Es el rey de los aztecas, calza huaraches azules, canta a la Virgen de Guadalupe y a Zapata y sufre con los pochos en el barrio. Descubrimos la apasionante historia de Robert Lopez, un chicano convertido en artista total para dar salida a su fascinación por el propietario de Graceland.
La Union Avenue de Memphis no es una calle, es una carretera. Y la distancia que separa el downtown del número 706, donde se encuentra Sun Records, es considerable si se emprende la travesía a pie. Estamos a primeros de agosto de 1992, pocos días antes de celebrarse el 15º aniversario de la muerte de Elvis Presley, y me siento como los japoneses de Mystery Train (Jim Jarmusch, 1989), bajo un sol de carallo en medio de un paisaje casi desértico.
Tras la visita comentada al austero estudio donde el héroe de Tupelo grabó sus primeras canciones, entre un grupo reducido de yanquis de la Norteamérica profunda –¡soy el único europeo!–, subo a la tienda de discos de Sun. Pregunto al dependiente si tiene algo de El Vez. Amigos, recordad que no estamos en España, y por eso el tipo no pone la cara de incredulidad y pasmo habitual en la mayoría de comercios de nuestros lares, sino que conoce al personaje.
Al día siguiente, me apunto a un tour organizado hacia Graceland. Formo parte del turno número 15 que me llevará al interior de la mansión, a la tumba del Gran Hombre y a otros escenarios, entre ellos la barraca donde Elvis desarrollaba su afición por las armas de fuego, y la sala donde se guardan en vitrinas, cual cuerpos incorruptos de santos, sus aberrantes trajes.
Precisamente allí, la sombra del Elvis mexicano vuelve a aparecerse. Al observar los monos de la última época, el guía explica que estaban ornamentados con motivos aztecas, símbolos de fuerza como el águila. Y, justo en ese momento, comprendo la grandeza de El Vez.
A Robert Lopez, un chicano de East L.A. –con un pasado en bandas punk como Catholic Discipline y The Zeros (con los que sigue actuando)–, le debió ocurrir algo similar cuando decidió convertir su vida en un homenaje perpetuo a la figura de Presley. Me lo contaba poco antes de empezar la prueba de sonido de su concierto en Barcelona en 1996, embutido en un mono rojo de trabajo. (Por cierto, he dejado ex profeso sus ricas expresiones en spanglish).
“Es el rey del rock’n’roll. Empezó en 1956 como un hombre pobre, sin nada, como un punk-rocker, un enemigo público, el muchacho malo, y terminó siendo respetado como el maestro de la música. Influyó en muchos estilos, como el rockabilly. Tiene muchos fans porque llega a diferentes personas en diferentes ways.”
Entonces está en todas partes, pero con diferencias específicas en cada cultura. Es casi… como Dios. Es lo que se ve en sus películas: es un mexicano en “Fun In Acapulco», o está en Alemania en «G.I. Blues», o es un hillbilly en «Kissin’ Cousins». Es una buena idea: para mí es un sueño americano, aunque, de hecho, es un sueño del mundo. Representa algo diferente para cada persona.
¿Qué te gusta de Elvis? Todo. La historia de comedia-tragedia de su vida: primero fue pobre y luego rico, pero muy triste, gordo y con problemas de drogas. Y, especialmente, su música y, en concreto, sus primeros años: era muy fuerte y muy raw. Y su última época también es muy emocionante, porque refleja su vida actual de ese tiempo: se ha separado de Priscilla, etc.
Cuando estuve en Memphis, me explicaron que los monos de su última época se basaban en símbolos aztecas… Yeah. Todos los trajes utilizaban símbolos de fuerza, como el águila. También se encuentran en los tótems de los indios norteamericanos y en los ídolos aztecas.
En Los Ángeles, Robert regentaba una galería de arte, La Luz de Jesús. En 1988, organizó un show sobre Elvis con impersonators procedentes de todo el país, y esto le convenció de que cualquiera, incluso él, podía convertirse en Elvis: así nació El Vez. “Soy un fan de Elvis, pero necesitaba crear a El Vez, porque yo soy muy tranquilo y simple, mientras que El Vez es un viaje a Elvis Presley”.
Para poner a prueba su nueva identidad, decidió ir a un festival en Memphis. Su actuación el 15 de agosto en el Elvis Presley Boulevard saltó a las páginas de los periódicos y a la televisión. “Empecé, no como una broma, sino como un test: nadie me conocía, era solo para una vez y nada más. Ahorita, con los discos y las giras, es una gran parte de mi vida”.
