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Los viajes del amor de Kathy Mattea

«Esto es realmente country adulto. No es ‘hey, vamos a pasarlo bien’. Es música para gente que escucha las letras y piensa sobre la vida». Quién mejor que esta cantautora para describir su propio trabajo. En el día de su cumpleaños recordamos uno de sus mejores álbumes.

Mucho ha pasado desde que Kathy Mattea –nacida el 21 de junio de 1959 en South Charleston (West Virginia)– se inició en la música con el grupo bluegrass Pennsboro. Después vendría su empleo como guía turística del Country Music Hall Of Fame en Nashville, y su debut homónimo, publicado en 1984.

Desde Walking Away A Winner (1994), Mattea no nos recompensaba con un nuevo álbum. Pero el resultado, su décimo disco en estudio Love Travels (1997), mereció la espera.

Grabado en Nueva York y coproducido por Ben Wisch, contó con una nómina de colaboradores impresionante: Duke Levine, John Leventhal, Jim Keltner, Matt Rollings, Jim Lauderdale, John Jennings, Suzy Bogguss, Kim Richey y Jonatha Brooke, entre otros.

Love Travels no era un álbum de country ortodoxo al uso, sino que se alimentaba de sonidos muy distintos: de los aromas celtas de la canción titular a la vocación góspel de Sending Me Angels; de las plácidas viñetas semiacústicas (el Further And Further Away de Cheryl Wheeler) a las atmósferas pantanosas (All Roads To The River, coescrita por Janis Ian y Jon Vezner, marido de Kathy) y las baladas deliciosas (The Bridge).

Mattea escogía muy bien el material ajeno, y se lucía con la versión del I’m On Your Side de Lauderdale y, sobre todo, con las dos joyas de Gillian Welch, Patiently Waiting (una canción que podría ser un perfecto hit para Sheryl Crow) y 455 Rocket, un genial honky tonk-blues que brillaba al mismo nivel que los mejores temas de Lyle Lovett.

Temáticamente, Love Travels contaba historias llenas de humanidad, y no exentas de cierto sentimiento filosófico: la esperanza de dejar una pequeña ciudad, la pérdida de la inocencia cuando uno se da cuenta de que sus padres envejecen o el tributo a todos aquellos que predicaron un mensaje de amor (de Martin Luther King a Jesucristo en Beautiful Fool).

Kathy consideró este disco como un matrimonio de su creatividad y su espiritualidad. Un matrimonio que, sin duda, funcionó a la perfección.

Desde Love Travels la cantautora ha publicado siete álbumes más, en algunos de los cuales ha vuelto a su primer amor, el bluegrass, como Coal (2008) y Calling Me Home (2012).

Su trabajo más reciente es Pretty Bird (2018), producido por Tim O’Brien, y con versiones de Martha Carson (I Can’t Stand Up Alone), The Wood Brothers (Chocolate On My Tongue), Bobbie Gentry (Ode To Billie Joe), Mary Gauthier (Mercy Now), Jesse Winchester (Little Glass Of Wine) y Hazel Dickens (Pretty Bird).

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