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Gary Allan, alright guy

«Otro tipo con sombrero»: con comentarios así tuvo que demostrar, desde el principio de su carrera, que era algo más que un invento prefabricado de Nashville. En el día de su nacimiento recordamos uno de sus mejores álbumes, antes de colgar el Stetson y alejarse de sus raíces y del sonido Bakersfield.

Aunque debutó en 1996 con Used Heart For Sale, lo cierto es que desde mucho antes Gary Allan –nacido el 5 de diciembre de 1967 en La Mirada– forjó su estilo en el circuito honky tonk de su California natal.

Influido por Lefty Frizzell, Johnny Horton, Waylon Jennings, George Jones, Willie Nelson y, sobre todo, el sonido Bakersfield de Merle Haggard y Buck Owens, empezó a tocar en la banda de su padre. Después lideró su propio grupo y recorrió los bares del sur de California durante años.

Por fin llegó su fichaje por la desaparecida discográfica Decca Records Nashville, con la que grabó un par de álbumes: el citado Used Heart For Sale e It Would Be You (1998).

En su tercer disco, Smoke Rings In The Dark (1999), Gary reafirmó sus referencias musicales al rockabilly de los cincuenta, al viejo country y al dramatismo al estilo de Roy Orbison, sin olvidar una cierta afinidad con artistas contemporáneos como los Mavericks o Chris Isaak.

Sin caer en el sonido pastiche del Nashville más comercial, reforzó las raíces del country con músicos como el pedal steel Dan Dugmore y el violinista Hank Singer, un veterano que había tocado con Faron Young y George Jones.

Dotado de una gran voz, Allan salía airoso de todos los retos: la huella de los Mavericks o, mejor aún, de Roy Orbison, quedaba reflejada en la lánguida Smoke Rings In The Dark y en la memorable Lovin’ You Against My Will, con el eficaz respaldo de The Nashville String Machine.

Allan también abordaba el honky tonk más ortodoxo, en el magnífico I’m The One y en el lloroso Don’t Tell Mama, donde recurría a uno de los temas clásicos del country, el poder destructivo del alcohol, al igual que en Bourbon Borderline.

Más cerca del rock con raíces estaban Right Where I Need To Be y Cryin’ For Nothin’, con un estribillo perfecto. Además de una gran versión del clásico Runaway de Del Shannon, al que aplicaba un tratamiento honky tonk, donde Allan se lucía era en sus paseos por el swing (Sorry, con una estructura similar al Sixteen Tons) y el blues (el tabernario Cowboy Blues).

Podía llevar sombrero, sí, pero este californiano surfista distaba mucho de los cowboys de diseño fabricados en serie en Nashville. Con Smoke Rings In the Dark consiguió su primer álbum de platino. En 2019 apareció una reedición deluxe que incluía un tema nuevo.

Alright Guy (2001) y See If I Care (2003) siguieron más o menos la misma línea, pero, por desgracia, en sus siguientes trabajos se fue alejando paulatinamente de la tradición del country, sustituyó el sombrero y los trajes por las camisetas y los jeans y se acercó a eso tan peligroso llamado country contemporáneo.

Su último disco hasta el momento es Set You Free (2015). Lo debía seguir Hard Way, pero el poco éxito en las listas de sus tres singles previos hizo que su compañía postergara su edición. A finales de julio de 2020 lanzó la canción Waste Of A Whiskey Drink, más pop que country.

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