Desde que actuaba acompañado solo con cintas, el personaje de El Vez fue evolucionando. Poco a poco incorporó nuevos elementos hasta reunir a una banda, los Memphis Mariachis, y a un grupo de impagables coristas, las Elvettes (Lisa Maria, Priscilita, Gladysita y Que Linda Thompson), para elaborar una serie de espectáculos con temáticas variadas. “Yeah, siempre es diferente”.
Así, por ejemplo, el Graciasland Tour “fue muy mariachi, con ‘La Negra’ y trajes de mariachi”. Por su parte, el Black & White Tour “era como ‘Station To Station’ de David Bowie: empezaba con el negro y terminaba con el blanco, el mal y el bien, el pecado y la redención, station to station, you know”.
Y, en especial, hay que destacar su gira Rock & Revolution. “Phil Ochs dijo que, si hay una esperanza para la revolución, está en que Elvis becomes Che Guevara. Esta era la idea del show: una combinación de Elvis, el revolucionario en la música, y Che Guevara, en cuanto a ideas políticas. Era muy fuerte, como la primera etapa de Public Enemy, con ‘Say It Loud! I’m Brown And I’m Proud!’, ‘Power To The People’ y canciones sobre Cesar Chávez y los zapatistas. Los trajes eran militares, con el símbolo de la United Farm Workers, de los granjeros: rojo y blanco con un águila negra en el centro; era muy nazi. Era la idea de cómo los opressed quieren tener los símbolos de los grandes opressors. Ofrecía muchos mensajes distintos: ¿es fascista o revolucionario, militario o un chiste? También tenía mucho de glitter rock: utilizaba platform shoes, make up, música de T. Rex. Era una combination de militarista con glitter rock, revolución plus David Bowie. Como la película ‘G.I. Blues’, pero en Chiapas«.
Has citado a Bowie. ¿Es cierto que es tu otra gran influencia? Sí, los dos nacieron el mismo día, el 8 de enero. Elvis y Bowie son como los dos lados: el rey y la reina del rock’n’roll. Ambos influyen en mi estilo y en mi música.
Eres más que un simple impersonator. Dices: “Voy a cambiar la cultura de Elvis como tú la conoces, y la voltearé”. ¿Cómo se lo toman los fans radicales de Elvis? They gusta. I mean, entienden las referencias de otras fuentes. Empecé en el corazón de los imitadores, en Memphis, so los conozco a todos, y me aceptan, pero mucho.
¿Y qué te parecen otros imitadores, como Dread Zeppelin? Está bien, hay espacio para todos en el mundo de Elvis: como los Dread Zeppelin, con un gordo y haciendo reggae. En San Francisco hay una lesbiana, Elvis Herselvis. Is bien, porque cuando empecé solo había hombres blancos y un poquito gordos: la primera vez, en la contesta en Memphis, no había nadie de color. Y en los últimos cuatro años un japonés quedó en primer lugar, y un blackman, en segundo. Está muy bien, porque en el centro de los hardcore fanáticos aceptan a un japonés y a un negro. Por eso, también aceptan a El Vez.
En tus canciones mezclas muchas referencias, como en It’s Now Or Never. ¿Cómo lo haces? Es una concepción lineal, todo al mismo tiempo. El sonido de la mandolin es el mismo de R.E.M., de Rod Stewart (“Maggie May”) y «The Godfather». En mis discos utilizo música de mi childhood, música de mi corazón. Por ejemplo, «Esta bien mamacita» es un rockabilly norteño. Pero también hay influencias de T. Rex, because «Jeepster» es un poquito rockabilly. La música se sigue recycling: Chuck Berry influyó a los Rolling Stones, los Rolling Stones a los Black Crowes… La música es una simple recombinación y reciclyng. Uso influencias muy hábilmente, pero intentando hacerlo diferente, como una sorpresa.
Apóstol involuntario de un chocante spanglish – “bueno, es mas inglés que spang” -, El Vez también es la voz de los chicanos que se expresan habitualmente en inglés: “Hay muchos de segunda generación que no saben hablar español; los llaman pochos. En mi nuevo disco hay una canción titulada ‘Soy un pocho’. Tienen orgullo de su raza, porque la raza es más que una lengua, hay una cultura. Hay muchos pochos en Texas, Arizona, New México, California… Además, los chicanos somos de ambos mundos. Es como buscar mis raíces, es parte de mi guerra artística”.
