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Alison Krauss, el ángel perdido

De niña prodigio del violín pasó a convertirse en princesa del country, algunas veces demasiado cerca del pop, pero sin olvidar nunca sus raíces en el bluegrass. Y es que, junto a Union Station, la cantante y compositora ha conseguido modernizar este estilo. Para celebrar su cumpleaños recordamos su carrera.

“Tiene la voz de un ángel perdido». «Si Bill Monroe y Linda Ronstadt tuvieran una hija, sería ella». «Posee una de las voces más dulces y honestas que he oído desde los primeros tiempos del country» (Dolly Parton). «Es una extraordinaria cantante e instrumentista» (Emmylou Harris)…

Esos son solo algunos de los piropos que ha merecido Alison Krauss, una joven que, a los 25 años, se convirtió en el punto de mira de todas las multinacionales, deseosas de convertirla en una nueva superestrella. Pero ella siguió fiel a sus orígenes y a sus amigos.

Nacida en Decatur (Illinois) el 23 de julio de 1971, Alison tuvo la suerte de tener unos padres que la animaron a tocar desde niña. Su hermano Viktor Krauss le dio al contrabajo, mientras ella se decantó por el violín y se convirtió en una virtuosa, ganadora habitual de competiciones de bluegrass con apenas 10 años.

A los 14, el sello Rounder la fichó, y poco a poco desarrolló otras facetas como arreglista y productora y, la más importante, como cantante, hasta debutar en solitario con Too Late To Cry (1987) –antes había grabado Different Strokes (1985) con su hermano Viktor y otros músicos–.

Y de niña prodigio violinista pasó a irrumpir en el country con su voz cristalina pero poderosa, susceptible de expresar los sentimientos más puros. Desde su segundo álbum, Two Highways (1989), se vio respaldada por Union Station, una versátil banda acústica que utiliza instrumentos tradicionales para modelar un sonido contemporáneo que bebe del country, el bluegrass y el pop.

En su origen, el grupo estaba compuesto por Jeff White, Mike Harman y John Pennell, y desde principios de los noventa, por Dan Tyminski (guitarra, bajo y voz), Ron Block (guitarra, banjo y voz), Adam Steffey (mandolina y voz; actualmente sustituido por Jerry Douglas) y Barry Bales (bajo y voz).

Con ellos, se enfatizó la labor de conjunto antes que el virtuosismo individual, para conseguir un bluegrass de factura moderna sin caer en la tentación eléctrica. Por eso, se dijo de Union Station que «llevaban el bluegrass de regreso al futuro».

El contrato con Rounder estipulaba que Alison alternara la publicación de discos en solitario con otros junto con Union Station: entre los primeros, I’ve Got That Old Feeling (1990), y entre los segundos, Every Time You Say Goodbye (1992).

So Long So Wrong (1997) fue su tercer álbum con Union Station, y el tema que le daba título era un buen ejemplo de su estilo: a pesar del sonido acústico impregnado de banjo, guitarra y mandolina, poseía una gran fuerza que lo distanciaba de lo añejo, y destacaba por las armonías vocales entre la cantante y los otros componentes del grupo.

Curiosamente, el sonido bluegrass más ortodoxo, aparte del instrumental tradicional Little Liza Jane, aparecía en las canciones interpretadas por los componentes de Union Station: No Place To Hide, con Adam; The Road Is A Lover, Blue Trail Of Sorrow y la tradicional de origen irlandés I’ll Remember You, Love, In My Prayers, con Dan, y Pain Of A Troubled Life, con Ron.

En cambio, eran los temas abordados por Alison los que limaban las asperezas de lo tradicional para convertirse en, sencillamente, intemporales: Deeper Than Crying, el I Can Let Go Now del ex-The Doobie Brothers Michael McDonald, Find My Way Back To My Heart (donde se entendía por qué la comparaban con una joven Dolly Parton) y, especialmente, el Looking In The Eyes Of Love del prolífico compositor Kostas, donde la belleza de la voz de Krauss rebasaba cualquier límite.

