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Wilco, raíces y aristas

Wilco: entre la tradición y la experimentación. Foto: Annabel Mehran

El grupo norteamericano, uno de los pioneros del alt. country –aunque luego evolucionó hacia otros derroteros–, visitará este verano diversas ciudades españolas para presentar su álbum más reciente, Cruel Country (2022). Es un buen momento para recordar dos de sus trabajos más interesantes y, al mismo tiempo, distintos.

Con discos como A.M. (1995) y Being There (1996), Wilco se convirtieron en estandartes del country alternativo –al igual que los Son Volt de Jay Farrar, procedían de Uncle Tupelo, disueltos en 1994–, pero pronto exploraron nuevos territorios musicales y emocionales, y se han reinventado en más de una ocasión. Ya en 1999 se sumergieron en el pop experimental con Summerteeth.

Pero aún se alejarían más de las raíces con Yankee Hotel Foxtrot (2002) –aparecido al mismo tiempo que el documental complementario I Am Trying To Break Your Heart (Sam Jones, 2002)–, con el que consiguieron el éxito comercial y crítico más grande de su carrera hasta ese momento.

Su disco posterior, el excelente A Ghost Is Born (2004), fue especialmente decisivo en su evolución. La banda de Chicago liderada por Jeff Tweedy (voz y guitarra) –junto con John Stirratt (bajo, voz), Glenn Kotche (batería, percusión) y Mikael Jorgensen (teclados); el multinstrumentista Leroy Bach dejó la formación durante la grabación– contó con la coproducción de Jim O’Rourke (habitual de Sonic Youth).

A Ghost Is Born renunciaba a la electrónica de Yankee Hotel Foxtrot a favor de una plantilla sonora naturalista arraigada en una interpretación y una producción minimalistas, y fusionaba elementos tradicionales del rock de guitarras, batería y teclados con su experimentación sonora característica.

El grupo se movía a través de un abanico de idiomas musicales, transformando estilo tras estilo en su sonido propio e inimitable. El resultado fue el disco más orgánico y con el sonido más directo que los de Chicago habían hecho. La mayoría se grabó en directo con O’Rourke y el ingeniero Chris Shaw.

“Creo que este es un álbum más consistente que cualquiera de los otros que hemos grabado –aseguró Tweedy–. Consideramos la idea de presentar nuestra música de una forma tan humana como fuera posible en un mundo artificial, y pienso que lo hemos logrado”.

A Ghost Is Born, un huevo con sorpresa

En noviembre de 2003, los Wilco se encerraron con O’Rourke y Shaw en el estudio Sear Sound de Nueva York. Su objetivo en estas sesiones –complementadas con material registrado en los estudios Soma E.M.S. de Chicago– era desnudar el proceso de grabación a su esencia para capturar la crudeza y la belleza de los músicos al tocar.

“Nos esforzamos en utilizar simplemente los ensayos y los arreglos para expresar lo que queríamos sin tener que emplear la tecnología”, explicó Tweedy. “Para ser honesto, me sentí mucho más libre. De hecho, estuve inhibido sobre mi forma de tocar durante años, así que pienso que tuvimos la intención de dejarnos ir”, confesó.

Wilco aportó el mismo espíritu de espontaneidad al proceso de composición. Así, algunas canciones, como Company In My Back y Handshake Drugs, empezaron como poemas y fragmentos líricos en el bloc de notas de Tweedy, hasta que inventó las melodías para transmitirlas a sus compañeros.

Lo que sí estaba claro desde un principio era el contenido de las letras del álbum, una investigación de la identidad, para explorar ideas de cómo y dónde el individuo encaja en una compleja y creciente sociedad posmilenial.

Para la gira de A Ghost Is Born, la banda incorporó a dos nuevos componentes: Pat Sansone (cofundador con Stirratt de The Autumn Defense) a los teclados, guitarras y voces, y Nels Cline (conocido por sus trabajos con Mike Watt y The Geraldine Fibbers, además de sus propias grabaciones de jazz vanguardista) a las guitarras.

Tras el viraje de A Ghost Is Born, con el que consiguieron encandilar a un nuevo público, su siguiente álbum, Sky Blue Sky (2007) –producido por el propio grupo en The Loft, su estudio en Chicago, y con Sansone y Cline ya fijos en la formación–, lo tenía todo para provocar reacciones contradictorias.

Ante todo, una aclaración: nadie niega que su sexto trabajo era un gran disco. Pero los que se esperaban otra vuelta de tuerca con experimentos, distorsiones y ruidos podían salir esquilados. En cambio, los que ansiaban un regreso a los orígenes, como una continuación de Being There, estaban de enhorabuena.

Sky Blue Sky: otro cambio

Aunque la cosa tampoco era tan sencilla, no todo era blanco o negro. Porque sí, en Sky Blue Sky Tweedy interpretaba algunas canciones de raíces country y folk inequívocas, que no dejaban lugar a la duda: la balada intimista Please Be Patient With Me, la memorable What Light o la que daba título al álbum.

Pero, de pronto, uno se encontraba con varios temas que tomaban caminos inesperados: las armonías vocales de You Are My Face quedaban interrumpidas, la solemnidad soul de Side With The Seeds se ahogaba entre oleadas de guitarras, el ritmo cansino de Shake It Off se adentraba en pantanos de percusiones, y el piano de Walken daba paso al southern rock desbocado.

Entre ambos extremos, el roots y el inesperado, Wilco conseguía un equilibrio excelente en temas como Either Way, donde la aparente candidez se veía embellecida por cuerdas sinfónicas y un brillante solo de guitarra jazzístico.

En canciones como esta era donde se apreciaba el gran trabajo de equipo de Tweedy y su nueva formación, enriquecida con las aportaciones de Sansone y, sobre todo, de Cline, hábil también con la lap steel.

Sky Blue Sky era un gran álbum de Wilco, y no debe tomarse tan a la ligera como algunos críticos “modernos” hicieron, decepcionados por no haberse encontrado con una segunda parte de A Ghost Is Born. Pero ahí reside la grandeza de los mejores grupos: la capacidad de sorprender disco tras disco.

Después, Tweedy y compañía se adentraron más en el rock alternativo carne de festivales indie en álbumes como Wilco (The Album) (2009), The Whole Love (2011), Star Wars (2015), Schmilco (2016) y Ode To Joy (2019), hasta llegar a su disco más reciente, el doble Cruel Country, en el que vuelven a las raíces de la americana.

Ese es el trabajo que presentarán en su próxima gira, que recalará en España en varias ciudades en agosto: Aranda de Duero (Sonorama, día 12), Sant Feliu de Guíxols (Festival Porta Ferrada, día 14), Marbella (Starlite, día 16), Alicante (Plaza de Toros, día 17) y Pazo de Urzáiz (Espazo Fest, día 20).

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