
En un mundo ideal, sería una estrella. Su inigualable talento vocal y su capacidad para componer grandes canciones la sitúan muy por encima de la comercialidad de la música actual. Por eso es una artista de culto, que ha tenido que recurrir al crowdfunding para publicar sus últimos trabajos. Para celebrar que hoy es su cumpleaños vamos a repasar su carrera. Happy birthday!
Ante un fenómeno como Dayna Kurtz, surgen las comparaciones: Nina Simone, Tom Waits, Marianne Faithfull… ¿Y la ceguera de los expertos? ¿Cómo es posible que Bob Powers y Craig Street, productores especializados en trabajar con grandes voces (Erykah Badu y Cassandra Wilson, respectivamente) la dejaran escapar?
Ellos se lo perdieron, y nosotros ganamos con Postcards From Downtown (2002), el debut –sin contar el live Otherwise Luscious Life (1997)– de la cantautora más apasionante de los últimos tiempos. No sólo era su voz grave, cálida y dramática, emocionante hasta decir basta; también sus cuentos de corazones rotos, envueltos con una instrumentación acústica con cuarteto de cuerdas y acordeón.

En su primer álbum en estudio, Dayna utilizó el romanticismo del vals (Fred Astaire), la bohemia afrancesada (Paterson, pese al final en italiano), las raíces del country (el tema titular), el jazz enfermizo (Last Good Taste y Just Like Jack), el cabaret deudor de Kurt Weill (Miss Liberty) y hasta la angustia posindustrial (Somebody Leave A Light On). Pero si mi vida dependiera de escoger una sola canción, no dudaría: Love Gets In The Way, con un estribillo que pone los pelos de punta, es tan bella que te rompe en pedazos.
Tras esta obra maestra que nos demostró que Kurtz era una compositora e intérprete sin parangón, quienes seguimos de cerca la carrera de la norteamericana empezábamos a preocuparnos por un encasillamiento –como la autora de baladas excelsas– que le impedía lucir su talento en toda su extensión.
Esa fórmula pudo apreciarse en sus posteriores Beautiful Yesterday (2004) –con algunas brillantes versiones, como Joy In Repetition (Prince), Left Alone (Billie Holiday), Everybody Knows (Leonard Cohen), I Got It Bad (And That Ain’t Good) (Duke Ellington) –con Norah Jones– y Parlez-moi d’amour (popularizada por Lucienne Boyer)– y Another Black Feather… (2006) –con solo dos covers, All Over Again (Johhny Cash) y Hope She’ll Be Happier (Bill Withers)–.
Y, de pronto, Kurtz dejó su Nueva Jersey natal para instalarse en Nueva Orleans, apareció American Standard y callamos la boca… para abrirla de admiración. Más enérgica que nunca, con una habilidad instrumental desconocida (diestra con el banjo, la guitarra y la lap steel), nos entregó su trabajo más variado estilísticamente hasta ese momento.

En el álbum estaban esas baladas que nos erizan el vello y nos convierten en peleles a merced de los sentimientos, desde la joya de la corona Are You Dancing With Her Tonight? –con guiños al I’m Sorry de Brenda Lee– hasta las versiones del Here Comes A Regular de Paul Westerberg (The Replacements) –con Keren Ann– y del Don’t Go Down de Elliott Smith, pasando por el vals bluegrass de Invocation.
Y cuando uno ya estaba con las barreras emocionales por los suelos, llegaba Dayna y te levantaba el ánimo con el rockabilly más añejo –Good In ’62, con guitarras espectaculares–, el rock’n’roll más intimidante –Billboards For Jesus y el Lou Lou Knows de Slim Willet–, el honky tonk blues más seductor –Hanging Around My Boy, de y con el veterano de Sun Records Sonny Burgess– y el pasacalle más exuberante y optimista –Election Day, con los metales de The New Orleans Nightcrawlers–.
Grabado en Nueva Jersey, Memphis y Nueva Orleans, American Standard supuso un soplo de aire fresco en la brillante trayectoria de la cantante, quien, por fin, empezó a desmelenarse y apartó (un poco) su sambenito de crooner crepuscular.
Pero la cosa no acabó ahí: impregnada del espíritu de Nueva Orleans, en 2012 apareció Secret Canon Vol. 1, un álbum de covers. A la hora de enfrentarse a un disco de versiones, es muy fácil distinguir a un verdadero amante de la música de un cantamañanas: mientras el primero descubre joyas perdidas y caras B de singles descatalogados, el segundo recurre siempre a las canciones más conocidas, esas que suenan en anuncios y películas.
Dayna pertenece a la primera categoría, y Secret Canon Vol. 1, editado simultáneamente en Estados Unidos junto con American Standard (aunque este se publicó en Europa en 2009), fue una excelente prueba de ello. La cantautora consideraba que ambos discos son complementarios y “representan las dos caras de mi amor por los formatos de la música americana”.

