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Solomon Burke, la resurrección tardía del rey del rock & soul

Conocido como «The King Of Rock & Soul», triunfó en los sesenta en Atlantic Records con hits como Got To Get You Off My Mind y Just Out Of Reach (Of My Two Open Arms), y canciones como Cry To Me y Everybody Needs Somebody To Love fueron popularizadas por The Rolling Stones. Tal día como hoy, en 2010, moría en Ámsterdam. Repasamos su última etapa discográfica.

Entre las resurrecciones de veteranos que triunfaron en décadas anteriores y habían caído en el olvido o en grabaciones de poca enjundia, la de Solomon Burke (1940-2010) fue una de las más logradas.

A principios de los 2000, el mítico cantante de soul y rhythm’n’blues fichó para el sello independiente Fat Possum y regresó a lo grande con Don’t Give Up On Me (2002), un álbum producido por Joe Henry que incluía nuevas composiciones de autores como Bob Dylan, Van Morrison, Brian Wilson, Tom Waits, Elvis Costello, Nick Lowe y Dan Penn.

Burke no solo demostró que conservaba su gran voz, sino que, con un repertorio de esa calidad y la colaboración de Daniel Lanois y The Blind Boys Of Alabama, aún conseguía poner la piel de gallina con medios tiempos y baladas soul, blues o góspel tan excepcionales como la que abría el disco, Don’t Give Up On Me. Por eso, no es extraño que compararan este retorno al American Recordings (1994) de Johnny Cash. Además, le supuso el primer Grammy de su carrera al mejor álbum de blues contemporáneo.

La cosa no quedó ahí, y el cantante de Filadelfia, después de saltar a otra discográfica –en este caso, Shout! Factory–, repitió la fórmula con Make Do With What You Got (2005). En este caso, el productor fue Don Was y las canciones las proporcionaron, entre otros, Dr. John, Coco Montoya, Dylan, Robbie Robertson, David Egan, Van Morrison, Hank Williams y The Rolling Stones. Pero si bien la voz de Burke sonaba poderosa, la producción flaqueaba.

Por suerte, las aguas volvieron a su cauce con Nashville (2006), tal vez el mejor título de su regreso, producido por Buddy Miller y grabado en el estudio de su casa. Miller es conocido por convertir sus sesiones domésticas en fiestas donde reina la camaradería, y todo esto quedó reflejado en el disco de Burke.

La relación del cantante de soul con el country se remontaba a sus singles de los sesenta para Atlantic. Por eso aquí, junto con músicos como Sam Bush, Brady Blade, Garry Tallent y Mickey Raphael, y vocalistas como Patty Griffin, Dolly Parton, Emmylou Harris, Gillian Welch y Patty Loveless, se encontraba como pez en el agua.

En un ambiente donde convivían la pedal steel con los coros góspel, Burke mezcló canciones clásicas de Parton, Don Williams, Tammy Wynette y George Jones con otras más recientes de Jim Lauderdale, Kevin Welch y Buddy y Julie Miller. Más que un simple disco de versiones, Nashville fue una gozosa celebración del espíritu abierto de la americana.

En un álbum donde brillaba la excelencia, es difícil destacar algunos temas, pero es de justicia citar la desnudez acústica (sólo voz, guitarra y contrabajo) del That’s How I Got To Memphis de Tom T. Hall, el espléndido Ain’t Got You de Bruce Springsteen convertido al hillbilly y las inéditas baladas soul Valley Of Tears de Gillian Welch y Up To The Mountain de Patty Griffin.

Peor suerte tuvo con Like A Fire (1998), pese a la colaboración de músicos como Danny Kortchmar, Larry Taylor y Dean Parks y los cameos de Ben Harper y Keb’ Mo’. La producción de Steve Jordan parecía querer pulir las raíces y buscar un público mainstream, y las dos canciones cedidas por Eric Clapton no ayudaron, precisamente.

En cambio, Nothing’s Impossible (2010) fue producido por el veterano Willie Mitchell (conocido por sus trabajos con Al Green y otras figuras del Memphis soul), quien hacía años quería grabar con Burke. Como una broma del destino, después de cumplir su sueño de arropar la voz del soulman con sus sedosas secciones de cuerdas y metales en una atmósfera rhythm’n’blues influida por el góspel, Mitchell murió de un infarto pocos meses antes de que el álbum se editara.

Ya en 2011, después de su muerte el 10 de octubre de 2010 en el aeropuerto de Ámsterdam, se publicó Hold On Tight, el disco que Burke había grabado con el grupo holandés de rock y rhythm’n’blues De Djik.

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