
Confieso que uno de los personajes a quien más me hubiera gustado entrevistar era Prince… aunque la verdad es que también me hubiera acojonado, para qué engañarnos. Lo más cerca que estuve del genio de Minneapolis fue cuando, en verano de 1995, pude charlar con su banda, The New Power Generation.
1978: un enclenque de 20 años con bigotillo y pelo afro irrumpió en el mercado discográfico con For You, el inicio de una serie de álbumes con una leyenda que se haría famosa: «Produced, arranged, composed and performed by Prince».
1990: apareció por vez primera el nombre de New Power Generation (NPG) en el LP Graffitti Bridge, como título de una canción y del grupo que, a partir de entonces, apoyaría a Prince, dejando atrás sus etapas juanpalomeras y junto con The Revolution. Diamonds And Pearls (1991) supondría la vuelta al sonido de banda, lejos de los alardes masturbatorios del chico de Minneapolis.
La primera formación de NPG incluía a Tommy Barbarella, Rosie Gaines, Michael B. (Bland), Sonny T. (Thompson), Levi Seacer Jr., Tony M., Kirk Johnson y Damon Dickson. En 1992, el álbum titulado con el símbolo vio la baja de Rosie y la presentación de Mayte Garcia, además de la incorporación de The NPG Hornz.

Y llegaron los problemas de Prince con Warner, su cambio de nombre por un símbolo y todo lo demás. Se suponía que, a partir de entonces, se retiraría de los escenarios, se separaría de NPG… Pero en 1994 se publicó, por una parte, Come, el álbum que documentaba la «muerte» de Prince, y donde este se acompañaba de Michael B. (batería), Sonny T. (bajo y voz), Barbarella (teclados), Morris Mr. Hayes (teclados), Mayte (coros y baile) y The NPG Hornz; y, por otra, The Most Beautiful Girl In The World y The Beautiful Experience, en el nuevo sello NPG Records, con los mismos compinches.
Desde ese momento, NPG funciona como la banda que acompaña al ex-Prince y también como grupo autónomo con sus discos propios. En 1993 vio la luz Gold Nigga, su álbum de debut, con trallazos del calibre de Black MF In The House, Call The Law, Goldnigga y Deuce & A Quarter, temas que suelen ser interpretados en los aftershows.
En 1994, NPG, junto con The Steeles, publicaron el single Super Hero para el filme Blankman (Mike Binder, 1994), un tema de Prince escrito para el álbum de Earth, Wind & Fire Millennium (1993). Finalmente, en 1995 ha aparecido Exodus, con la incorporación de Tora Tora, una nueva personalidad de Prince, aunque sus compañeros se empeñen en decir que es «un loco del Northside que toca el bajo. Es demasiado funk».

Agosto de 1995: habitación de hotel de lujo con vistas al mar, y me encuentro a solas con Mayte Garcia (aún no se ha casado con Prince). No hace falta decir que es una de las más «beautiful girls in the world», y tampoco es preciso describir su escueto vestido (me acuerdo de esa frase de Chiquito de la Calzada que decía «trabaja menos que el sastre de Tarzán») que, más que incitar al pecado, invita a la espiritualidad. Es la misma sensación que tuve con Martika. Si bien en el escenario Mayte es un torpedo sexual, al natural parece de lo más inocente.
De pronto, recuerdo las filmaciones incluidas en el video 3 Chains O’ Gold (1994), con una Mayte niña bailando la danza del vientre y haciendo equilibrios con cuchillos. Ahora, tras grabar los singles The Most Beautiful Boy In The World (1994) e If I Love U 2Night (1995), ha publicado su primer larga duración, Child Of The Sun (1995). «Me acompaña NPG, mientras que ‘ÉL’, el artista antes conocido… (susurrando como si rezara) toca y produce. Hay tecno, house, pop, jazz, salsa, funk, rock, un poco de todo. La mayoría del disco es en inglés, pero también digo palabras en castellano en ciertas canciones. Además, también he grabado el primer single, ‘If I Love U 2Tonight’, en los dos idiomas».
Suena el timbre y llega Morris Hayes, impecablemente vestido de negro y con calva reluciente. Entro a saco con el cuestionario, y recuerdo que, en 1990, la letra de New Power Generation decía: «We want to change the world / the only thing that’s in our way is you. / Your old fashioned music, / your old ideas, / sick and tired of your tellin’us what to do». ¿Una declaración de principios? «Definitivamente, lo has captado: somos mucho más que una banda de funk corriente. Intentamos cubrir áreas diferentes, decir algo en las letras… divertir, pero ofrecer también un mensaje al mismo tiempo. En la música las modas pasan, pero nosotros nos mantenemos».

