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T Bone Burnett, más allá de la producción

A algunos su nombre les sonará poco. Y es que, a lo largo de su carrera, el compositor y guitarrista norteamericano se ha dedicado de lleno a producir a otros: su talento ha iluminado los discos de Willie Dixon, B. B. King, Steve Earle, Willie Nelson, John Mellencamp, Ralph Stanley, Robert Plant & Alison Krauss y muchos más.

Según el libro T Bone Burnett. A Life in Pursuit (2016) de Lloyd Sachs, T Bone Burnett –nacido el 14 de enero de 1948 en St. Louis, Missouri, pero criado en Texas– descubrió la música a través de los viejos discos de sus padres de artistas como Louis Armstrong, Count Basie, Duke Ellington, Ella Fitzgerald, Mahalia Jackson, Dinah Washington y Cole Porter.

Atraído por los sonidos que lo transportaban a lugares poco convencionales, en su formación también figuraron Peggy Lee, Hank Williams, Buddy Holly, Howlin’ Wolf, Skip James, The Stanley Brothers, Jimmy Reed y Johnny Cash, al que idolatraba. Tal vez ese eclecticismo –aunque tenga un denominador en común, los estilos de raíces norteamericanas– explique la variedad de músicos con los que ha trabajado.

Guitarrista de la banda de Bob Dylan en los setenta en la mítica Rolling Thunder Revue, como productor ayudó a lanzar las carreras de Counting Crows, Los Lobos, Sam Phillips y Gillian Welch, y “resucitó” a veteranos como Gregg Allman y Roy Orbison. Por sus manos han pasado una gran cantidad de artistas: Elvis Costello, A. J. Croce, Joe Henry, Tony Bennett & k. d. lang y los anteriormente citados.

Los más avispados tal vez asocien a Burnett con los soundtracks de los biopics de Jerry Lee Lewis y Johnny Cash –Gran bola de fuego (Jim McBride, 1989) y En la cuerda floja (James Mangold, 2005), respectivamente– y, sobre todo, con el de O Brother, Where Art Thou? (Joel y Ethan Coen, 2000), ganador de un Grammy y desencadenante de la fiebre por la música norteamericana más tradicional (el bluegrass y el hillbilly).

Al margen de la producción y de las bandas sonoras –que incluyen series de televisión como True Detective y Nashville–, también ha grabado diversos álbumes como solista. Su debut, firmado como J. Henry Burnett, fue The B-52 Band & The Fabulous Skylarks (1972), y el primero como T-Bone Burnett (al principio ponía el guion en su nombre), Truth Decay (1980). Después vendrían Trap Door (1982), Proof Through The Night (1983), Behind The Trap Door (1984), T Bone Burnett (1986), The Talking Animals (1987) y The Criminal Under My Own Hat (1992).

A tenor de su faceta de explorador del acervo musical yanqui en sus producciones de los noventa y los dos mil, uno podía esperarse que The True False Identity (2006), su primer disco desde The Criminal Under My Own Hat, sería una orgía de ritmos saltarines acústicos, una exhibición de banjos y mandolinas virtuosistas. Y la realidad, por suerte, fue todo lo contrario.

Con un espíritu más cercano al del rock y el blues tortuoso y deconstruido de BlueBOB (el proyecto de David Lynch con John Neff), T Bone nos sorprendió con un sonido repleto de detalles, a veces ruidoso e industrial y otras fantasmagórico. Para ello, recurrió a tres baterías (Carla Azar, Jay Bellerose y Jim Keltner) y exploró el potencial percutivo de guitarra (Marc Ribot), contrabajo (Dennis Crouch) y teclados (Keefus Ciancia).

Con todo eso, consiguió dinamitar las raíces americanas: solo así podían entenderse las mutaciones de rhythm’n’blues de Seven Times Hotter Than Fire y Palestine Texas (una letanía de rimas fáciles basadas en los miembros del Rat Pack), el country mancillado de I’m Going On A Long Journey Never To Return, el pop en un ambiente hostil de Baby Don’t Say You Love Me, la autopsia del soul de Every Time I Feel The Shift y el jazz a lo Lynch de There Would Be Hell To Pay, Fear Country y Earlier Baghdad (The Bounce).

Las malformaciones resultantes, como los rednecks monstruosos de Las colinas tienen ojos (Wes Craven, 1977), eran a menudo hostiles y peligrosas. Y la conjunción de ritmos quebrados, cambios de afinación, complejas percusiones, riffs maquinales, voces recitadas y guitarras espesas acababa por enriquecer el resultado, fascinante y desconcertante. Burnett construyó así el ambiente ideal para sus letras complejas, en las que pasaba revista al atontamiento causado por los medios y a la paranoia yanqui.

Tras The True False Identity y entre producción y producción, publicó Tooth Of Crime (2008) –una selección de la música compuesta para la obra de teatro de Sam Shepard del mismo título–, A Place At The Table (2013) –con el grupo The Civil Wars– y Ghost Brothers Of Darkland County (2013), la banda sonora de un ambicioso musical con John Mellencamp y libreto de Stephen King.

Su último trabajo hasta ahora es The Invisible Light. Acoustic Space (2019), un álbum experimental alejado de las raíces, con bases electrónicas y spoken word, firmado junto con Jay Bellerose y Keefus Ciancia, y descrito como “trip visualist music”.

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