Una guerra en la que no está solo, puesto que East L.A. acoge a otras bandas como Los Lobos y Blazers. “Conozco a Blazers, toqué muchos shows con ellos. Pero existe una nueva scene: vivo en el barrio de Silverlake, donde hay muchos músicos. Hay un nuevo grupo llamado Ollin: es como rockabilly-punk norteño loco. También están Lysa Flores y Alicia Armendáriz, con el grupo Las Tres, de folk chicano. Cada año hay más musician chicanos”.
Muchos piensan que solo haces adaptaciones chuscas y graciosas del cancionero de Presley. ¿Te interesa hablar de temas sociales en tus canciones? Sí. Cuando empecé era muy fácil, con canciones como «Esta bien mamacita» y «Chihuahua»; era muy «ay ay ay» y nada más. Después pensé que podía hacer mucho más: comencé con «En el barrio», y ahorita quiero hacer algo diferente, sobre la historia de los aztecas o los problemas. En áreas como Texas o Arizona, los jóvenes del público son mixtos de blancos y chicanos, y todos quieren ser mexicanos por una noche, todos sienten orgullo de lo latino. Pero lo que está muy bien es que, por ejemplo, con el «Rock & Revolution Tour» estuvimos en New England, en Boston, donde todos son blancos, y cuando cantamos «Say It Loud…», todos la coreaban.
Aunque El Vez es el proyecto principal de Lopez –incluso fue objeto de un documental, El rey de rock’n’roll (2000)–, no es el único. «Tengo también otro character, Raul Raul, un chicano lowrider vato beat poet, un Kerouac chicano, un Henry Rollins aunque con música beat. Es muy fuerte, humorístico, pero con mensaje, como Lenny Bruce».
Además, formó el grupo de country y rockabilly Trailer Park Casanovas, con tres álbumes en su haber –End Of An Era (1999), So Charmin’ (2002) y el directo Live At Caesars Palace!!! The Wedding Album Cover To Cover (2000)– y The Little Richards, una banda de tributo al cantante y pianista de rock’n’roll, con el álbum …Bama Lama, Bama Loo (2015).
¿No te gustaría hacer cine con Robert Rodríguez? Él dice que puede usarme, pero también está muy ocupado. Durante «El mariachi» estábamos en Austin, Texas, al mismo tiempo, y él dice que me vio con mi Cadillac y me gritó «alto, alto», pero I didn’t see him. Pero quiere hacer algo, ojalá, con tiempo.
El mundo de Elvis es muy grande, pero el de El Vez es más ingenioso. Frente a los locos que coleccionan verrugas y uñas del Rey, Robert responde con curiosos ejemplos de merchandising, como tatuajes con su efigie, o bolsitas de plástico que contienen “actual lamé from El Vez pants”: otra muestra más de su visión desmitificadora. Poco importa que su bigote sea pintado y su castellano una pesadilla para los puristas: El Vez es el verdadero Rey.
Oro azteca: discografía comentada




The Mexican Elvis (1991)
El primer single que iniciaría la leyenda, con el rockabilly tex-mex Esta bien mamacita (That’s Allright, Mama), una impersonators mix y En el barrio (In The Ghetto). «La portada es como la de ‘Golden Records’ de Elvis, con discos de oro, pero aquí es oro de aztecas. Musicallymente no es lo mejor, pero empecé con eso».
El Vez Calling (1991)
Dos versiones para otro single: Maria’s The Name (Of His Latest Flame) y la blues Lordy Miss Lupe (Lawdy Miss Clawdy). “Es mi favorito, porque es una combinación en la imagen de uno de los primeros discos de Elvis –el extended play de Blue Suede Shoes– y el London Calling de los Clash en la contraportada. Originalmente el vinilo era moreno, como mi piel».
Not Hispanic (1992)
Editado especialmente para España, este miniálbum es la suma de los singles anteriores, con el añadido de un Black Magic Woman vía Stray Cats, Samba para Elvis y Never Been To Spain, que descubren la influencia de Santana. «Me gustaba la idea de celebrar el ‘No Columbus Quincentennial’. Y la portada está muy bien: la conquista de España por parte de México, como Cortés al revés. De hecho, la foto se hizo en un restaurante: se ve la mesa con el picante».
How Great Thou Art. The Greatest Hits Of El Vez (1994)
Nuevamente imitando una portada de Presley, incluye el mismo repertorio que Not Hispanic, pero con dos temas más: el instrumental Samba pa ti y How Great Thou Art. «Es una versión de una canción de Elvis con el grupo a capela The Neons, rockabilly-góspel. Y el CD es como un disco azteca, de oro».