Los Union Station actuales: Jerry Douglas, Barry Bales, Alison, Ron Block y Dan Tyminski

Tras So Long So Wrong Alison volvería a publicar como solista Forget About It (1999) –con colaboradores estelares como Lyle Lovett, Dolly Parton, Jim Keltner, The Cox Family y Matt Rollings–.

Después, y rompiendo el compromiso con Rounder, llegaría una ristra de álbumes con Union Station: New Favorite (2001), Lonely Runs Both Ways (2004) y Paper Airplane (2011), el último hasta el momento.

En solitario, su trabajo más reciente fue Windy City (2017), una colección de versiones de clásicos del country y el bluegrass popularizados por Brenda Lee, Willie Nelson, Roger Miller, Bill Monroe y Eddy Arnold, entre otros.

Y, naturalmente, no podemos olvidar uno de los mayores hitos en la carrera de Alison: su aventura con Robert Plant en el aclamado Raising Sand (2007). Pero esa es otra historia que ya conté en estas mismas páginas.

De la autenticidad con Union Station…

Alison Krauss podría haber sucumbido a los encantos de la industria y grabar canciones infumables, pero no lo hizo. Aun así, los puristas del bluegrass podrían ponerle más de una pega.

Live (2002), un álbum doble grabado en directo en Kentucky en abril de 2002, reflejaba muy bien esta contradicción. Acompañada de los virtuosos Union Station (Jerry Douglas, Dan Tyminski, Ron Block y Barry Bales), Alison exhibía su voz cálida y su talento como violinista en las dos caras de su repertorio.

Por una parte, los temas basados en instrumentación y armonías vocales bluegrass, pero más cercanos al crossover: con el pop (Forget About It y When You Say Nothing At All), con el folk contemporáneo (The Lucky One y ese New Favorite de Gillian Welch) y con el blues (Oh Atlanta de Bad Company).

En la otra cara, los Union Station demostraban su conocimiento de las raíces, en clásicos como Cluck Old Hen o en cortes más cercanos al newgrass como We Hide & Seek, y en canciones tradicionales marcadas por la voz de barítono de Tyminski, como Bright Sunny South y Tiny Broken Heart (The Louvin Brothers).

Sin duda, los momentos más aclamados eran las interpretaciones de dos de las canciones de la banda sonora de O Brother: el excelente I Am A Man Of Constant Sorrow y el góspel a capela Down To The River To Pray.

En Live Krauss retrataba su evolución artística, pero, por encima de todo, proclamaba a los cuatro vientos su honestidad e integridad.

… a sus mejores aventuras en solitario

Esto sí fue un cambio radical: de regordeta violinista bluegrass a sofisticada heroína del country-pop. En el caso de Alison Krauss, su evolución no solo pasó por variar de peinado o modernizar su vestuario, sino que afectó a su propio estilo. Para documentarlo, A Hundred Miles Or More. A Collection (2007).

La artista de Illinois saltó a la fama en 1995 con otro recopilatorio, Now That I’ve Found You. Pero en esta nueva selección no recogía sus trabajos junto a Union Station y The Cox Family, sino sus aventuras en solitario.

En A Hundred Miles Or More encontramos canciones de bandas sonoras (de O Brother y Cold Mountain), de tributos (el How’s The World Treating You de The Louvin Brothers, con James Taylor) y colaboraciones con otros artistas (The Chieftains, Brad Paisley y John Waite, con quien recreaba su archiconocido Missing You). Alison incluía, además, seis inéditas: entre ellas, las versiones de Don Williams You’re Just A Country Boy y Lay Down Beside Me.

Aunque a veces se acercaba peligrosamente al AOR, su preciosa voz la salvaba, y la presencia de músicos como Sam Bush, Stuart Duncan, Jerry Douglas y Dan Tyminski conseguía establecer una sutil pátina country. Pero no nos engañemos: que el mejor tema fuera el bluegrass Sawing On The Strings era todo un aviso de que no debía alejarse de las raíces.

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