Debo confesarlo: el cantautor norteamericano siempre me ha parecido un notas, con una imagen tan estudiada que roza lo repelente. Aun así, es el creador de grandes álbumes, como el que cambió su vida y su carrera en 2008. En marzo estará de gira por España.
¿Puede el amor de una mujer alejar el mal fario de una persona? Posiblemente. Al menos, es lo que pareció haberle ocurrido al estadounidense Micah P. Hinson tras casarse con su novia, Ashley Bryn Gregory.
Así lo expresaba el cantante con más problemas personales que Johnny Cash: “Maldita sea, soy feliz. He ganado, la carrera ha terminado. He encontrado al amor de mi vida y a una mujer que me ama incondicionalmente”.
Si a eso le añadimos la carta del productor John Congleton (The Polyphonic Spree, Explosions In The Sky, Black Mountain) mostrando su interés en trabajar con él, podemos afirmar que el tercer álbum del cantautor afincado en Texas fue algo grande.
Micah P. Hinson And The Red Empire Orchestra (2008) era el reflejo de su nueva (y mejor) vida… a pesar de haberse grabado en un estudio construido en una antigua funeraria.
Atrás quedaban los tiempos turbulentos de Hinson, descendiente de nativos americanos y criado en una secta cristiana: adicto a los tranquilizantes en su adolescencia, ingresó en prisión por falsificar recetas y perdió su coche, su casa, su dinero y todas sus posesiones.
A los 20 años era un exconvicto arruinado que vivía en un motel y trabajaba en telemarketing. A pesar de todas estas peripecias debutó en 2004 con Micah P. Hinson And The Gospel Of Progress, al que seguiría Micah P. Hinson And The Opera Circuit (2006).
Con Micah P. Hinson And The Red Empire Orchestra logró todo un clásico, como esas magníficas fotos en blanco y negro donde su mujer Ashley lucía en todo su esplendor en ropa interior.
A ello contribuyó la colaboración de músicos de The Polyphonic Spree, The Paper Chase y The Drams y el veterano Nicholas Phelps (ya presente en Micah P. Hinson And The Opera Circuit), y la feliz combinación de cuerdas con banjos y violines.
No era casual el inicio con ese sonido de psicofonía añeja en Come Home Quickly, Darlin’, ni ese We Won’t Have To Be Lonesome, entre una joya del countrypolitan y un hit de Roy Orbison, como si estuviera a punto de comenzar el estribillo de Stand By Your Man.
Tampoco lo eran el magnífico country de manual de When We Embraced, ni el espíritu de spaghetti wéstern de You Will Find Me, con las guitarras con eco y la posterior entrada de la sección de cuerdas para reforzar el dramatismo.
Sin duda, las baladas y los valses de Hinson eran más bellos que nunca. Eso sí, con una cierta distancia: como en las fotos, como si contemplara a su chica por un agujero, en un acto oculto, prohibido y solitario, porque la belleza puede admirarse, pero no poseerse.
Después publicaría el doble All Dressed Up And Smelling Of Strangers (2009), con apañadas versiones de John Denver, Bob Dylan, Leonard Cohen, Patsy Cline, Roy Orbison, Buddy Holly, Santo & Johnny, Elvis Presley, Leadbelly y Frank Sinatra, entre otros.
Seguiría con Micah P. Hinson And The Pioneer Saboteurs (2010), pero la mala suerte volvió a su vida: en 2011 tuvo un accidente de coche en Tarragona y durante mucho tiempo estuvo sin poder utilizar un brazo.
Y luego grabaría Micah P. Hinson And The Nothing (2014), Micah P. Hinson Presents The Holy Strangers (2017), Micah P. Hinson At The British Broadcasting Corporation (2018) y When I Shoot At You With Arrows, I Will Shoot To Destroy You (2018).
A finales del año pasado lanzó I Lie To You (2022), el álbum que presentará el próximo mes de marzo en varios escenarios españoles, con conciertos en Barcelona (La Nau, día 15), Sevilla (Malandar, día 17) y Madrid (Teatro Barceló, día 20).
Ciudad Criolla 