
El proyecto se remonta a 2014, pero su título es extrañamente premonitorio, si tenemos en cuenta los malos tiempos que corren, en especial para la cultura. Esta es la historia de cómo dos amigos, un escritor y un bluesman, unieron fuerzas para sacar adelante Aires de tormenta, una atractiva unión de literatura y música.
El escritor y periodista Manuel López Poy –autor de casi una veintena de libros y cómics de música, wéstern y género negro– y el cantante, armonicista, percusionista y compositor Blas Picón –componente de bandas como The Nu Niles y The Lazy Jumpers y líder de The Junk Express y Three Time Losers– empezaron a trabajar en 2014 en Aires de tormenta, un ambicioso artefacto que se basa en dos elementos complementarios: un libro de relatos y un disco con canciones inspiradas en ellos.
Para sacarlo adelante, a finales del pasado febrero iniciaron un crowdfunding en Verkami. No hace falta recordar lo que ha pasado desde entonces, porque aún estamos con la mierda hasta el cuello: la pandemia interfirió en el proyecto y la campaña terminó el 13 de abril sin haber llegado a alcanzar la cifra necesaria.
Inasequibles al desaliento, Manolo y Blas comunicaron el 24 de septiembre el regreso de su iniciativa con otro micromecenazgo para que, esta vez sí –y si la caída de un meteorito no lo impide–, pueda ver la luz Aires de tormenta. En el momento de publicar este artículo, faltan 33 días para llegar al objetivo. En esta página podéis contribuir y ver todos los detalles sobre las recompensas que los mecenas pueden obtener.
Pero lo mejor será que los mismos autores nos expliquen con sus propias palabras qué es Aires de tormenta y por qué es necesario que le hagáis un hueco en vuestra biblioteca/discoteca particular.
¿Cómo surgió la idea de llevar a cabo este original proyecto que aúna literatura y música? (Manuel): Como suelen suceder estas cosas, al menos en mi caso, al calor de la barra de un bar… concretamente de nuestro entrañable Honky Tonk Blues Bar. En principio se me ocurrió el primer relato cuando un amigo, Víctor Barceló –excelente armonicista de la escena blues estatal–, pidió su habitual chupito de Canadian Club y lo asocié con la historia de la famosa huelga de La Canadiense por la jornada laboral de ocho horas. Lo primero que pensé fue que debía ser en clave de género negro, y lo siguiente, que debía llevar una banda sonora y que tenía que ser de mi amigo Blas Picón, que estaba allí al lado y que aceptó de inmediato… como el buen suicida que es. (Blas): La idea nació en la truculenta mente de Manolo, y yo, aunque lo quiero mucho, no me atrevo a intentar entender cómo funcionan los engranajes de su cabeza. Por mi parte, solo puedo decir que me entusiasmó. Combina tres mundos que me apasionan: novela negra, revolución social y música. Así que, cuando me lo propuso, no necesité pensarlo ni un momento.
¿Os consta que haya algún precedente de algo similar en este país? (Manuel); Hay novelas de género negro con banda sonora, como la colección de asesinatos en Clave de Jazz, de Andreu Martín, con banda sonora de Dani Nel·lo y Myriam Swanson. Pero de relatos negros con ambientación revolucionaria y temas musicales compuestos inspirándose en ellos, creo que somos los primeros. No creo que haya «chinaos» tan absolutos. Aunque, vete tú a saber, porque, como decía el Guerra, el torero, “hay gente pa tó”. (Blas): Estoy seguro de que se habrán combinado literatura y música en otras ocasiones, aunque no sabría poner ningún ejemplo. Pero este proyecto no nace a la sombra de otros ni intenta parecerse a nada. Es una idea original de Manolo que nace casi como un comentario de bar y que enseguida encuentra eco en otro entusiasta… de la idea y de los bares.
