artículos

Lyle Lovett, el cowboy de otro mundo

Lyle Lovett en el cruce de caminos. Foto: Michael Wilson

Es un tipo raro: a parte de su curioso aspecto, desde que emergió en los ochenta como uno de los cantautores más originales de country nunca encajó bien en ese género. Su estilo tiene más en común con sus compatriotas Townes Van Zandt y Guy Clark, con letras incisivas y literarias y con un eclecticismo que abarca el folk, el swing, el blues, el góspel y muchas cosas más. Repasamos su carrera en el día de su nacimiento.

Como en muchos otros casos, Lyle Lovett –nacido el 1 de noviembre de 1957 en Houston (Texas)– empezó su carrera como compositor. Desde su debut homónimo en 1986 –con su hit Cowboy Man– quedó claro que no era el típico artista de country. Sin duda, es el más talentoso del movimiento de los nuevos tradicionalistas al mezclar estilos que van mucho más allá de los límites del género, y siempre ha destacado por la riqueza de sus letras. Esto se confirmaría en su segundo álbum, Pontiac (1987).

Mientras su estrella declinaba entre el público country, su fama como músico de culto crecía entre otras audiencias de mente más abierta. En este sentido, un disco como Lyle Lovett And His Large Band (1989), donde apostaba por el formato de big band, y que podía haberse considerado una excentricidad desde la perspectiva purista, demostró con el paso del tiempo ser uno de los detonantes de la nueva ola del western swing y del swing a secas.

Los posteriores Joshua Judges Ruth (1992), I Love Everybody (1994), The Road To Ensenada (1996) y el doble Step Inside This House (1998) –con versiones de cantautores texanos– incidieron en su estilo personal, caracterizado por el humor irónico, con un sonido multirreferencial que hacía difícil que encajara en el mainstream.

Live In Texas (1999) apareció en el momento justo, en plena moda swing, no como una maniobra oportunista, sino todo lo contrario, para reivindicar su carácter visionario. El álbum, grabado en directo en Austin y San Antonio en 1995, incluía canciones de todos los discos de Lovett –a excepción de su anterior Step Inside This House: dos de Lyle Lovett, tres de Pontiac, tres de Lyle Lovett And His Large Band, tres de Joshua Judges Ruth, una de I Love Everybody y una de The Road To Ensenada.

Al frente de una extensa y versátil banda de diecisiete músicos que incluía a cuatro vientos y cinco vocalistas, Lovett se erigía en un líder indiscutible que moldeaba el sonido en función de cada tema: cuando se trataba de baladas, el grupo se reducía hasta lo esencial, y cuando explotaba con incursiones en el jazz, se enriquecía con metales y coros.

En directo, el texano confirmaba lo que ya quedaba claro en sus discos: aparte de la brillantez de sus composiciones, es un intérprete magistral, capaz de modular su voz con tintes intimistas o entusiastas, de contagiar de alegría o tristeza sus canciones. Live In Texas era, así, una rara y afortunada combinación de sutileza y carácter festivo.

Lovett se mostraba frágil en baladas folk como Nobody Knows Me, Closing Time y North Dakota, con Rickie Lee Jones a las armonías vocales; se ponía en la piel de un cowboy sensible en If I Had A Boat; ejercía de predicador ante un público devoto y fervoroso en Church, una apoteosis de góspel vocal, y hasta se acercaba a lo más parecido al pop en You Can’t Resist It, en una versión con bruscos cambios de ritmo que incluía un minimalista solo de chelo.

La intensidad llegaba, sin embargo, cuando la big band funcionaba a todo gas: en Penguins, un arrollador funk; en That’s Right (You’re Not From Texas), un explosivo western swing que se fundía con el góspel; en esas mezclas de blues, country y soul características de su estilo, como M-O-N-E-Y, I’ve Been To Memphis, el sugerente She’s No Lady (donde ejercía de crooner contemporáneo), el arrastrado Here I Am (con sus insertos narrados) y ese pasional diálogo entre Lovett y Francine Reed en What Do You Do. Francine tenía la oportunidad de exhibir su impresionante vozarrón en el Wild Women Don’t Get The Blues de Ida Cox, una excusa para que los músicos se desmelenaran.

Dedicado a su carrera como actor, Lovett permaneció un tiempo alejado de la música. De hecho, My Baby Don’t Tolerate (2003) fue su primer álbum en estudio con canciones nuevas en siete años, desde The Road To Ensenada. Después, el cantante publicó, además del citado doble de versiones y el directo, una banda sonora (Dr. T & The Women, 2000) y dos recopilatorios (Anthology Volume One. Cowboy Man en 2001 y Smile. Songs From The Movies en 2003).

