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Buenas intenciones: Hugh Laurie

Amor por la música de Nueva Orleans

Famoso por interpretar al icónico doctor House, nos sorprendió agradablemente cuando publicó un espléndido álbum de blues de Nueva Orleans. Es el protagonista de una nueva entrega de la sección dedicada a los artistas que se acercan a los sonidos con raíces americanas desde otros ámbitos.

Es un actor británico, con todas las habilidades que eso supone; pero, además, Hugh Laurie es un gran aficionado al blues, desde que escuchó a Willie Dixon en la radio y Nueva Orleans se convirtió en –según palabras propias– “su Jerusalén”.

Si a eso le sumamos que empezó a tocar el piano a los 6 años –también le da a la guitarra, la armónica, la batería y el saxo– y que se aficionó a las grabaciones de las leyendas del blues, comprenderemos mejor que Let Them Talk (2011) no fuera el típico capricho de estrella.

Eso sí, en las notas interiores afirmaba con retranca y humildad que “soy un inglés blanco de clase media entrando abiertamente sin autorización en la música y en el mito del sur norteamericano”. Más claro, imposible.

La edición especial del primer álbum

En su debut como solista –antes formó parte de Band From TV, un grupo integrado por actores creado en 2007, y tocó el piano en un tema del álbum Hang Cool Teddy Bear (2010) de Meat Loaf–, el protagonista de House se rodeó del mejor equipo.

En primer lugar, el productor, Joe Henry, quien aportó al núcleo duro de sus colaboradores –Jay Bellerose (batería), David Piltch (contrabajo) y Patrick Warren (teclados)–, junto con brillantes multinstrumentistas como Greg Leisz y Kevin Breit.

Por si fuera poca tanta excelencia, contó con una sección de metales arreglada por Allen Toussaint y con la participación de Irma Thomas (en el tradicional John Henry), de Sir Tom Jones (en el Baby Please Make A Change de Mississippi Sheiks) y de otro matasanos famoso, Dr. John (en el After You’ve Gone de Bessie Smith).

Reportaje sobre la grabación del disco

Y llegamos al talento del propio Laurie: en este homenaje al blues de Nueva Orleans se mostró como un pianista impresionante, especialmente en sus recreaciones de las tradicionales St. James Infirmary y Buddy Bolden’s Blues, del Swanee River de Stephen Foster y del Tipitina de Professor Longhair.

Como cantante era más discreto; aun así, superaba con nota el slow acústico Six Cold Feet (Leroy Carr), se apañaba como crooner en Winin’ Boy Blues (Jelly Roll Morton) y se sumergía en los pantanos con The Whale Has Swallowed Me (J.B. Lenoir). Hasta ese momento, nos había convencido como actor; tras este disco, nos encandiló como músico.

Let Them Talk se publicó más tarde en una edición especial que incluía cuatro temas nuevos –entre ellos, Hallelujah, I Love Her So (Ray Charles) y Crazy Arms (Ray Price)– y el DVD A Celebration Of New Orleans Blues, un documental con actuaciones.

En resumen…

En directo en Belo Horizonte (Brasil), en 2014. Foto: Antonio Thomás Koenigkam Oliveira

Let Them Talk podría haberse quedado en un simple –pero efectivo– proyecto de estudio. Aunque lo mejor estaba por llegar, porque Hugh Laurie lo defendió en directo… ¡y de qué manera!

De hecho, algunas de las canciones ya las había testado en un pequeño club de Nueva Orleans, pero tras la publicación del disco se embarcó en el Let Them Tour en 2012, que llegó el 26 de julio a Barcelona (Teatre Arteria Paral·lel).

El concierto solo puede calificarse como memorable. Lo acompañaba una brillante The Copper Bottom Band, integrada, entre otros, por Bellerose, Piltch, Warren y Breit, una formación que, como muchos pensamos, habría enriquecido el bolo de Tom Waits de 2008, con unos instrumentistas mucho menos efectivos.

Laurie exhibió su dominio sobre las tablas –ante todo es actor, no lo olvidemos– con su humor irónico –lo que hacía plantearse cuánto de su personalidad aportaba a House– y su empática comunicación con el público.

Pero –morbo aparte de ver al protagonista de una serie de moda– habíamos ido a contemplar un concierto, y eso lo tuvimos con creces, con un Hugh más que convincente cuando tocaba el piano y nos sumergía en los sonidos de Nueva Orleans.

Una escena del documental de la ITV

La televisión aprovechó la buena acogida del álbum para dedicarle varios documentales en 2011: un episodio de la serie británica de la ITV Perspectives, y otro de Great Performances, el programa de la cadena pública norteamericana PBS.

Vistos los buenos resultados artísticos de Let Them Talk, Hugh repitió con Didn’t It Rain (2013), de nuevo producido por Joe Henry y con la misma banda –con la incorporación de la cantante Jean McClain–, y en el que reincidía con el repertorio de blues, además de adentrarse en el jazz, el rhythm’n’blues y el tango.

Entre las voces invitadas, la cantante guatemalteca Gaby Moreno (en el tango Kiss Of Fire, originalmente El choclo; en The Weed Smoker’s Dream de Lil Green, y en Didn’t It Rain de Sister Rosetta Tharpe) y el veterano bluesman Taj Mahal (en el Vicksburg Blues de Little Brother Montgomery).

Laurie también adaptaba The St. Louis Blues (W.C. Handy), Junkers Blues (Champion Jack Dupree), Send Me To The ‘Lectric Chair (Bessie Smith), I Hate A Man Like You (Jelly Roll Morton) e incluso One For My Baby (Frank Sinatra).

Por desgracia, el último álbum hasta el momento

Mención aparte para el Wild Honey de Dr. John. El actor escribió en los créditos que “fuimos lo bastante temerarios para interpretarla en Montreux una hora antes de que Dr. John actuara en el mismo escenario”.

La edición especial en formato libro de Didn’t It Rain incorporaba un segundo CD con cinco bonus tracks, entre ellos los clásicos de Nueva Orleans Junco Partner y Staggerlee y el Louisiana Blues de Muddy Waters.

También en 2013, Laurie actuó con su banda en el transatlántico Queen Mary, anclado en Long Beach, como un tributo a uno de sus héroes, Professor Longhair, quien grabó allí el álbum Live On The Queen Mary (1978). El concierto del actor se publicó después en DVD/Blu-ray como Live On The Queen Mary.

Por desgracia, Hugh Laurie no ha grabado ningún otro álbum desde entonces. Toda una lástima para alguien que, en su caso, va más allá de las buenas intenciones para erigirse en uno de los ejemplos de amor por el blues –en especial de Nueva Orleans–más auténticos y sinceros.

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