Con tantos adeptos en las filas del blues como en las del country, en su sexta década de carrera regresa triunfante con Life Don’t Miss Nobody. Hablamos de este nuevo álbum y repasamos sus anteriores trabajos. Otro ejemplo de que la edad no importa.
Paradigma de la música americana con raíces, Tracy Nelson (Madison, Wisconsin, 1944) debutó con el álbum de blues Deep Are The Roots (1965), un tributo a sus influencias (Ma Rainey y Bessie Smith), con el armonicista Charlie Musselwhite, quien la introdujo en el género.
En 1966 se trasladó a San Francisco y quedó fascinada por el soul de Aretha Franklin. Más tarde, fue una de las fundadoras del grupo de blues-rock Mother Earth, que se estrenó con Living With The Animals (1968) y compartió escenario en el Fillmore con Grateful Dead y Janis Joplin.
Con motivo de una gira que los llevó a Nashville, Tracy contactó con músicos locales y grabó Mother Earth Presents Tracy Nelson Country (1969), en el que interpretaba temas popularizados por Hank Williams, Patsy Cline y Tammy Wynette.
Tras la disolución de Mother Earth a principios de los setenta, editó varios álbumes ya como solista –el primero, el homónimo de 1974– y cimentó su reputación como cantante de sesión. Su último disco en esa etapa fue Come See About Me (1980).
La reaparición de Tracy no llegaría hasta los noventa gracias al sello Rounder, con In The Here And Now (1993), un tributo a los bluesmen que la inspiraron –Elmore James, Slim Harpo, B.B. King–, que incluía un dueto con la reina del soul, Irma Thomas (Please Send Me Someone To Love).
Le seguirían I Feel So Good (1995) y Move On (1996), donde jugó la baza de su magnífica voz, elogiada por publicaciones como Rolling Stone (“demuestra que la voz humana es el instrumento más expresivo de la creación”).
Arropada por músicos excelentes como el versátil guitarrista Mike Henderson, The Memphis Horns y el exteclista de Stevie Ray Vaughan, Reese Wynans, en Move On Nelson mezclaba varios de los estilos que ha frecuentado en su carrera.
Así, se lucía con el rhythm’n’blues (Livin’ On Love, con Delbert McClinton), el boogie woogie (la espléndida versión del Got Me Goin’ de Bessie Smith), el soul (Move On) y el góspel (Playing It Safe, con Al Kooper y Jimmy Pugh), mientras que Ladies’ Man suponía un tour de force entre Tracy, Phoebe Snow, Bonnie Raitt y Maria Muldaur.
Nelson dejó el sello Rounder a lo grande con el álbum Sing It! (1998), donde se reunió con la cantante y pianista Marcia Ball e Irma Thomas. Podéis leer la crítica en esta página.
Después de publicar otros álbumes a principios de los 2000, la cantante dejó de grabar –Victim Of The Blues (2011) fue su última referencia–, aunque siguió colaborando en proyectos como Chamber Blues de Corky Siegel y The Blues Broads, con Angela Strehli, Annie Sampson y Dorothy Morrison.
Ahora ha roto su silencio de más de una década con Life Don’t Miss Nobody (2023), un autorretrato musical que abarca toda su carrera: “He estado esperando hacer cada una de estas canciones durante mucho tiempo. Quería tener un poco de todas las clases de música que amo”.
En la banda que la acompaña encontramos a colaboradores habituales como el teclista Jimmy Pugh, el contrabajista Byron House, el batería John Gardner y los guitarristas Larry Chaney y Mike Henderson, además del teclista Kevin McKendree y una sección de metales.
Life Don’t Miss Nobody incluye una composición nueva, la que da título al álbum, una canción sobre la pérdida y la fragilidad de la vida, moldeada por la guerra de Ucrania, la pandemia y los desastres climáticos, con una cadencia latina inspirada en El ratón de Cheo Feliciano, enriquecida por el cuatro de Chaney y los metales.
También aparece Where Do You Go (When You Can’t Go Home), una balada góspel coescrita con Marcia Ball hace años: “Le envié el estribillo y parte de la primera estrofa y lo convirtió en un himno sobre el Katrina. Sigue siendo vigente: en Ucrania, en incendios e inundaciones, la gente está perdiendo su hogar”.
El resto es una colección de versiones de los mejores y más variados autores. Eso sí, predomina el blues, con el magnífico Your Funeral And My Trial (Sonny Boy Williamson II), con el cantante y slide guitar Jontavious Willis, y el intenso slow It Don’t Make Sense (Willie Dixon), con la humeante armónica de Charlie Musselwhite.
Además, Nelson reinterpreta un tremendo Strange Things Happening Every Day (Sister Rosetta Tharpe) a ritmo de piano boogie woogie, y una juguetona Yonder Come The Blues (Ma Rainey), con sabor retro y solo de clarinete.
Los ritmos de Nueva Orleans llegan con la bailable I Did My Part (Allen Toussaint), que ya había adaptado con Mother Earth y aquí lo hace con Irma Thomas y Marcia Ball, y el rhythm’n’blues Brown Eyed Handsome Man (Chuck Berry), con piano protagonista, de nuevo con Thomas y Ball, además de Reba Russell, Dianne Davidson y Vickie Carrico.
Su faceta más campestre aparece en la trotona Honky Tonkin’ (Hank Williams), con Willie Nelson –ambos colaboraron en 1974 en el hit After The Fire Is Gone, nominado al Grammy– y la pedal steel de Mike Johnson, y en la elegía folk Hard Times (Stephen Foster), que aparece en dos versiones distintas, una solo con Tracy y su guitarra acústica.
El álbum se completa con otras dos grandes versiones: el baladón soul There Is Always One More Time (Doc Pomus) –famoso en las voces de B.B. King y Johnny Adams–, con la armónica virtuosa de Mickey Raphael, y la jazzística Compared To What (Gene McDaniels), popularizada por Les McCann, con el esplendoroso saxo tenor de Terry Hanck.





1 comentario en “Tracy Nelson: autorretrato”