
Honestidad, ante todo, y lo siento por los amigos del metal: nunca me ha interesado la música de Black Sabbath ni la de su líder en solitario. Sin embargo, siento una enfermiza atracción por los personajes transgresores, y Ozzy Osbourne lo era. Por eso lo recuerdo con una de sus mejores excentricidades, la serie The Osbournes.
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