cine y TV

No, esta no es mi clase de country

Orville Peck, Mickey Guyton y Jimmie Allen: ¿profesores de country?

My Kind of Country es el título de un talent show que se estrenó el 24 de marzo en Apple TV+. Su objetivo es descubrir a nuevas figuras que rompan con los estereotipos asociados a ese estilo. Pero cuando prima la política de la inclusión, ¿dónde queda la música?

La idea de My Kind of Country surge de una conversación entre la actriz Reese Witherspoon y la cantautora Kacey Musgraves, las productoras ejecutivas del programa, sobre el futuro del country y su evolución para alejarse de sus tópicos.

Así, el objetivo del concurso es demostrar que otro country es posible, es decir, uno que no sea racista, homófobo, machista, sexista, reaccionario ni cualquiera de todas las sandeces con las que suele ser etiquetado. Primera premisa equivocada.

La segunda se refiere a qué entendemos hoy en día por “country”. En un momento dado alguien dice eso de “tres acordes y la verdad”. Si Harlan Howard levantara la cabeza y viera en qué se ha convertido, se pegaría un tiro.

Y es que los artistas/coaches de My Kind of Country representan ese subproducto salido del Nashville actual, que se acerca más al pop y al R&B que a otra cosa, hiperproducido y con cualquier atisbo de las raíces erradicado.

Uno se pregunta si la presencia de Jimmie Allen (afroamericano), Mickey Guyton (afroamericana) y Orville Peck (homosexual) responde más a la inclusión y a lo que es políticamente correcto que al auténtico espíritu del estilo.

Ojo, no dudo de su calidad como artistas, pero lo que hacen tiene de poco del country como yo lo entiendo: Allen y Guyton suenan más a R&B que otra cosa, y solo Peck se aproxima en algunos momentos a los sonidos tradicionales.

Y tampoco se trata de personajes con grandes trayectorias. Allen debutó en 2018 y solo tiene tres álbumes, el más reciente Tulip Drive (2022); Guyton, solo uno: Remember Her Name (2021), y Orville, dos: Pony (2019) y Bronco (2022).

Para ayudar a los aspirantes a estrellas, cuentan con el productor Adam Blackstone, conocido por sus trabajos con The Roots, Jill Scott, Al Green, Joss Stone… Todos ellos, grandes figuras del hip hop, el soul y el R&B… pero no del country.

Es loable el objetivo del concurso de encontrar a artistas que salgan del estereotipo y que sean de cualquier lugar del mundo. Pero si los profesores y asesores representan ese “country” edulcorado y despojado de sus raíces, tenemos un problema.

En los tres primeros capítulos conocemos a los cuatro candidatos de cada coach, que deben interpretar una versión de un tema no necesariamente country –eso se recalca–, adaptada a su estilo. Los que superen la prueba pasarán a la siguiente fase.

En el equipo de Jimmie Allen los mejores son el hindú Dhruv Visvanath, con Ring of Fire (Johnny Cash), adaptado a su forma percusiva de tocar la guitarra, y la mexicana Ale Aguirre, con Home (Phillip Phillips, un ganador de American Idol).

Los otros dos son el sudafricano (blanco) Justin Serrao, con Wild World (Cat Stevens), y la afroamericana de Carolina del Norte Camille Parker con Space Cowboy (Kacey Musgraves). Todos ellos pasan a la siguiente fase.

Los más destacados del equipo de Mickey Guyton son The Betsies, dos hermanas sudafricanas (blancas) con Keep Your Heart Young (Brandi Carlile), y su compatriota (negro) Wandile con Just the Two of Us (Bill Withers).

El grupo se completa con dos afroamericanos: Chuck Adams, de Nashville, con Golden (Harry Styles), y Ashley Amber, de Las Vegas, con Crazy for You (Madonna). Esta es descartada y abandona el concurso.

Y en el team Peck sobresalen el trío sudafricano (dos negros y un blanco) The Congo Cowboys, con Jolene (Dolly Parton), en una fusión de country y música africana, y la californiana no binaria Ismay, con Linger (The Cranberries), que no es seleccionada.

La sudafricana (negra) Micaela Kleinsmith, con Need You Now (Lady A), y la hindú Alisha Pais, con Glitter in the Air (Pink), superan el showcase, así como los citados The Congo Cowboys, quienes cantan en inglés y lingala (lengua del Congo).

En general, todos ellos tienen buenas voces –mejores que las de los talent shows que vemos en nuestro país–, y varios tocan, además, instrumentos como la guitarra y el banjo. Eso sí, pocos de ellos escogen canciones country para sus covers.

En los tres capítulos siguientes, los concursantes seleccionados asistirán a los talleres de cada coach: colaboraciones (Jimmie Allen), interpretación (Mickey Guyton) y narrativa visual (Orville Peck).

Cuando escribo este artículo, solo se han emitido tres episodios. Con lo visto hasta ahora, podemos decir que My KInd of Country es un talent show muy ágil (capítulos de entre cuarenta y cincuenta minutos), y de una factura de más calidad que otros espacios de este tipo (La voz, Got Talent, X Factor, Eufòria…).

Pero lo más perverso es el mensaje. Un artista de cualquier estilo debe destacar por su obra, no por su género, su orientación sexual, su color de piel o su país de origen. Y el programa parece querer transmitir la idea contraria. Cuando prima lo políticamente correcto, ¿dónde queda la música?

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