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Los demonios populares de Greg Trooper

Pertenecía a ese selecto grupo de cantautores establecidos en Nashville respetados por críticos y artistas, pero con escasa repercusión comercial. Para recordar las fechas de su nacimiento (13 de enero) y de su muerte (15 de enero) –en diferentes años, por supuesto–, repasamos algunos discos de un artista cuyas canciones han sido interpretadas por Steve Earle, Billy Bragg y Robert Earl Keen.

Quien más y quien menos, todos tenemos nuestros fantasmas personales, esos demonios que nos inquietan o nos preocupan. Pero no todos contamos con la capacidad de contarlos y, menos aún, de hacer canciones sobre ellos. Esa era una de las virtudes de Greg Trooper.

Nativo de Nueva Jersey (13 de enero de 1956), creció con The Beatles y Chuck Berry, frecuentó los clubes folk de Greenwich Village y los festivales de bluegrass, y a los 19 años se fue a Austin, cuando los reyes eran Townes Van Zandt y Guy Clark.

Después se trasladó a Nueva York, donde pasó quince años en la escena de los cantautores de la Gran Manzana y formó The Greg Trooper Band. Y en 1995, un contrato lo llevó a Nashville.

Sus tres primeros álbumes –We Won’t Dance (1986; como The Greg Trooper Band), Everywhere (1992) y Noises In The Hallway (1996; producido por Garry Tallent, de la E Street Band de Bruce Springsteen)– llamaron la atención de artistas como Steve Earle, Vince Gill y Billy Bragg, que interpretaron algunos de sus canciones.

Trooper contó con la producción de su amigo Buddy Miller para su cuarto disco, Popular Demons (1998), en el que, además, colaboraron el guitarrista Duane Jarvis, la violinista Tammy Rogers y el mismo Miller a la guitarra.

En Popular Demons Greg pasaba con facilidad del country-rock más rotundo (Halfway, Every Heart Won’t Let You Down) al rock con raíces (Long Gone Dream), del folk (Two Drops Of Rain, de reminiscencias celtas, a dúo con Julie Miller, y el tierno Bluebell, compartido con Emmylou Harris) a las baladas country (el vals 21st Century Boy y la demoledora When I Close My Eyes).

También abrazaba la épica de un Johnny Cash (Paradise), el clasicismo de un Van Morrison (These Sunday Nights, a dúo con Buddy Miller), el barniz bluegrass (Rusty Train) y el blues (la relectura del I’ll Keep It With Mine de Bob Dylan, con Steve Earle).

Música al margen, Trooper era un gran letrista, y en Popular Demons consiguió retratar las emociones simples de la vida, eso sí, no exentas de preocupaciones: el temor a ser abandonado, la soledad de las noches de domingo, la evocación de una relación pasada o el reto de traer un hijo a un mundo tan complejo como el actual. Son todos los demonios que alguna vez hemos tenido.

Trooper confesó que sus canciones eran “sobre mí, ya sea de forma consciente o inconsciente. Y creo le ocurre lo mismo a la mayoría de compositores”. Tal vez sí, pero no todos consiguen que nos sintamos tan identificados al escucharlas.

Tras Popular Demons, publicó Straight Down Rain (2001), Between A House And A Hard Place. Live At Pine Hill Farm (2002) y Floating (2003), hasta llegar a otra de sus obras destacadas, Make It Through This World (2005).

En él, Trooper formó equipo con un productor mítico, Dan Penn, coautor de clásicos como I’m Your Puppet y Do Right Woman, Do Right Man. En anteriores trabajos, ya nos tenía acostumbrados a su combinación de rhythm’n’blues, country y folk, pero bajo la batuta de Penn la mezcla aún brillaba más.

La tremenda conjunción de blues, soul y góspel que iluminaba Dream Away The Blues era algo que no se oía desde las mejores canciones de Lyle Lovett, y no era el único guiño al texano larguirucho: I Love It When She Lies nos remitía al country-blues melódico de Farther Down The Line.

Pero encontrábamos más referencias: Close To The Tracks lo podría interpretar el Springsteen más seductor; When I Think Of You My Friends, el Dylan más eufórico (con su retrato de los músicos “sin suerte, sin trabajo, pero nunca sin sueños”), y Lonesome For You Now, el Van Morrison más íntimo.

Y es que el cantautor se movía con igual soltura entre los sonidos más rurales (Green Eyed Girl y Sad, Sad Girl) y el soul de ojos azules seductor y relajado (This I’d Do y Lonely Pair).

Trooper publicó cinco álbumes más antes de su muerte, ocurrida el 15 de enero de 2017 a consecuencia de un cáncer de páncreas, dos días antes de su 61 cumpleaños: The BackShop Live (2006), The Williamsburg Affair (2009; aunque grabado en 1995), Upside-Down Town (2010), Incident On Willow Street (2013) y Live At The Rock Room (2015).

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