El cantautor texano es uno de los protagonistas de la próxima edición del festival Blues & Ritmes de Badalona, y llegará el 25 de marzo con su particular homenaje a Ian Hunter y Mott the Hoople. Por eso repasamos su carrera.
Escovedo es un apellido con solera en el mundo de la música, asociado con especial énfasis a la percusión latina, de la mano (y nunca mejor dicho) de Pete y Coke, en la banda de Carlos Santana, y Sheila E., exchica Prince.
Alejandro Escovedo ha tomado derroteros distintos a los de sus hermanos y su sobrina –como hicieron sus otros hermanos, Javier (The Zeros) y Mario (The Dragons)–, pasando por el punk (en The Nuns) y, desde Austin, por las raíces norteamericanas (en Rank & File y True Believers).
También participó en Strangers Almanac (1997), el segundo álbum de Whiskeytown, la banda de alt. country liderada por Ryan Adams, y en años posteriores aparecería en discos de tributo a Skip Spence, Doug Sahm, Chris Gaffney y Eddy Armold.
No es extraño que la prestigiosa revista No Depression, la biblia de la americana, lo escogiera en 1998 como el “mejor artista” de la década de los noventa. Entre sus admiradores encontramos a Joe Ely y al mismísimo Bruce Springsteen.


Comparado con Townes Van Zandt, Leonard Cohen y Tom Waits, el texano es un consumado narrador de historias, un “poeta de lo cotidiano” que, con With These Hands (1996), su tercer álbum tras su debut Gravity (1992) y Thirteen Years (1993), se confirmó como uno de los autores estadounidenses más interesantes del momento.
¿Pruebas? Crooked Frame sonaba como una canción pop de Elvis Costello en la que el gafudo estuviera respaldado por Pearl Jam en lugar de sus habituales The Attractions, y Pissed Off 2AM era una balada hecha de la misma pasta que el Mixed Up, Shook Up Girl de Mink De Ville.
En Nickel And A Spoon invitaba a Willie Nelson en una suerte de vals texano con doce violines y un chelo, Little Bottles era un trallazo de swamp blues espeso como el cemento con la armónica de Mickey Raphael, y With These Hands congregaba a Pete y Sheila E., formando un rico colchón rítmico que bordeaba el frenesí.
Grabado en Austin, con la producción de Stephen Bruton, el álbum concluía con Tugboat, una canción dedicada a Sterling Morrison, uno de los fundadores de The Velvet Underground. Escovedo no habrá triunfado como percusionista, pero sí escribiendo algunas de las canciones más bellas del rock americano.
Tras With These Hands, el cantautor fichó por Bloodshot Records y publicó tres discos con el sello de Chicago: el directo More Miles Than Money. Live 1994-96 (1998), Bourbonitis Blues (1999) y A Man Under the Influence (2001).
Y llegó el interesante By the Hand of the Father (2002), un álbum que recogía las canciones y las narraciones de su obra teatral del mismo título, donde recuperaba sus raíces familiares.
El innegable encanto fronterizo, reforzado con instrumentos como el bajo sexto, el acordeón y el requinto jarocho, y colaboradores como Rubén Ramos, Rosie Flores, el Lobo César Rosas y Pete Escovedo, empapaba una colección de canciones que reflejaban la dura trayectoria vital de los mexicanos que traspasaron la frontera.
En inglés o en castellano, con acentos más rock o con la tradición de los boleros y las rancheras, las melodías se fundían perfectamente con las narraciones. Solo por incluir joyas como Mexico americano (un clásico del repertorio de Los Lobos) o la Canción mixteca que popularizó Harry Dean Stanton, ya merecía la pena.
En 2003, tras haber sufrido hepatitis C durante muchos años, Escovedo tuvo un colapso después de una actuación en Arizona. Amigos artistas y fans organizaron conciertos benéficos para sufragar los gastos médicos de su recuperación.
En este sentido fue muy importante la edición del doble Por Vida. A Tribute to the Songs of Alejandro Escovedo (2004), con la participación de, entre muchos otros, Lucinda Williams, Steve Earle, Calexico, Howe Gelb, The Jayhawks y Son Volt, además de sus parientes músicos.
Tras su recuperación, lanzó los álbumes The Boxing Mirror (2006), producido por John Cale; Real Animal (2008), Street Songs of Love (2010) y Big Station (2012), con Tony Visconti a los mandos; Burn Something Beautiful (2016) y The Crossing (2018), regrabado en castellano como La cruzada (2021).
Alejandro Escovedo actuará el próximo 25 de marzo en el Teatre Margarida Xirgu de Badalona, en el marco del festival Blues & Ritmes, en cuya edición de 2017 ya ofreció un concierto.
En esta ocasión presentará un espectáculo dedicado a las canciones del británico Ian Hunter y de la banda que este lideró en los setenta, Mott the Hoople: All the Way From Memphis, Roll Away the Stone, All the Young Dudes y muchas más.
Estará respaldado por The Rant Band, el grupo que acompaña a Hunter, integrado por James Mastro (guitarra, mandolina, voz), Mark Bosch (guitarra), Paul Page (bajo), Dennis DiBrizzi (teclados, voces) y Tom Curiano (batería, voz).
Ian Hunter, la dignidad del viejo rockero
Este no es un artículo sobre Ian Hunter, pero ya que Alejandro Escovedo le dedica el espectáculo que presentará en Badalona, recordaremos uno de sus discos más destacados de este siglo.
A principios de los 2000 había llovido mucho desde que, al frente de Mott the Hoople, Hunter se hizo famoso con su versión del All the Young Dudes de David Bowie. Tras la ruptura del grupo en 1974, el cantante británico inició su carrera como solista, y en 2007 nos llegó su decimoprimer álbum, Shrunken Heads.
Y la verdad es que, escuchando el disco, uno podía entender por qué Hunter, ya sea con Mott the Hoople o en solitario, ha influido a The Clash, R.E.M. o Primal Scream. A pesar de ser casi un septuagenario, conservaba la dignidad del viejo rockero en ese trabajo, coproducido por Andy York, guitarrista de John Mellencamp.
En su regreso con nuevo material desde Rant (2001) contaba con “mercenarios” de lujo: Steve Holley a la batería (Wings), Graham Maby al bajo (Joe Jackson), Jack Petruzzelli a la guitarra (Rufus Wainwright), James Mastro a la guitarra (John Cale), Andy Burton a los teclados (The dB’s) y York a la guitarra y teclados.
Además, contaba con los cameos de Jeff Tweedy –aportando coros en Words (Big Mouth), Fuss About Nothin’ y Guiding Light–, y de la violinista de la E-Street Band de Bruce Springsteen, Soozie Tyrell –en Words (Big Mouth) y Brainwashed–.
Con su voz rugosa, Hunter destacaba con el roots rock de estructura y estribillos perfectos, muy a lo John Hiatt (Fuss About Nothin’), e invocaba los espíritus de Steve Earle, Bob Dylan y Springsteen en el himno Soul of America (con armónica incluida para acentuar el recuerdo de cualquiera de ellos).
También se inspiraba en la tragedia del Katrina en el grasiento blues-rock How’s Your House, y coqueteaba con el country-blues acústico en un I Am What I Hated When I Was Young digno del We Shall Overcome. The Seeger Sessions (2006) del Boss.
Como muy bien puntualizaba Alternative Press, “¿crees que en 2007 The Rolling Stones escribirían una canción como ‘I Am What I Hated When I Was Young’?”. Sinceramente, ni de broma.