Las hermanas de Georgia regresan este noviembre a nuestros escenarios –día 7 en Barcelona (Razzmatazz) y 8 en Madrid (La Riviera)–, en el marco de la gira de presentación de su álbum más reciente, Blood Harmony (2022). Una buena ocasión para recordar su primer concierto en la Ciudad Condal.
El 3 diciembre de 2018 debutaban en Barcelona las Larkin Poe. En aquel entonces contaban con varios EPs y cuatro álbumes: Kin (2014), Reskinned (2016) –una reedición del anterior con nuevas grabaciones–, Peach (2017) y Venom & Faith (2018).
Con una carrera impulsada a partir de su colaboración en el disco colectivo Lost On The River. The New Basement Tapes (2014) y de sus giras con Elvis Costello y Conor Oberst, llegaban convertidas en un inexplicable fenómeno de la música americana con raíces.
Descendientes lejanas de Edgar Allan Poe, las hermanas Rebecca (voz principal, guitarra, mandolina, banjo y violín) y Megan Lovell (lapsteel, dobro y armonías)– habían logrado llevar a un público joven sonidos que, de entrada, no aparecen en los charts.
Solo así se explicaba que prácticamente rozaran un sold out un domingo por la noche en la barcelonesa sala Razzmatazz 2, ante un público con una mayoría de espectadores menores de 35 que incluso conocían y coreaban sus canciones.
¿Cuál es el secreto del dúo de Georgia? De entrada, su uso de las redes sociales: en YouTube cuelgan grabaciones caseras, muchas en acústico, donde han adaptado a clásicos del blues como Robert Johnson, Howlin’ Wolf y Blind Willie Johnson.
Aunque también han revisitado a artistas tan variados como Elliott Smith, Arctic Monkeys, Tom Petty, Jimi Hendrix y Jack White. Sin embargo, eso crea unas expectativas que en directo no se resolvían del todo como uno esperaba.
Es innegable el talento de las hermanas Lovell como cantantes (armonizando muy bien sus excelentes voces) e instrumentistas (en especial, Megan con su lapsteel, aportando esos sonidos sureños que tanto beben del blues).
Pero la sutilidad de los vídeos citados desaparecía en vivo, sustituida por un mazacote hard rock-blues idóneo para ambientar una fiesta de SAMCRO. En sus momentos menos afilados, sonaban como una combinación de Dixie Chicks y Sheryl Crow, unos referentes nada despreciables.
En su concierto interpretaron varias versiones de blues –eso sí, hipervitaminado– como Preachin’ Blues (Son House) y Black Betty (Leadbelly), junto con temas propios como el coreable Trouble In Mind y el irresistible Bleach Blonde Bottle Blues.
Sea cual sea su secreto, si con su peculiar estilo para triunfar entre los millennials las Larkin Poe consiguen que el blues y, por extensión, la música americana con raíces renueven su público, bienvenidas sean.
Eso sí, un servidor pagaría por verlas en un formato acústico, solo ellas dos –en directo se suelen acompañar de batería y bajo–. Pero, desgraciadamente, me temo que con una propuesta así no hubieran logrado el éxito que tienen.

