Es conocido por ser el frontman de los Stray Cats. Pero el guitarrista y cantante norteamericano tiene una interesante carrera en solitario, al frente de numerosos proyectos. Hoy, en el día de su cumpleaños, revisamos algunas de sus facetas con el análisis de tres discos.
Nacido el 10 de abril de 1959 en Massapequa (Nueva York), Brian Setzer es obviamente famoso por liderar desde finales de los setenta el excelente trío de rockabilly Stray Cats, junto a Lee Rocker (contrabajo) y Slim Jim Phantom (batería).
El carácter guadianesco del grupo –a lo largo de su carrera ha experimentado diversas separaciones y reuniones– lo ha llevado a grabar un montón de discos, ya sea como solista o acompañado de bandas como The Bloodless Pharaohs, The Tomcats, ’68 Comeback Special, The Nashvillains y The Riot Squad.
Pero tal vez su proyecto paralelo más fructífero es The Brian Setzer Orchestra, cuyo debut homónimo tuvo lugar en 1994, al que seguirían Guitar Slinger (1996), The Dirty Boogie (1998), Vavoom! (2001) y Songs From Lonely Avenue (2009), entre otros, además de un montón de álbumes navideños.
Nos pararemos en 2004, con The Ultimate Collection. Recorded Live, un doble álbum que superó con creces los clásicos “grandes éxitos”.
La mejor manera de disfrutar a Setzer es en directo, y por eso aquí se recogían dos conciertos muy distintos: el primero, en el festival de jazz de Montreal, cuando la Orchestra acababa de formarse, y el segundo, en Japón, después de conseguir el éxito internacional y varios premios.
El repertorio era realmente muy amplio, y abarcaba toda la carrera de Setzer, desde el rockabilly de los Stray Cats hasta la exuberancia swing de la Brian Setzer Orchestra: podíamos encontrar sintonías de cine y televisión (James Bond Theme, Hawaii Five-O), honky tonk seductor (el Good Rockin’ Daddy de Etta James, el Honky Tonk de Bill Doggett), cantos canallas de crooner (My Baby Only Cares For Me, Get Me To The Church On Time, el As Long As I’m Singin’ de Bobby Darin y un reconvertido Route 66) y jump trepidante –el tribal (Everytime I Hear) That Mellow Saxophone de Roy Montrell, el Sittin’ On It de Wynonie Harris, Jumpin’ East Of Java y el Jump Jive An’ Wail de Louis Prima–.
También había espacio para homenajes hipervitaminados a Glenn Miller (Pennsylvania 6-5000, Gettin’ In The Mood), rockabilly salvaje (Ghost Radio, Rumble In Brighton, Brand New Cadillac) o enriquecido con los metales (Rock This Town, Stray Cat Strut), tributos a los héroes del rock’n’roll (el Your True Love de Carl Perkins, el Mystery Train de Elvis, Gene & Eddie) y demostraciones instrumentales de virtuosismo (el Caravan de Duke Ellington y el nostálgico Sleepwalk de Santo & Johnny). En resumen, un documento excepcional de un artista que ha conseguido sacar el polvo del swing y actualizarlo con la rotundidad del rock’n’roll.
Un año después, en 2005, esta vez sin su numerosa orquesta, Setzer decidió rendir tributo a sus influencias con Rockabilly Riot! Volume One. A Tribute To Sun Records. Debía ser el primero de una serie de discos dedicados al rockabilly, ese género que el cantante y guitarrista ha definido como “el bastardo musical del rhythm’n’blues, el hillbilly, el country, el góspel y tal vez un poquito de jazz”.
El líder de Stray Cats se centró en el rockabilly facturado entre 1954 y 1957, surgido de esa fábrica de éxitos que fue Sun Records. Setzer se mantenía fiel al sonido original, con versiones crudas y sin florituras que raramente pasaban de los tres minutos, con Bernie Dresel (batería) y Mark Winchester (contrabajo) –componentes de su big band y de su trío ’68 Comeback Special– y el pianista de blues Kevin McKendree.
Para hacerlo más auténtico, renunció a los alardes de guitarra, utilizó equipo antiguo y viejos trucos (como el efecto de eco con una cisterna de agua). Y con todo, en ningún momento sonaba mimético ni pretendía imitar las voces de los originales.
El repertorio incluía canciones de artistas conocidos de rock’n’roll y country como Carl Perkins (Blue Suede Shoes, Boppin’ The Blues, Put Your Cat Clothes On, Glad All Over), Johnny Cash (Get Rhythm), Jerry Lee Lewis (el trepidante boogie Real Wild Child), Roy Orbison (el melódico Rockhouse), Charlie Rich (Lonely Weekends, con los coros doo wop de The Jordanaires y un saxo no acreditado), Warren Smith (Rock’n’Roll Ruby, Red Cadillac And A Black Moustache), Carl Mann (Mona Lisa), Ed Bruce (Sweet Woman), Billy Lee Riley (Red Hot, Flyin’ Saucer Rock And Roll) y, no podía faltar, Elvis (el hillbilly Just Because).
Pero la escudería Sun era muy amplia, y Setzer también recuperó las canciones de intérpretes más oscuros como Jack Earls (Slow Down), Kenny Parchman (Get It Off Your Mind, Tennessee Zip), Tommy Blake (Flatfoot Sam, de nuevo con los Jordanaires), Ernie Barton (Stairway To Nowhere), Dean Beard (Rakin’ And Scrapin’), Ray Harris (Lonely Wolf) y Jumpin’ Gene Simmons (Peroxide Blonde In A Hopped Up Model Ford, donde intervenía el mismo Simmons). Toda una lección de historia por parte del tatuado cantante del tupé.
El enésimo retorno de los Stray Cats
Tras casi doce años de ausencia de los escenarios –su anterior comeback fue en el período 1986-1993–, los Stray Cats volvieron a reunirse en 2004 para conmemorar el 25º aniversario de su formación con una gira europea que pasó por Barcelona. Como curiosidad, el grupo decidió grabar y editar todos los conciertos de este periplo.
El veterano trío empezó su recorrido europeo el 5 de julio en París, y precisamente Live From Europe. Recorded Live In Paris 5th July 2004 (2005) fue el disco que documentó el concierto de apertura de la gira.
Ante todo, se notaba que era una edición de urgencia, con una presentación sencilla (portada sin libreto, sin apenas créditos ni fotos), una duración moderada (poco más de una hora) y un sonido crudo, donde ni siquiera se eliminaron los silencios entre tema y tema. Lo más parecido a un pirata, vamos. Y eso que ya lo avisaban en la contraportada: “Esta grabación es así de cruda… directamente desde el escenario”.
El repertorio repasaba los éxitos más conocidos de los Stray Cats (Rumble In Brighton, Stray Cat Strut, Gene & Eddie, Rock This Town), y no se limitaba al rockabilly, sino que también se permitía algún escarceo blues (Drink That Bottle Down), hillbilly (18 Miles To Memphis) y hasta una concesión al público local (la balada Unchained Melody, interpretada en francés).
Lo mejor llegaba al final, cuando el trío rendía un obvio homenaje a Elvis Presley, con el rock’n’roll primitivo de That’s All Right, Blue Moon Of Kentucky y Good Rockin’ Tonight. En definitiva, un bonito recuerdo del (enésimo) regreso de los Stray Cats.