Concebisteis Aires de tormenta antes de la pandemia. Aparte del retraso que habéis sufrido en la campaña de micromecenazgo, ¿os ha hecho replantear algo en cuanto al contenido? Dicho de otro modo: si empezarais de cero, ¿lo haríais diferente en la situación actual? (Manuel): Fue un proceso largo, de cerca de cuatro años, y cuando llegó la pandemia el proyecto estaba listo y perfilado. Tanto el disco como los relatos estaban acabados, así que no cambió nada, excepto la dificultad para sacarlo adelante. (Blas): Manolo me envió su primer relato en junio de 2014 para que empezara a componer una canción. Esto te dará una idea del tiempo que ha llevado todo el proceso. Pero lo cierto es que, cuando empezó la pandemia, ya estaba todo el trabajo hecho, los relatos escritos y el disco grabado. Si empezáramos ahora no creo que cambiáramos nada. Como mucho, nos preguntaríamos si es una buena idea en términos económicos, dadas las circunstancias, pero ninguno de los dos apunta maneras como hombre de negocios. Afortunadamente, los locos tienden a jugar juntos y a nosotros nos ha tocado la lotería con los que se han dejado convencer para jugar en este proyecto.

En Aires de tormenta, el disco, además de Picón (voz y armónica), han participado Mario Cobo (producción y guitarra), Alfonso Alcalá (contrabajo), Óscar Rabadán (guitarra), Víctor Puertas (piano) y D.C. Wallace (clarinete). Los también músicos Pike Cavalero y Xavi Cortés han asumido las funciones de ingenieros de sonido.
Por su parte, Mariano Leser se ha encargado del diseño y Santiago Aguinaga de la maquetación del libro. El resto del equipo se completa con David Moreu (realizador de los vídeos promocionales), Rafa Marín (autor de las fotografías) y José Luis Martín (coordinador de la campaña de crowdfunding).
¿Qué cuenta Aires de tormenta, el libro? (Manuel): Reúne nueve relatos en clave de género negro, ambientados en personajes o momentos de los convulsos y revolucionarios años de finales del siglo XIX y principios del XX. Las historias y los protagonistas son ficticios y los personajes y momentos históricos sirven de telón de fondo: la huelga de La Canadiense en Barcelona, el asesinato de Andreu Nin, un imaginario plan para matar al líder anarquista Ángel Pestaña en Argel, el linchamiento del líder sindicalista indio Frank Little en Montana, la rebelión de los marinos de Kronstadt en Petrogrado, la muerte de la joven socialista Hildegart Rodríguez a manos de su madre, una historia de venganza en México en la que se cruza el poeta boxeador Arthur Cravan, la muerte en un enfrentamiento a tiros con los carabinieri del anarquista italiano Renzo Novatore y el encuentro de un joven fugitivo con la feminista libertaria Emma Goldman.
¿Hay detrás una tarea de investigación para ajustarse a los hechos reales? (Manuel): El trabajo de documentación es una clave fundamental en este proyecto. Soy un fanático del rigor histórico cuando escribo ficción, esté ambientada en la época que sea. Desde las calles hasta las armas o los vehículos, todo está minuciosamente estudiado, y, aunque siempre se corre el riesgo de cometer un desliz, me paso horas documentándome. Pero esta investigación no está solo al servicio de la trama preconcebida, sino que muchas veces es la propia documentación histórica la que me lleva a elegir un personaje u otro y la que, además, hace avanzar los relatos al encontrarme con un hecho o un personaje lo suficientemente atractivo para darle un giro a la trama o para llevarla en una u otra dirección. Personalmente es una de las partes que más me divierte al escribir ficción histórica.

¿Qué tipo de canciones encontraremos en el disco, y cómo se interrelacionan con el contenido del libro? (Blas): Pues, como son temas compuestos por mí, se mueven en el terreno musical que me gusta y me inspira. Me cuesta poner etiquetas, pero supongo que están entre el blues y algo de country viejuno. Es el disco menos cerrado en estilo que he grabado. La idea era hacer un álbum de canciones en el que cada una tenga su propia entidad, relacionada con el relato correspondiente. Además, al producirlo Mario Cobo, también se ha impregnado de su arte y todavía le ha dado un aire más ecléctico. Todo esto dentro de mis posibilidades como compositor, que son las que son…
¿Hay una canción para cada historia? (Blas): Sí. Manolo me enviaba un relato, yo lo leía y buscaba un punto de inspiración para componer un tema. La conexión podía ser cualquier cosa: un personaje, el trasfondo histórico, parte de la acción, una idea sugerida en la historia, etc. Solamente hay una canción que no es original, “Jarama Valley” de Woody Guthrie, que Manolo pidió expresamente para un relato sobre las Brigadas Internacionales.