Mientras American Standard estaba más orientado al country y al rockabilly, en Secret Canon Vol. 1 rendía homenaje a torch songs, jazz y rhythm’n’blues de los cuarenta, los cincuenta y principios de los sesenta, su época preferida, porque “las líneas entre géneros aún no se habían trazado”.
El recorrido incluía gemas ocultas de Floyd Dixon (Do I Love You), The Blenders (el trotón Don’t Fuck Around With Love) y Nat «King» Cole (If Yesterday Could Only Be Tomorrow y Come In Out Of The Rain, para derretir almas) y torch songs rompecorazones: I’ll Close My Eyes, popularizada por Dinah Washington; Sweet Lotus Blossom, una oda a la adicción a la marihuana de los años treinta; un Take Me In Your Arms para ahogarse en lágrimas; Call Me Darling, un precioso dúo con el cantautor Jack Williams que pone la piel de gallina, solo con sus voces y una guitarra acústica, y Your Fool Again, con sabor a taberna de Bourbon Street tomando la última tras una noche de fracaso.
Solo encontramos un tema compuesto por Kurtz, Not the Only Fool In Town, un baladón rhythm’n’blues brillante como un clásico de Nueva Orleans (contaba con George Porter Jr., bajista de The Meters, y el pianista David Torkanowsky).
Aparte de la majestuosidad del repertorio (fruto de una cuidadísima selección) y de la siempre imponente e impresionante voz de Dayna, Secret Canon Vol. 1 no dejaba de ser una metáfora de la situación que la cantante vive, y que describía muy bien en su Bandcamp: “Mientras los europeos la adoran, es obscenamente menospreciada en su propio país”. Por cierto, este álbum y American Standard se financiaron casi íntegramente gracias a las donaciones de sus fans.
Poco después y con la misma idea de rescatar joyas, llegó Secret Canon Vol. 2 (2012), con adaptaciones de Eddie Bo (So Glad), Mabel John (Same Time, Same Place), Johnny Adams (Reconsider Me), Johnny Guitar Watson (One More Kiss), Helen Humes (All I Ask Is Your Love), Jack Grayson (Go Ahead On), Betty Harris (I’ll Be A Liar) y Frank Sinatra (I’ve Had My Moments), con una mayor presencia de metales para potenciar el rhythm’n’blues y la influencia de su ciudad adoptiva, Nueva Orleans.

Las últimas grabaciones de Dayna hasta el momento han sido Rise And Fall (2014) –de vuelta a un sonido menos exuberante, con una única versión, You’ll Always Live Inside Of Me de Bobby Charles y David Allan Coe– y los directos Here Vol. 1 (2017) y Here Vol. 2 (2018), ambos grabados con el guitarrista Robert Maché (ex Continental Drifters) durante su gira holandesa de 2016.
Por otro lado, en 2017 Dayna creó el grupo Lulu And The Broadsides, con Maché y otros músicos de Nueva Orleans como James Singleton, Glenn Hartman y Carlo Nuccio. En 2019 publicaron su primer mini LP, Lulu And The Broadsides. Sampler, con tremendas versiones del One Night Of Sin (Smiley Lewis), el baladón soul Do Right Woman, Do Right Man (popularizado por Aretha Franklin, pero compuesto por Dan Penn), el rhythm’n’blues He’s A King (Barbara McNair), el rockabilly Cindy Lou (Dick Penner) y Anytime (Dee Irwin), junto con estimables temas propios como You’re Trouble y A-Grade.