Con su coherente obra en solitario y con otros proyectos, ha demostrado ser mucho más que “la chica del violín” de Whiskeytown, el antiguo grupo de Ryan Adams. La excusa de la reciente reedición en vinilo de su debut de 2002 nos sirve para repasar su carrera.
“Soy artista, cantante, compositora, violinista, madre de perros y esposa de Skillet y vivo en Raleigh, Carolina del Norte. Me mudé aquí en 1993, y un año después me uní a Whiskeytown y comencé un viaje increíble”: así se define Caitlin Cary en su web.
Y es que, aunque el bocazas pretencioso de Ryan Adams tal vez no lo reconocería, Caitlin fue responsable en gran parte del desarrollo del sonido de la desaparecida banda de country alternativo, de la que fue cofundadora.
Tras participar en los tres álbumes de Whiskeytown –Faithless Street (1995), Stranger’s Almanac (1997) y Pneumonia (2000)– y tras la disolución del grupo, debutó como solista con While You Weren’t Looking (2002), que tomaba como base el género de la americana, aunque se extendía por otros derroteros.
Así, en el disco no faltaban ni el regusto soul de Too Many Keys (con metales incluidos), ni las canciones pop de belleza irrefutable como Shallow Heart, Shallow Water (con potencial de convertirse en música de un spot con pretensiones), Thick Walls Down y Pony (con guiños a las producciones clásicas de Phil Spector, con esas palmadas y cuerdas solemnes).
Caitlin no renunciaba a sutiles toques campestres –con la presencia de pedal steel, violín y dobro– en el folk contemporáneo de Please Don’t Hurry Your Heart (compuesta con Adams), en la austera Fireworks y en What Will You Do?; en la brisa bluegrass de Hold On To Me (con un trepidante desarrollo instrumental), y en los valses I Ain’t Found Nobody Yet (otra coescrita por Adams) y The Fair.
Varios colegas de Whiskeytown –su marido Skillet Gilmore (batería), Mike Daly (guitarra, quien coescribió y tocó en la mayoría de temas) y Mike Santoro (bajo)– y de grupos como The Jayhawks (Jen Gunderman, teclados), Hazeldine (Tonya Lamm, voces) y Glory Fountain (Lynn Blakey, voces), además del cantante Thad Cockrell, la acompañaban en este precioso ejercicio de americana producido por Chris Stamey.
A finales de septiembre, su sello Yep Roc ha lanzado una edición ampliada, remasterizada y limitada en vinilo de While You Weren’t Looking para celebrar su vigésimo aniversario, que incluye tres bonus tracks: Trickle Of Whiskey, The Fair (Band Version) y Keys To The Fair.
“Me siento profundamente honrada por esta reedición”, ha declarado Cary. “Su realización fue tan memorable como muchas de las otras Primeras Veces en mi vida. Parece que sucedió hace un momento, al igual que también siento como si hubieran pasado muchas vidas desde entonces. Espero que su sonido y su sentimiento evoquen ese tipo de confusión temporal a cualquiera que lo escuche”.
Tras su aclamado debut, Caitlin repitió en I’m Staying Out (2003) con una producción más rica en arreglos e instrumentación, y con una plantilla de colaboradores que incluía a Mary Chapin Carpenter, Don Dixon, Mitch Easter, Jen Gunderman, Audley Freed (guitarra de The Black Crowes) y Thad Cockrell.
Respecto a su anterior trabajo, la cantautora demostró que había crecido como compositora e intérprete, y que su amalgama de rock, folk y country y sus canciones inteligentes funcionaban a la perfección.
Su voz majestuosa y melancólica se lucía en el folk-rock más redondo (Empty Rooms, Beauty Fades Away, The Next One), en el country de la vieja escuela (la excelente balada al estilo Patsy Please Break My Heart), en el soul más robusto (You Don’t Have To Hide, con cuerdas y metales) y en el roots rock más arrollador (Cello Girl).
También brillaba en las baladas (el country-rock “ortodoxo” de I’m Staying Out, el vals In A While y ese Sleepin’ In On Sunday con suaves tonalidades country a cargo de pedal steel y con madera de hit). Para el final, un cover de Continental Drifters, I Want To Learn To Waltz With You, con detalles de clarinete y gran desarrollo instrumental.
Con I’m Staying Out, el futuro de Caitlin Cary estaba más que asegurado. Y, lo que es mejor, ya no había ni rastro de Ryan Adams. En cambio, su tercer trabajo la unió a otro de sus colaboradores habituales.
El country posee una larga tradición de dúos clásicos: George Jones y Tammy Wynette, Conway Twitty y Loretta Lynn, o Gram Parsons y Emmylou Harris. A esa memorable lista se añadieron Caitlin y Thad Cockrell, un cantautor con peculiar voz de tenor cuyo objetivo era “devolver el dolor al country”, con canciones de corazones rotos.