Fun In Español (1994)
Con una portada calcada del Fun In Acapulco de Elvis, es la adaptación de How Great Thou Art en un imposible castellano. «El Vez y mi pobre español. Los americanos dicen que está bien, porque aprendieron su español con este disco».
Cinco de mayo (1994)
Rememorando la victoria de México en la guerra contra Francia del 5 de mayo de 1862, en este single El Vez se acompaña de Blackbird, un grupo formado por los hermanos Chip y Tony Kinman, antes en la banda punk The Dils y luego en Rank & File. «Escribí la canción en el estilo de los Dils. Hay dos versiones, la original y una dub –Blackbird de mayo–, like Generation X. La portada es el águila y el signo del Blackbird».
Graciasland (1994)
Antes de este álbum, los discos de El Vez (a nivel visual y musical) remitían directamente a Presley; pero aquí la referencia directa es el Graceland (1986) de Paul Simon, convertido en Aztlan. «Me divertí mucho, y supuso la entrada de aires nuevos, con música de mariachi (La Negra), de mexican radio y de estilos de punk-rock (Cinco de mayo). Además, es el disco con un contenido más político. Al final, tres minutos después de ‘Immigration Time’, hay una canción secreta con Björk y los Sugarcubes, grabada en el Palladium de New York, durante un ensayo en el backstage». Además de las recreaciones de Elvis –Huaraches azules (Blue Suede Shoes), Chicanisma (Little Sister), It’s Now Or Never, Trouble, Safe (Baby Let’s Play Safe) (Baby Let’s Play House), Immigration Time (Suspicius Mind)–, hay ecos de Chuck Berry (¡Go Zapata Go!), junto a guiños a Bo Diddley, R.E.M., The Clash y Stray Cats.
Merry MeX-mas (1994)
Una colección de canciones para celebrar una navidad tex-mex: Feliz Navidad de José Feliciano, Poncho Claus de Lalo Guerrero, Brown Christmas y solo dos temas de Elvis, entre otras agradables sorpresas. «Me gusta mucho porque es muy personal. Escribí ‘Oranges For Christmas’ basándome en una historia de mi familia. Todas las fotos son de mi familia: mis abuelos, mi primera navidad, mi madre, mis gran abuelos…».




Like A Hole In The Head (1995)
Con el subtítulo de Remixes, Rewrites & Extras, este picture disc ofrece nuevas versiones de The Cuauhtemoc Walk y de ¡Go Zapata Go! (reconvertida en Go zapatistas! y Ándale zapatistas!, para reflejar los hechos de Chiapas), y un avance del directo, Fever.
El Vez Is Alive (1995)
Grabado en vivo en el festival danés de Roskilde en 1991, recoge el debut de El Vez en Europa, incluyendo temas inéditos como Chihuahua (You Ain’t Nothin’ But A…), Caliente amor, Quetzalcoatal, Si I’m A Lowrider, La cucaracha y Woolly Bully. «Me gusta la idea, pero el sonido no es muy bueno. Lo mejor es el principio, la presentación, con partes de Cheap Trick, Kiss, The Rolling Stones, James Brown, Peter Frampton… Es un buen recuerdo, pero no es mi favorito».
The Mexican Elvis! Special Spanish Tour 96 (1996)
Promocional editado con motivo de la primera gira española de El Vez. Aparte de temas ya conocidos de sus trabajos anteriores, lo mejor son sus comentarios entre corte y corte, con frases como «esta canción la cantó Elvis en el Madison Square Jardín».
G.I. Ay, Ay! Blues (1996)
«Es muy diferente: hay jazz, influencias de James Brown, Mott The Hoople, Bachman-Turner Overdrive y Jesucristo Superstar, la película. Hay una canción de Elvis llamada ‘An American Trilogy’, pero para mí es ‘Mexican-American Trilogy’. También hay partes de T. Rex, con una versión de ‘El Groover’. Y una versión de ‘Cesar Chavez ‘96’ muy noisy».
Después de estos discos, El Vez ha editado Boxing With God (2001), su álbum góspel, con reconstrucciones (más que versiones) del Yes We Can Can de Allen Toussaint (Mexican Can), del Lily Of The Valley de Sister Rosetta Tharpe, del Just Want To See His Face de The Rolling Stones y del Lust For Life de Iggy Pop (Lust For Christ), entre otras.
Asimismo, los recopilatorios Never Been To Spain (Until Now) (1996), Son Of A Lad From Spain? (1999) –con su portada homenaje a la de Aladdin Sane (1973) de Bowie, con remezclas y directos–, Pure Aztec Gold (2000) y God Save The King. 25 Years Of El Vez (2013) –ver critica a continuación–, y los navideños NöElVezSí (2000) y Sno-Way José (2002).
