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Delbert McClinton, el bluesman inusual

Delbert, con el sombrero en el pecho, con su grupo Self-Made Men + Dana

Como Forrest Gump, parece haber estado en todas partes y haber hecho de todo: por ejemplo, enseñó a John Lennon a tocar la armónica y actuó en un garito de Jack Ruby (el asesino de Lee Harvey Oswald) en Forth Worth, poco antes de la fatídica fecha.

Y, a pesar de sus casi sesenta años de carrera y de su talento como compositor, cantante y armonicista, Delbert McClinton, nacido en Lubbock (Texas) el 4 de noviembre de 1940, es aún un desconocido por nuestros lares.

En 2017, cuando cumplió 77 años, ya le dediqué un artículo en Ciudad Criolla donde recordé los principales hitos de su carrera. Pero con una discografía tan brillante como la suya, merecía otro post para hablar de dos de sus álbumes más destacados.

Cuatro años después de su excelente One Of The Fortunate Few (1997), donde contó con invitados como Lyle Lovett, Mavis Staples, John Prine, Pam Tillis, B.B. King y Lee Roy Parnell, McClinton regresó con Nothing Personal (2001), considerado por muchos como el mejor trabajo de su carrera.

Parecía un título irónico ya que, precisamente, es tal vez uno de los álbumes más personales del texano: «Decidí que quería hacer un disco para mí, no quería dirigirme a ningún formato de radio en particular o utilizar canciones de otros».

Aunque esta vez no se acompañó de estrellas, sí contó con grandes músicos: Gary Nicholson (coproductor y guitarra), Benmont Tench (teclados), John Cowan (coros), Rick Vito (guitarra) y las cantantes Iris DeMent y Bekka Bramlett.

En Nothing Personal logró algo impresionante, ya que no había ningún tema de relleno, todos eran brillantes y reflejaban su conocimiento de los variados estilos de la música norteamericana: el honky tonk cercano al blues (All Night Long y el contagioso y arrollador Livin’ It Down) y al rock’n’roll (Squeeze Me In) y el country-blues (Gotta Get It Worked On, con armónica blues, y el añejo Watchin’ The Rain, con un solo de trompeta de sonido dixie)

Y, claro está, las baladas en su más variada expresión: la memorable Birmingham Tonight, con madera de clásico; la soulera Don’t Leave Home Without It, a la que solo le faltaban los metales; la espléndida Read Me My Rights o esa All There Is Of Me de vocación jazzística, donde se lucía como crooner.

Aún le sobraba talento para acercarse a la rítmica de Nueva Orleans en Desperation, a la frontera con México en When Rita Leaves (donde se echaba de menos un acordeón) y al rhythm’n’blues en Nothin’ Lasts Forever.

Lo que son las cosas: Nothing Personal ganó el Grammy al mejor álbum de blues contemporáneo de 2001.

Lo más asombroso fue que, sin apenas haber pasado un año, el veterano cantante repitió la jugada en Room To Breathe (2002), donde unió su talento como compositor a otros autores como Nicholson y Tench, además de Al Anderson (de NRBQ) y el armonicista Kim Wilson (de The Fabulous Thunderbirds)

En apariencia, este era un álbum de blues, tanto como podría serlo uno de Lyle Lovett o John Hiatt. De acuerdo, estaba la ortodoxia del tabernario Ain’t Lost Nothin’ –el blues en su expresión más pura con la armónica de Delbert sacando chispas– y el elegante Everything I Know About The Blues, con las majestuosas cuerdas de The Nashville String Machine, e incluso el homenaje swing de New York City, con metales tórridos.

Pero Delbert también imponía su huella en enérgico roots rock (Same Kind Of Crazy), en soul sensual (Jungle Room), en rock’n’roll de la escuela Jerry Lee Lewis (Blues About You Baby, con el protagonismo de un piano boogie), en honky tonk clásico (el himno Lone Star Blues, con algarabía final apoteósica y los coros de Marcia Ball, Guy Clark, Rodney Crowell, Steve Earle, Joe Ely, Jimmie Dale Gilmore, Emmylou Harris, Butch Hancock, Billy Joe Shaver y otros), en rock sureño (la conjura a los Lynyrd Skynyrd en Money Honey), en cadencias vacilonas al estilo de otro ilustre texano, Doug Sahm (Won’t Be Me) y hasta en ritmos funk con amagos de rap (The Rub).

Tras Room To Breathe McClinton publicó el doble Live (2003), Cost Of Living (2005) –Grammy al mejor álbum de blues contemporáneo de 2005, y comentado en el citado artículo de 2017– y Acquired Taste (2009), y en 2013 recuperó su antiguo dúo con Glen Clark, Delbert & Glen, con el álbum Blind, Crippled And Crazy.

Sus últimos trabajos hasta el momento, grabados con su banda actual, Self-Made Men + Dana, son Prick Of The Litter (2017) y Tall, Dark, & Handsome (2019), Grammy al mejor álbum de blues tradicional de 2019.

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