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Cowboy Junkies, cantos de sirena

En 1987, se plantaron en una iglesia de Toronto (The Church Of The Holy Trinity), y en un solo día y con un único micrófono grabaron el álbum The Trinity Sessions (1988), posiblemente su mejor trabajo. ¿Un momento irrepetible? Veinte años después volvieron al lugar del crimen, esta vez con más cómplices.

Unos instrumentos que parecían meros apuntes, al servicio de un canto distante de sirena. Margo Timmins y sus hermanos Michael (guitarra y compositor) y Peter (batería) –junto con el bajista Alan Anton– esgrimían melodías espartanas y lánguidas picoteando en el bluegrass, en el country y en el blues.

Y, además, los Cowboy Junkies convertían clásicos en irreconocibles joyas etéreas: el tradicional Mining For Gold, el Sweet Jane de Lou Reed, el I’m So Lonesome I Could Cry de Hank Williams, el Dreaming My Dreams With You de Waylon Jennings y el Walking After Midnight de Patsy Cline. Belleza exquisita desde la tierra de los sueños.

Para celebrar el veinte aniversario de ese legendario disco, el grupo canadiense volvió al mismo escenario, pero esta vez con varias cámaras y un puñado de amigos, para volver a interpretar íntegramente y en el mismo orden las canciones de The Trinity Sessions.

El nuevo acercamiento que proponía Trinity Revisited (2007) a ese material ya conocido tenía dos valores añadidos: por un lado, la experiencia adquirida por Margo y sus compañeros a lo largo de dos décadas, que enriquecía los matices de las canciones y en algunos casos los ampliaba (como ese Sweet Jane de más de ocho minutos; en el original no llegaba a los cuatro).

Y por otro, el talento de los amigos que colaboraban con los Cowboy Junkies: el multinstrumentista Jeff Bird (mandolina, armónica y violín) y los cantantes Natalie Merchant (en To Love Is To Bury y Misguided Angel) y Ryan Adams (en 200 More Miles y Sweet Jane).

Pero, sobre todo, destacaba Vic Chesnutt, estremecedor en Postcard Blues, en Blue Moon Revisited (Song For Elvis) –un tema que no aparecía en el vinilo de 1988 y que se basaba en el estándar Blue Moon–, en I’m So Lonesome I Could Cry y en Dreaming My Dreams With You.

Desde el tradicional cántico a capela Mining For Gold que abría el disco hasta el honky tonk Walking After Midnight que lo cerraba, Trinity Revisited era una delicia de principio a fin. Y, más aún, si se tiene en cuenta que incluía un DVD con todo el concierto y un documental.

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