Otro timbrazo. Ahora es Sonny T., barrigudo, tocado con una boina, y en el grupo desde sus inicios. «La banda se ha pulido y se ha convertido en una máquina eficiente. Tras la marcha de Levi, de los bailarines y de los metales, ahora solo quedan cuatro hombres, una mujer y un líder. No hay distracciones, está todo más centrado. Ese es el cambio principal».
Un cambio que también ha afectado al sonido: lejos han quedado los desarrollos más jazzísticos, para regodearse con el funk más alocado. «Abarcamos todo tipo de estilos: en nuestros shows aún hay rap, jazz, funk, rhythm’n’blues, muchas cosas. Creo que esta banda es muy libre, porque puede hacer cualquier cosa, incluso country’n’western. Nos podemos amoldar a ti, pero tú no puedes amoldarte a nosotros», bromea Morris. Me lo creo, puesto que los he oído versionar hasta el Proud Mary de Credence Clearwater Revival.
Sonny insiste en el tema de la versatilidad: «Nos hemos especializado en funk, pero podemos cubrir cualquier género. En el álbum de Mayte habrá house, tecno, salsa, dance… Hacemos acid jazz fusión con Madhouse, NPG mezcla rock y funk, y en ‘The Gold Experience’ (1995) también hay de todo, baladas calentorras y temas como ‘319’. Podemos hacer de todo. Es la naturaleza de esta banda: una gama salvaje de diferentes texturas y diferentes sonidos. Odio a esos grupos que intentan hacer cosas de las que no son capaces, como los que en lugar de jazz hacen ‘fake jazz’. ¿Es eso jazz? No, es ‘fazz’, fake jazz».

Hablemos del primer álbum de NPG, una joya llamada Gold Nigga, pieza codiciada por los coleccionistas dada su nula distribución. «En esa época nos frustraba lo que sonaba en la radio, así que nos metimos en un estudio y grabamos unas cuantas canciones para sacar un CD. Pero no lo hicimos para el mercado de las majors; básicamente fue algo para nosotros y nuestros amigos. Solo se vendió en una tienda de Minneapolis y en otra de Londres. Queríamos hacer un CD para regalar, sin identificación ni referencia. Por eso, consideramos más bien que ‘Exodus’ es nuestro primer álbum, porque se ha hecho con un contrato discográfico, estamos promocionándolo, etc».
Según el propio grupo, Exodus supone el inicio de un largo viaje hacia la libertad. «Actualmente, la tecnología nos permite hacer los discos en casa: eso va a cambiar el negocio y la industria musical. Nosotros somos un grupo libre: tocamos, grabamos, poseemos los masters y tenemos el control. Por desgracia, esto no es igual para todos. En la industria, hay unos tipos que deciden ‘esto es bueno o esto es malo’, contables que ganan mucho dinero. Muchos de los que están en el negocio no son músicos, y no distinguen entre el sonido de una guitarra y el de un teclado. Queremos crear música, sea buena o sea mala: eso deben decidirlo los fans. Pero no rechazamos a las discográficas: deben estar ahí, para distribuir los discos. No podemos montarnos en una camioneta y repartirlos nosotros; aunque, si fuera preciso, lo haríamos».
Vayamos al contenido del disco. Exodus es un álbum muy visual, con esos «segues» entre tema y tema. ¿Existe una versión en video de todo esto? Un error de pronunciación (digo «sex» en lugar de lo correcto) y estallan las carcajadas. «No, no estamos tan locos. Es un concepto interesante, saldría una película. Pero no, ese es el tipo de cosas que hacemos cuando estamos metidos en el estudio, entre toma y toma: bromeamos, y luego lo añadimos al disco. Además, tenemos un micrófono estéreo que llevamos a todas partes, y a veces grabamos sonidos de tráfico y esas cosas. De todas formas, muchas gracias por la sugerencia, lo tendremos en cuenta».

Mayte está demasiado callada, así que le dirijo una pregunta: ¿qué significa lo de «spanish vibes and hallucinations» de los créditos? «Siempre estaba rondando y hablando en castellano, y ellos no me entendían. Me decían: «¡Eh, eso suena bien, dilo otra vez!». Eso eran las spanish vibes». Sonny T. aclara lo de las alucinaciones: «Cuando grabamos la canción ‘Hallucination Rain’, todos nos sentíamos acalorados como si estuviéramos en el desierto. De pronto apareció ella y fue como un gran espejismo».
Exodus utiliza parte de la imaginería de ciencia ficción acuñada por George Clinton. ¿Es una referencia? «George es una de nuestras influencias, y lo respetamos. Hemos tocado con él, pero en ese momento no le seguía ninguna nave espacial. Así que simplemente hablamos de nuestra propia experiencia».
Experiencia: palabra clave en el concepto de las canciones de NPG, concebidas como experiencias interactivas. Morris luce todo un catálogo de muecas para explicarlo: «Cada una es como una endorfina distinta en tu cerebro, te proporciona una experiencia. Puedes tener visiones de cuando estabas enamorado o preocupado; luego está la experiencia funk (balancea la cabeza como colgado); la experiencia rock (con la mano cornuda de Beavis y Butthead y expresión garrula); la beautiful experience (con la cara que debió poner Hugh Grant cuando se corrió en la ídem de Divine Brown)… Puedes acceder a toda clase de experiencias».
Una de las virtudes de NPG es que muchos de sus temas parecen estar grabados en directo: es el caso de Get Wild y New Power Soul. «El álbum se hizo casi todo en un día: en un sábado, grabamos seis o siete temas seguidos, uno tras otro. Luego desarrollamos las ideas que más nos gustaban de esas improvisaciones. Por eso tienen esa sensación de estar registrados en directo. Es un material muy espontáneo».

Esto nos lleva a otro de los puntos clave del sonido NPG: ¿es fruto del ensayo o de la improvisación? «Ensayamos todo el tiempo, incluso cuando grabamos; nunca paramos. Si quisiéramos hacer una gira en este preciso momento, estamos preparados. Somos como pistoleros a sueldo». Otro de los rumores: ¿es cierto que sois capaces de tocar cualquier canción en cualquier momento? «Sí, y eso es lo excitante, nunca nos aburrimos. Es casi como un entrenamiento psicológico. En mi teclado llevo preparados setenta y cinco temas, y podemos acceder a ellos en cualquier momento» (Morris).
NPG han incluido dos de sus canciones en bandas sonoras: Get Wild en Pret-à-porter (Robert Altman, 1994) y Super Hero en Blankman. ¿Satisfechos? «Sí, es algo que volveremos a hacer en el nuevo filme de Mayte, ‘Mayte Strikes Again’ (risas). Nos gusta hacer de todo: más adelante habrá también un ballet, y probablemente algo para Broadway. Nos gusta explorar y expandirnos; nunca diremos ‘no podemos hacerlo’. ‘Exodus’ solo ofrece un aspecto de NPG: a lo mejor el próximo disco será totalmente distinto. Estamos aprendiendo y creciendo: nuestra música cambiará constantemente, aunque en el fondo siempre permanecerá la integridad y el funk». ¿Otros proyectos? «El tercer disco de Madhouse y la preparación de ‘Exodus 2: The Sequel’ (más risas). Seguiremos grabando mientras la gente quiera».
He reservado para el final las preguntas espinosas. Entono para mis adentros el mea culpa y me lanzo: ¿qué hay de todo el material ilegal de NPG que circula por ahí? «Desgraciadamente, los fans no se dan cuenta de que perjudican al artista comprando discos piratas. Además, el sonido es malo en un 97%. No es lo mismo que nosotros regalemos grabaciones a nuestros seguidores. El que compra piratas los paga, y alguien se beneficia de ello. Es una transacción comercial, y nos roban con esto. Cuando estás en la posición del artista, lo ves desde otra perspectiva. Ahora mismo, no firmamos autógrafos en álbumes piratas».

Y, por fin, la pregunta del millón: ¿qué habéis aprendido con Prince? Caras de asombro y estupefacción (como si hubiera blasfemado), mientras exclaman al unísono «¿CON QUIÉN?». Rectifico y pronuncio casi como una plegaria la frase mágica: «el artista anteriormente conocido como Prince», o sea AFKAP, el autor del reciente The Gold Experience. Caras de alivio y satisfacción general. «Hemos crecido como artistas y como personas (Mayte). Musicalmente, me siento capaz de hacer cualquier cosa y de aspirar a metas más altas. Eso es muy importante en una situación como la actual, en que la música está dominada por el aburrimiento» (Sonny).
Reservo la sorpresa para el final: saco unos cuantos discos con el propósito de averiguar influencias. Entre ellos están Hey Man… Smell My Finger (1993) de George Clinton («Mira, aquí aparezco junto a Mr. Herbie Hancock en los créditos», grita orgulloso Morris), Life On Planet Groove (1992) de Maceo Parker, Doo-Bop (1992) de Miles Davis, y Blasters Of The Universe (1993) de Bootsy’s New Rubber Band. Alborozo general: Sonny imita la voz ronca de Miles y los gritos alucinados de Bootsy. «La música permite a la gente expresarse de diferentes formas. Todos estos álbumes son excelentes, pero nunca hemos pretendido ‘sonar como…’. Nosotros solo tocamos, tío, cogemos nuestros instrumentos y tocamos. Es una forma más de hacer música libre».
Me rindo al intercambio de autógrafos y les comento que la carpeta interior de Exodus es fatal para estampar firmas, así que he traído la de The Beautiful Experience. Morris se ríe de la imagen de su calva: «Parece una roca lunar». Les pido hacerme una foto con ellos. Al principio, se muestran reticentes, pero al ver que es un recuerdo para un fan irredento como yo, aceptan. Y, mientras tanto, me pregunto si en la habitación de al lado estará Prince –perdón, el artista antes conocido como… o Tora Tora, su nueva personalidad– escuchándolo todo.
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