La pareja se conoció en 1997 gracias al marido de Cary, Skillet, cuando eran vecinos en Carolina del Norte. Desde ese momento, se encontraban los domingos para hablar, componer y cantar. De ahí, coincidieron en los dos primeros álbumes de Caitlin, y en los dos de Thad –Stack Of Dreams (2001) y Warmth & Beauty (2003)–. Por eso, era natural que acabaran grabando una colección de dúos como Begonias (2005).
Si ya por separado brillaban por su talento, juntos en una misma canción te podían conducir al éxtasis, sobre todo cuando abordaban baladas rompecorazones como Please Break My Heart (que ya aparecía en otra versión en I’m Staying Out), Whatever You Want (con un inspirado violín), Big House y la joya soul de Percy Sledge Warm & Tender Love.
Y lo mismo ocurría con el country más sesentero (el estilizado Don’t Make It Better, con una elegante pedal steel, y el precioso medio tiempo Two Different Things) y el honky tonk más ortodoxo (el tremendo Party Time a lo sonido Bakersfield).
Con el respaldo de una banda que incluía al pedal steel Pete Finney, a los guitarristas Will Kimbrough y Audley Freed y al teclista Jen Gunderman, y la labor como coproductor de Brad Jones, Caitlin y Thad se convirtieron en el mejor dúo country surgido en los últimos tiempos.
Paralelamente, la cantante se enroló en un nuevo proyecto, Tres Chicas, junto con Lynn Blakey (voz y guitarra) y Tonya Lamm (voz y guitarra). Se conocían desde hacía tiempo –Lynn y Tonya ya colaboraron en su debut–, pero sus ocupaciones les impedían coincidir. Hasta que, tras un encuentro fortuito, crearon el grupo y grabaron su primer álbum, Sweetwater (2004).
A primera vista, el trío podría recordar a otra formación parecida, The Be Good Tanyas, de carácter acústico, pero esa sensación era engañosa porque Tres Chicas aportaban sus variadas influencias, con un sonido más eléctrico, por cortesía del productor Chris Stamey y de músicos como Skillet Gilmore, Jen Gunderman y el propio Stamey. Lo que no era engañoso era el poderío de sus voces, mucho más acentuado que en sus aventuras por separado.
Lynn, Caitlin y Tonya se repartían las tareas como compositoras, y se notaban sus distintos bagajes: así, Sweetwater y Heartbeat se acercaban al country-rock más eléctrico; Foot Of The Bed, Desire e In A While eran baladas de sonido country a ritmo de vals, y When You Sleep y When Was The Last Time pertenecían a la categoría del roots rock melódico.
Junto a sus temas propios, Tres Chicas bordaban versiones de Loretta Lynn (el orgulloso honky tonk Deep As Your Pocket, con la poderosa guitarra de Stamey), Lucinda Williams (la balada bluegrass Am I Too Blue, con el cuarteto Chatham County Line), y George Jones (el excelente hillbilly acústico Take The Devil Out Of Me, con magníficos solos de violín y guitarra).
Para grabar su segundo álbum, Bloom, Red & The Ordinary Girl (2006), Caitlin, Lynn y Tonya dejaron su Carolina del Norte por Londres, para ponerse en manos de los productores Neil Brockbank y Robert Trehern. Y con esa hábil jugada, consiguieron romper las fronteras de la americana y ampliar el potencial de su propuesta.
Y es que, a diferencia de Sweetwater, el trío no solo recurría a las múltiples variantes del country, sino que se abría a influencias del folk irlandés (Red), el soul de los sesenta (Sway), el pop (My Love), las torch songs retro de belleza turbadora (Stone Love Song y All The Shade Trees In Bloom) y el jazz-pop de factura más actual (Only Broken). Es decir, algo parecido a lo que hace Neko Case, a quien evocaban en la atmosférica 400 Flamingos.
El country solo aparecía en The Man Of The People y en la pegadiza If You Think That It’s All Right de Johnny Carver. La otra versión del álbum era el Drop Me Down de Lou Ford. Para arropar sus excelentes armonías, Tres Chicas contaban con las colaboraciones de Nick Lowe, del guitarrista Bill Kirchen, del pedal steel BJ Cole y del pianista Geraint Watkins.
Además de todos los discos citados, Caitlin Cary también ha grabado dos EP en solitario –Waltzie (2000) y Thick Walls Down (2002)–, un EP con The Small Ponds –Caitlin Cary & Matt Douglas Are The Small Ponds (2010)– y un álbum de canciones de protesta con el colectivo The NC Music Love Army, We Are Not For Sale. Songs Of Protest (2013).
Desde 2015 se ha concentrado en su faceta como artista visual. En 2021, junto con su marido, Skillet Gilmore, abrió The Pocket, una pequeña galería-estudio en Raleigh, donde ambos exponen sus obras y una selección del trabajo de otros artistas y creadores locales.
El 29 de octubre, Cary actuará en el concierto inaugural en el Museo de Historia de Carolina del Norte para celebrar la exhibición itinerante The Power Of Women In Country Music, organizada por el Museo Grammy de Los Ángeles.