Fue descrito como «uno de los secretos mejor guardados del rhythm’n’blues de Nueva Orleans», y trabajo le costó ser reconocido hasta su redescubrimiento en la década de los ochenta. Celebramos la fecha de nacimiento del cantante y guitarrista.
Nacido en la ciudad criolla el 21 de enero de 1936 –aunque algunas fuentes apuntan a 1937– y ciego desde niño, Snooks Eaglin tocaba la guitarra y cantaba en la iglesia antes de ganar un concurso de talentos locales en 1947.
En los años cincuenta, se curtió como cantante callejero de folk en Nueva Orleans, y después formó parte de The Flamingoes, un grupo en el que también militaba Allen Toussaint, hasta su disolución a mediados de esa década.
Ya en los sesenta, grabó singles de rhythm’n’blues en el sello Imperial y en los setenta se hizo popular como guitarrista en varios discos de Professor Longhair. Pero su personalidad musical ecléctica no fue reconocida hasta mediados de los ochenta, cuando fue fichado por Black Top.
En ese sello vivió la época más fructífera de su carrera: entre 1987 y 1999 publicó cuatro álbumes en estudio –Baby, You Can Get Your Gun! (1987), Out Of Nowhere (1989), Teasin’ You (1992) y Soul’s Edge (1995)– y un directo.
Live In Japan (1997) recogía un concierto celebrado en 1995 en el país nipón, y demostró que, como brillante guitarrista estilista que huía de los efectismos, Eaglin estaba en plena forma. Como cantante –y eso ya es una apreciación personal, absolutamente subjetiva– no destacaba tanto, pese a su voz con cierto parecido a la de Ray Charles.
Con una reducida banda que incluía al exbajista de los míticos Meters, George Porter Jr., Eaglin bordaba un repertorio integrado en su mayor parte por versiones, aparte de I Went To The Mardi Gras, una festiva invitación al carnaval en clave funk criollo de su propia cosecha, una especie de réplica al Go To The Mardi Gras de Professor Longhair.
Así, en el jazzístico honky tonk instrumental Quaker City de Bill Doggett evocaba los tugurios llenos de humo y alcohol; el Soul Train de Curley Moore era una locomotora de ritmo soul; el Josephine de Fats Domino adoptaba el latido casi marcial de las percusiones de los desfiles del Mardi Gras, y en el slow Black Night de Jessie Mae Robinson –popularizado por Charles Brown– hacía scat simultáneo con su solo de guitarra.
El espíritu de la ciudad de la Louisiana también estaba presente en el alegre Down Yonder (We Go Ballin’) de Smiley Lewis y en el Yours Truly de Pee Wee Crayton; los ramalazos funk aparecían en el It’s Your Thing de The Isley Brothers y en el Traveling Mood de Wee Willie Wayne, mientras el Lillie Mae de Smiley Lewis se aceleraba casi hasta el rock’n’roll como una réplica de Caledonia.
Por su parte, el (Boogie On) Reggae Woman de Stevie Wonder era bastante fiel al original, aunque Eaglin le insuflaba un mayor empuje blues, y los baladones cincuenteros Don’t Take It So Hard de Earl “Connelly” King y Nine Pound Steel de Joe Simon pondrían la carne de gallina si Snooks tuviera mejor voz, aunque remontaban cuando el músico dejaba hablar a su elegante guitarra.
Tras Live In Japan, Eaglin grabó un último trabajo, The Way It Is (2002). Murió el 18 de febrero de 2009 en su ciudad natal. Sí, fue uno de los secretos mejor guardados del rhythm’n’blues de Nueva Orleans y, sobre todo, uno de sus guitarristas más virtuosos. Lástima que el reconocimiento no le llegara antes.