En anteriores ocasiones he hablado de mi periplo a Nueva Orleans en 1992, y otro tópico que no podía faltar en mi visita a la ciudad era el recorrido por el Mississippi en el barco de vapor o steamboat .
Así que me dirigí al puerto para subir al Natchez (ese es el nombre de uno de los más famosos/turísticos). Por cierto, que como si se tratara de una atracción, al llegar te hacen una de esas fotografías que después enmarcan en cartón y te venden a un precio desorbitado. Reconozco que caí en la trampa, pero mi pudor me impide reproducirla aquí.
Antes de nada, es necesario explicar que montar a bordo de este barco no es como pasear en una golondrina del puerto de Barcelona, sino que es más parecido a coger el ferry para ir a Palma de Mallorca. No se trata solo de las dimensiones de la embarcación, sino que la magnitud la percibes cuando navegas por el Mississippi.
Personalmente, mi idea de los ríos era muy diferente, es decir, la típica del riachuelo en el cual puedes ver ambas orillas y todo parece estar muy cerca. Pero cuando contemplas el Mississippi… eso es un mar, más que un río. De pronto entiendes por qué ha generado tanta literatura y tanta música, comprendes la esencia del blues… porque esto no es un simple río.
Vayamos a los datos objetivos: con una longitud de 3.766 kilómetros, nace en el norte de Minnesota y desemboca en el golfo de México, atravesando diez estados a su paso (Minnesota, Wisconsin, Iowa, Illinois, Kentucky, Missouri, Arkansas, Tennessee, Mississippi y Louisiana). Es precisamente en este último donde el caudal medio es el mayor de todo su recorrido.
Dejemos las cifras, por apabullantes que sean. Como antes explicaba, el Mississippi ha sido una fuente de inspiración para artistas de todo tipo y de cualquier lugar. En el ámbito literario, el autor más famoso es, sin duda, Mark Twain (1835-1910), con obras como la autobiográfica Vida en el Mississippi (1883) y las más populares Las aventuras de Tom Sawyer (1876) y Las aventuras de Huckleberry Finn (1884).
Otro escritor norteamericano que se inspiró en el Mississippi fue Herman Melville (1819-1891), en su novela The Confidence-Man: His Masquerade (1857), protagonizada por los pasajeros de un barco de vapor que se intercambian relatos mientras descienden el río. En esta página se puede descargar en diferentes formatos para ebook.
Pero es la música la que más creatividad ha desencadenado a partir de la influencia del Mississippi. De entrada, el río y su delta son reconocidos como la cuna del blues… aunque esa es una historia muy larga para ser contada aquí.
Entre las canciones más famosas que ha inspirado el río sin duda está la que abría la sesión de la semana pasada, Big River de Johnny Cash. Su letra habla indiscutiblemente sobre el río (aunque no lo cita por su nombre en ningún momento) a través de los lugares que recorre su protagonista en busca de una relación amorosa fracasada: Saint Paul, Davenport, St. Louis, Memphis, Baton Rouge y Nueva Orleans son ciudades por las que pasa el Mississippi.
Curiosamente, Johnny Cash explicó en su programa televisivo de la ABC el 6 de enero de 1971 que a la versión que se conoce de la canción (la grabada en los estudios Sun de Memphis) le faltaba una estrofa que se cortó finalmente por su excesiva duración. E hizo más: la interpretó junto a The Tennessee Three y Carl Perkins en su integridad, con el texto inédito:
“Well now I pulled into Natchez the next day, down the river, and there wasn’t much there to make a rounder stay very long, and when I left it was raining so nobody, saw me cry, Big River, why’s she doing me that way”.
Años más tarde, esta canción se incluyó en Highwayman (1985), el debut del supergrupo country The Highwaymen, integrado por Kris Kristofferson, Johnny Cash, Waylon Jennings y Willie Nelson. La nueva versión incluía la estrofa “perdida”. Aquí los podéis ver en directo en Central Park: