
Es hermano de otro cantautor ilustre, Bruce Robison, y estuvo casado con una de las Dixie Chicks… perdón, The Chicks, como se hacen llamar ahora por aquello de la corrección política. Tal día como hoy, en 1964, nació uno de los cantautores de raíces más interesantes, por desgracia retirado prematuramente.
Charlie Robison explicaba así su método para componer: «Todo es tan visual para mí que el proceso es más parecido a pintar un cuadro que a escribir una canción. Veo un lugar, y luego todo lo demás surge de ahí».
Con una habilidad innata para contar historias y crear retratos vívidos y reales, el cantautor texano consiguió un perfecto balance entre la credibilidad del country alternativo y los éxitos del country comercial.
Como muchos otros, de niño Charlie absorbió la música que escuchaba en la escena honky tonk de su Bandera natal y creció también con las canciones de Gram Parsons y Bruce Springsteen. Tras descubrir la escena de Austin a los 15 años, Charlie empezó a componer su propio material, influido por el rock y por el country a partes iguales.
Luego pasó por grupos como Chaparral, Two Hoots & A Holler y The Millionaire Playboys, y tocó en el disco Gravity (1992) de Alejandro Escovedo. En 1995 debutó con Bandera, al que seguiría Life Of The Party (1998) –que incluía uno de sus mayores éxitos, My Hometown– y Unleashed Live (2000), un directo junto con su hermano, el también cantautor Bruce Robison, y el también interesante Jack Ingram.

Su tercer largo con solista, Step Right Up (2001) fue una muestra ejemplar del sonido robusto y enérgico de Robison, el perfecto antídoto ante la sobredosis de sentimentalismo azucarado que invadía (y sigue invadiendo) las emisoras country comerciales. Como complemento a ese sonido, destacaban unas letras que reflejaban su visión de la vida, en la que hay cabida para las tragedias y los errores, y en la que el amor no lo es todo.
En el álbum, producido por Blake Chancey (conocido por sus trabajos con Dixie Chicks, David Ball y Mary Chapin Carpenter), Charlie estuvo respaldado por amigos como Jim Lauderdale, por su hermano Bruce, y por su esposa Emily Erwin, una de las componentes de las Dixie Chicks, con quien se casó en 1999 –y de la que se divorciaría en 2008–.
El tema que abría el disco, un contundente honky tonk-rock con guitarras graníticas, ya era toda una declaración de principios de Charlie: Right Man For The Job –«soy el hombre adecuado para este trabajo»–, es decir, el tipo que le faltaba al country de ese momento.
Las muestras de talento de Robison aparecían por todas partes: Desperate Times, un tema que podría firmar sin problemas Steve Earle, con su genial mezcla de raíces y rock, para contar la historia de un policía convertido en ladrón de bancos, y la deliciosa balada a ritmo de vals The Wedding Song, a dúo con Natalie Maines, de las Dixie Chicks.
También destacaban el magnífico tex-mex One In A Million, donde no faltaba ni el acordeón ni el bajo sexto, digno de convertirse en un hit de los Texas Tornados, y las raíces irlandesas de John O’Reilly (el relato de un inmigrante en la era de la Depresión con un ritmo saltarín y festivo y coros de algarabía de borrachos), y de la balada Life Of The Party (un himno alcohólico con acordeón y tuba a mayor gloria de los Pogues o Tom Waits).
Componer es más parecido a pintar un cuadro que a escribir una canción. Veo un lugar, y luego todo lo demás surge de ahí
Más cerca del rock con raíces más convencional, Robison salía victorioso con el épico The Preacher (con un órgano de guiños góspel) y Tonight (compuesta por su hermano Bruce). Y en el cajón de las sorpresas nos dejó tres versiones: el Sweet Inspiration de The Hollisters, y dos temas de uno de sus grupos preferidos, NRBQ: I Want You Bad (con una estructura de perfecta canción pop), e It Comes To Me Naturally (ecos de frontera a la manera de Joe King Carrasco, con el sonido característico del órgano Farfisa).
Con un estilo de lo más ecléctico y variado, Robison se confirmó como uno de los valores del country más interesante e inclasificable de los primeros años del siglo XXI.
Tras Step Right Up, el texano publicó Live (2002), Good Times (2004), Beautiful Day (2009), el también directo Live At Billy Bob’s Texas (2013) y High Life (2013), su último trabajo.
Además, participó en dos álbumes de tributo –Kindred Spirits. A Tribute To The Songs Of Johnny Cash (2002), donde interpretó Don’t Take Your Guns To Town, y Why The Hell Not… The Songs Of Kinky Friedman (2006), con Wild Man From Borneo–, y su canción Good Times fue incluida en uno de los episodios de la serie True Blood.
En 2018 Robison anunció que, desgraciadamente, su carrera como cantante había terminado a consecuencia de las complicaciones de una operación en la garganta.