My Baby Don’t Tolerate fue tal vez su álbum más country desde hacía mucho tiempo, con una fuerte presencia de instrumentos como el violín, la mandolina y la pedal steel, y músicos de bluegrass como Viktor Krauss, Stuart Duncan y Sam Bush. En esa línea encontramos el irresistible honky tonk Cute As A Bug, que hubiera podido causar furor entre los aficionados al line dance; el enérgico himno de carretera Wallisville Road y el two step On Saturday Night, tan bueno que parecía una versión.

Más acorde con su peculiar fusión de country, blues y jazz estaban The Truck Song, Nothing But A Good Ride, San Antonio Girl y el Election Day de Blaze Foley, junto al rotundo blues My Baby Don’t Tolerate y sus inevitables acercamientos al góspel (I’m Going To Wait y I’m Going To The Place). Quizá aportaba pocas novedades, pero fue uno de sus trabajos más redondos y con más posibilidades de darlo a conocer a un público más amplio.

Recuperando el concepto de Lyle Lovett And His Large Band, en It’s Not Big It’s Large (2007) Lovett se rodeó de diecisiete músicos (entre instrumentistas y cantantes), pero la verdad es que raramente coincidían en un mismo tema, y más bien parecían haberse reunido solo para las fotos.

Y es que en It’s Not Big It’s Large, y tras el espectacular jazz instrumental del Tickle Toe de Lester Young, alternaba las tres grandes líneas que conforman su obra: las baladas country-folk (Don’t Cry A Tear, The Alley Song, This Traveling Around y South Texas Girl, con introducción de Guy Clark), los jubilosos cánticos góspel-blues con orgías de voces (I Will Rise Up / Ain’t No More Cane, Make It Happy) y esas brillantes canciones marca de la casa donde combina el country y el jazz (No Big Deal y All Downhill, que incluía una frase tan significativa como “Joe Ely y yo nos sentamos cerca de John Hiatt, aparcamos cerca de Guy Clark”).

En el capítulo de las novedades, podríamos hablar de un cierto acercamiento al bluegrass, respaldado por expertos en la materia como Viktor Krauss, Stuart Duncan, Sam Bush, Jerry Douglas y Bela Fleck, en temas como Up In Indiana (sobre todo en su versión acústica) y el vals tradicional Ain’t No More Cane.

Su siguiente trabajo, Natural Forces (2009), podría considerarse una especie de apéndice de Step Inside This House –donde adaptó las composiciones de, entre otros, Eric Taylor, Walter Hyatt y Townes Van Zandt–, ya que más de la mitad del tracklist se componía de versiones de algunos de esos mismos autores.

La mayoría de estas canciones, baladas folk y valses bluegrass, eran interpretadas con delicadeza y elegancia por Lovett, sin su Large Band y con un pequeño combo que incluía pedal steel, mandolina y violín: del Loretta de Van Zandt al Whooping Crane de Taylor, del Bayou Song de Don Sanders al Don’t You Think I Feel I Too de David Ball, aunque la más destacada era el blues irónico Bohemia de Tommy Elskes.

Sin embargo, al desgarbado cantante se le notaba algo envarado con este material, y por eso lo mejor llegaba con sus propias composiciones: el trepidante Pantry –en doble versión: honky tonk eléctrico y bluegrass acústico– y Farmer Brown / Chicken Reel, un espectacular western swing casi rock’n’roll con una potente base de batería y contrabajo, coros que respondían y piano barrelhouse para terminar con un violín hillbilly.

Entre la épica del cowboy (“mi hogar está donde está mi caballo”, cantaba en Natural Forces) y la épica de la vida en la carretera y las giras (la rockera It’s Rock And Roll, coescrita con otro ilustre texano, Robert Earl Keen), Lovett mantenía su estilo inconfundible, inalterable al paso del tiempo.

Su ultimo disco hasta el momento es Release Me (2012), y la verdad es que se echa mucho de menos un nuevo trabajo. Desde entonces, y sin dejar los conciertos –a parte de los que realiza con su banda –en formato Large Band o reducido con His Acoustic Group–, suele hacer bolos acústicos con John Hiatt, Shawn Colvin, Robert Earl Keen y otros, como un reciente streaming live con Chris Isaak–, se ha dedicado a sus papeles en el cine y la televisión y a otra de sus pasiones, los caballos: no solo los cría, sino que además participa en competiciones.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s