El hecho de que los relatos estén ambientados en una época concreta, ¿ha influido en el sonido y el estilo de las canciones? (Blas): Lo hablé con Manolo y coincidimos en huir de la fidelidad musical en el espacio y el tiempo. Es decir, si un relato transcurre en México no vamos a hacer una ranchera necesariamente. Tampoco hay una búsqueda de sonoridad fiel a los primeros años del siglo XX. En general, la música que hago ya tiene la influencia de esos tiempos, y eso sí que está, pero no es una recreación.
¿Puede existir el libro sin el disco, o necesariamente deben disfrutarse juntos? (Manuel): Se pueden leer los relatos y escuchar las canciones de forma independiente, pero no tienen la mitad de gracia. Es un proyecto concebido sobre dos patas y quitarle una lo deja obviamente cojo. Yo disfruto enormemente escuchando el álbum, que me parece una maravilla… Pero claro, me sé de memoria la historia. (Blas): Cada obra se sostiene por sí misma, pero la idea es que se complementen y enriquezcan mutuamente. Como mucho, diría que el disco debe más al libro ya que se alimenta de él, pero se sostienen por separado también.
Mario Cobo, el tercer hombre

Para completar este artículo, hemos charlado también con Mario Cobo, el productor del disco de Aires de tormenta. Él nos aporta los detalles más técnicos del proyecto.
¿Cómo escogisteis a los músicos? ¿Fue cosa tuya o de Blas? La elección fue fácil, porque nos conocemos todos. Y, sobre todo, Blas, que es el compositor, tenía bastante claro con quién contar en cada canción. Así que la respuesta es Blas.
¿Qué nos puedes explicar del sonido del disco? ¿Se ha intentado hacer algo deliberadamente retro, relacionado con la época en la que transcurren los relatos? Creo que ninguno de los dos tenía la idea de hacer un ejercicio de estilo en cada canción, aunque cada una, evidentemente, tiene su propio sonido. Blas y yo hemos pasado por diferentes bandas juntos, como The Bob Pills, The Lazy Jumpers y The Nu Niles, y hemos acompañado a muchos cantantes de géneros que van desde el rhythm’n’blues de finales de los 40s hasta grupos vocales de los 50s y los 60s, pasando por rock’n’roll, rockabilly o country. Esto no solo nos da un conocimiento estético de estos estilos de música, sino que, al haber hecho muchas cosas juntos, tenemos muchísimos puntos en común. Quiero añadir que pienso que, estéticamente, ha sido más importante lo que contaban las canciones que el momento histórico.
¿Se ha utilizado algún instrumento vintage? ¡Si! Mi Fender Dual Pro Steel Guitar de finales de los 40s, un amplificador Fender Deluxe de 1953, una Gibson ES-125 de 1959, un altavoz Ampro convertido en amplificador de los 50s, una batería Ludwig Superclassic Oyster del 64… De todas formas, aunque creo en el mojo de los instrumentos vintage, también hay otros como mi Tele Bull Skull que te da un tono perfectamente trabajado para competir con cualquier guitarra viejuna; es cuestión de los sonidos que tienes en tu cabeza. Otra de los instrumentos / herramientas en los que a veces no pensamos es el equipo del estudio. En este caso, hemos utilizado mi colección de micros de los 50s y los 60s y buenos previos y hemos grabado en cinta analógica, aunque, eso sí, hemos mezclado en digital, que somos gente del siglo XXI.
¿Crees que el disco funciona por sí solo, o existe en función del libro para ser disfrutado como una experiencia conjunta? Pienso que, aunque los temas se han creado con la idea de ser parte de la experiencia conjunta del libro, pueden funcionar por sí solos. Animaría al público a que lo entienda de esa manera de primeras. Y después, comprendo que es más fácil poder conducir tu coche escuchando las canciones que leyendo el libro… aunque Manolo podría hacer el audio-libro con Blas poniendo la voz.
1 comentario en “Manuel López Poy y Blas Picón: contra viento y marea”