También son destacables los singles T C B (1996) –con el Twentieth Century Boy de T. Rex y el Taking Care Of Business de Bachman-Turner Overdrive–, A Lad From Spain? (1998), …To The Rescue (2017) –a nombre de Los Straitjackets With Big Sandy & El Vez– y Liz Renay (2019), acreditado a El Vez With The Schizophonics, y el DVD en directo Gospel Show In Madrid (2008).
En busca del rock’n’roll total
En plena era de reciclaje (por no decir plagio) descarado, pocos reconocen abiertamente sus referentes. Por eso, El Vez se erige en el epítome de la honestidad, alguien que nunca ha omitido sus influencias. Para celebrar los veinticinco años de carrera de Robert Lopez (el período 1998-2013), se editó el recopilatorio God Save The King. 25 Years Of El Vez (2013).
Después de parodiar portadas de Paul Simon, David Bowie, The Clash y Elvis Presley, para esta conmemoración de aniversario El Vez recurrió a los Sex Pistols y su mítico single God Save The Queen (1977). Pero esto no significaba que íbamos a escuchar punk.
Aquí teníamos al extravagante personaje de siempre, capturado en directo en Washington –Aztlan y el Graceland reconvertido al country–, Los Ángeles –el funk memorable de Mexican Can y Say It Loud!, ambos con los metales de Ozomatli–, Carolina del Norte –el Power To The People (Lennon) mezclado con Crazy Little Thing Called Love (Queen) y People Have The Power (Patti Smith), y el estándar Que será será– y Barcelona –la superacelerada ranchera Volver–.
La colección se completaba con apetitosos outtakes como Trying To Get To You y el acelerado rock’n’roll-góspel Saved de Elvis, y remezclas del calibre de Orale (Church Mix), una monstruosidad que combinaba el tradicional Oh Happy Day con guiños al Under Pressure de Queen y Bowie y el Bridge Over Troubled Water de Simon And Garfunkel.
Y para demostrar que es mucho más que un simple impersonator del Rey del Rock, El Vez también citaba a Morrissey, The Doobie Brothers, Everly Brothers y muchos más.
Lo mejor de esta mezcla es que, en lugar de empachar, se acercaba más a un menú degustación de la historia del rock presentado con sentido del humor, talento y originalidad, tres cualidades difíciles de encontrar hoy en día.
El show perfecto (Barcelona, 07/03/1996)
Fue una fiesta en la que no faltó de nada: amagos de estriptís, la Virgen de Guadalupe, peleas de luchadores a lo Santo, el enmascarado de plata, ángeles con sexo, predicadores locos, bellezas latinas, humo y las sirenas de la migra.
El título de «Elvis mexicano» le queda demasiado pequeño a Robert Lopez, alias El Vez: más allá de un simple impersonator –de hecho, raramente modula con la voz de Presley, aunque sí imita sus movimientos– es todo un personaje, un showman nato, una especie de Prince latino que no le hace ascos a continuos cambios de vestuario (entre el kitsch y el glam), coreografías impagables y arreglos resultones para fabricar un espectáculo perfecto y tremendamente divertido.
Con cuatro elementos (una bandera mexicana, unos tridentes y una coraza) consiguió hilvanar las canciones en una suerte de show seudoteatral realzado por su carácter comunicativo, pese a su castellano chusco.
Con la complicidad de unos potentes Memphis Mariachis, las Elvettes Lisa Maria y Que Linda Thompson –vaya par de diablas–, y un técnico de sonido llamado Vincent Vega (?), El Vez reconstruyó el cancionero de Elvis (Huarachas Azules, Chicanisma, Trouble, Immigration Time, Lordy Miss Lupe), adaptándolo de tal forma a la cultura chicana que un fan radical de Presley se rasgaría las vestiduras.
Pero también reinventó a un Chuck Bery mariachi (¡Go Zapata Go!), a un Santana filtrado por los Stray Cats (Black Magic Woman), y se permitió la audacia de fundir en un mismo medley Sí, I’m A Lowrider con Jesucristo Superstar, saliendo victorioso de tal gesta.
Además de los temas ya conocidos de su discografía, presentó nuevas canciones, como las dedicadas a Frida Kahlo (Frida’s Life Of Pain) y a la novia de Hernán Cortés (Malinche, con gorgoritos a lo Yma Sumac incluidos).
De acuerdo, El Vez no existiría sin Elvis, pero aun así prefiero al «rey de los aztecas» que al seboso de Las Vegas.