País Vasco también le encanta a mucha gente. Es una canción de la que estoy muy contento, porque cuento cosas distintas; es otra visión de la vida, pero siempre desde el punto de vista comprometido.
El tema de las artes marciales también enlaza con los Black Panthers y el Black Power, presente en la siguiente canción, “Beamon Jauzia”. Sí, por eso hay una lógica en todas las canciones, hay una especie de hilo narrativo conductor que une las canciones.
El 9 de mayo se estrenó en ETB1 “Fermin Muguruza: Euskal Herria Jamaika Clash”. ¿De qué trata? Mi idea no era solo llegar a Jamaica y grabar un disco sino estar ahí, y empaparnos de la vida cotidiana, de comer con ellos, de estar en sus casas, y de llevar una cámaras y grabar todo lo que íbamos a hacer para que quedara constancia, quedara un testimonio de esa manera de grabar en Jamaica, de ese encuentro entre los vascos y los jamaicanos; preguntarles a ellos qué sabían del País Vasco antes de que llegáramos nosotros, cuál había sido la historia del reggae, qué suponía para ellos su historia político-social… todo esto se cuenta en el documental, que al final es una película de hora y media. Creo que es muy interesante: es ilustrativa, es divertida, es pedagógica, es un documental que me ha satisfecho mucho podido realizar. Y encima es un documental muy de guerrilla porque lo hemos realizado nosotros mismos, con nuestras cámaras. Lo que perdíamos en el aspecto técnico, porque no teníamos micros ni jirafa, sino solo el sonido de la cámara, lo ganábamos en frescura. Vamos a intentar que se vea en otras televisiones y en el festival In-Edit, igual se va a estrenar ahí. Y para final de año, la intención es sacarlo en DVD –se publicó como “Bass-que Culture” en 2006, y puede verse en su integridad en el vídeo bajo estas líneas-. Pero me ha desbordado completamente la realización del documental, no sabía en qué me estaba metiendo. Sé lo que es hacer un disco, pero un documental no. Escribí también las preguntas, el guión,… pero en muchos momentos me ha superado, provocándome insomnio. Pero lo hemos conseguido.
El nuevo sello Talka: ¿es el resultado del cierre de Metak en enero? Si Metak continuara, yo tenía mi propio sello Kontrakalea con la estructura de Metak, y hubiera estado con ellos. Pero ha sido un año muy duro. Intentamos salir de ese bache con el DVD de Negu Gorriak, pero la verdad es que era una estructura ya pesada, y en unos cuantos meses se podía hacer un agujero muy grande, podía ser una bancarrota grave. Se decidió cerrar. Talka es simplemente consecuencia de mi apuesta por la independencia y la autogestión, con la que ya comencé con Kortatu y después se materializó cuando licenciaba mis discos a través de las discográficas vascas y después cuando se empezó a construir a través de mi propio sello Esan Ozenki. Y ahora he creado Talka, con esa renuncia a las multinacionales, porque siempre he apostado por esa autogestión y por ese “háztelo tú mismo”, y esa coherencia me llevaba crear otra vez mi propio sello para editar este disco.
¿Cómo has vivido en estos meses fuera del estado español el tema del Estatut y la tregua (a partir del 24 de marzo)? Con el alto el fuego ya estaba aquí, al poco tiempo de llegar llegó el alto el fuego permanente. En primer lugar, lo del alto el fuego ya se intuía, y cuando llega realmente y se hace esta declaración es una gran noticia. No es una cosa que viene de la noche a la mañana, sino es algo que se sabe que se está haciendo porque realmente se van a poner en marcha los resortes para que no haya una vuelta atrás, y eso es lo más importante. Eso es realmente lo que a la gente nos anima y nos devuelve el brillo en los ojos. Y lo del Estatut es una historia muy triste para mí, y la verdad es que es bastante penoso: ¿cómo puede ser que haya que ir a Madrid con un estatuto aprobado por el noventa por ciento de los catalanes para que después se lo cepillen, como dijo Alfonso Guerra? A partir de ahí, todo lo demás me ha parecido algo penoso, que al final se haya acabado pactando con CIU, cosa que siempre ha pasado.
Eso está muy bien, pero falta que en Madrid traguen… Claro, pero en el País Vasco hay un tejido social muy importante y un movimiento social que se va activar y va a responder. Y va a haber una presión popular para que todo esto se acepte. Con esto de la tregua se ha acabado un episodio de la historia de nuestro país que estábamos deseando que acabara, pero ahora es cuando estamos mucho más activos, es cuando la palabra tiene el poder, es el momento de convencer, antes que vencer. Es el momento de utilizar otro tipo de expresiones de resistencia, incluso hasta de desobediencia civil. Con lo del Estatut hay gente que por primera vez me ha dicho: “Es que no sé lo que voy a votar”. Un montón de gente no quiere votar “No” porque es lo mismo que vota el PP, pero tampoco “Sí” porque es una bajada de pantalones. Entonces ¿qué? Es una gran decepción, y es un gran desencanto, y eso no nos lo podemos permitir. Ese desencanto provoca un desentendimiento, y decir que toda la política es basura. Es como esa idea de que cuando aquí llega el tripartito piensas: “Qué interesante”. Para gobernar, la izquierda debe tener un proyecto de izquierda sobre la educación, la sanidad, la cultura… Pero si llegan al poder y hay disputas dentro del poder, que es la gran lacra que hemos tenido la gente de izquierdas… siempre nos ha pasado esto, y no aprendemos, siempre hay pugna por el poder, en vez de realizar proyectos.
Y aquí puedes escuchar todo el álbum: