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Clarence «Gatemouth» Brown, el maestro ecléctico de Texas

No le gustaba que lo llamaran bluesman: él era mucho más, un genio de la guitarra y el violín que bebía de todos los estilos de raíces norteamericanas, en especial de los procedentes de Texas y Louisiana. Cuando se cumplen quince años de su desaparición recordamos uno de sus últimos álbumes.

La geografía fue un factor decisivo en la carrera de Clarence «Gatemouth» Brown: nacido en Louisiana –en Vinton, el 18 de abril de 1924– pero criado en Texas, durante casi sesenta años este multinstrumentista forjó un estilo que mezclaba lo mejor de ambos estados: blues, country, jazz, swing y cajun.

Virtuoso de la guitarra y el violín (y también de la armónica, la mandolina, la viola y la batería), Brown no se consideraba un bluesman, aunque su influencia en el blues texano es incuestionable, así como en personajes tan diversos como Albert Collins, Joe Louis Walker o Frank Zappa. Pero él prefería ser descrito como un maestro ecléctico de Texas cuyos intereses incluían todos los estilos con raíces.

Si bien en sus últimos discos Brown enfatizó el sonido de big band del swing texano –por ejemplo, en Gate Swings (1997) y American Music Texas Style (1999)–, en Back To Bogalusa (2001) propuso una vuelta a Louisiana: regresó al estudio de Bogalusa donde a mediados de los setenta grabó diversos álbumes para el sello francés Barclay, recurrió a músicos locales como el guitarrista Sonny Landreth y el acordeonista Zachary Richard y, sobre todo, interpretó un repertorio que evocaba los paisajes de Louisiana.

Para empezar, en Back To Bogalusa encontramos un par de temas escritos por el mítico compositor de Nueva Orleans Bobby Charles (autor del célebre See You Later Alligator en los años cincuenta): el blues soulero It All Comes Back (con sensuales voces femeninas) y el rhythm’n’blues de sonido neorleano Why Are People Like That (con metales coloristas y piano a lo Professor Longhair).

Brown también abordaba nuevas versiones de cinco temas que había grabado en los setenta para Barclay: el melancólico vals cajun Breaux Bridge Rag (con el acordeón protagonista de Zachary Richard), el pantanoso y tribal Bogalusa Boogie Man (con ricas percusiones y metales y coros femeninos, digno del repertorio de Dr. John), el country-blues Folks Back Home (con la slide atmosférica de Sonny Landreth en diálogo con la guitarra de línea clara de Clarence), el Dixie Chicken de Little Feat (adaptado a los ritmos criollos, con aires caribeños, bajo funk y de nuevo la slide de Landreth) y el country-cajun Louisian’ (con un sonido más acústico que le permitía lucirse con el violín).

El sabor de Louisiana también estaba presente en el emotivo slow Same Old Blues, en el sensual swing Dangerous Critter (para acompañar con chasqueo de dedos), en los instrumentales Grape Jelly (un vibrante rhythm’n’blues con ímpetu funk y metales explosivos, para el lucimiento de toda la banda) y Slap It (con un sonido canalla al estilo del pianista Eddie Bo, otro músico ilustre de Nueva Orleans) y en un par de temas habituales del repertorio del cantautor texano Delbert McClinton, Lie No Better y el exuberante Going Back To Louisiana.

A sus 77 años, Brown conservaba su excelencia como cantante y su virtuosismo como guitarrista (con su cacareo inconfundible) y violinista, más inspirado que nunca en su regreso a sus raíces. Y es que la etiqueta que aparecía en la portada de Back To Bogalusa lo expresaba a la perfección al describir este disco como «un tributo a la tradición del blues sureño de Louisiana, a sus gentes, sus ciudades y sus pantanos».

Tras Back To Bogalusa Clarence solo grabó un álbum más, Timeless (2004). Murió el 10 de septiembre de 2005 a los 81 años en Orange, Texas.

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