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Al Green, el pecado y la salvación

En 2003, cuando grabó «I Can’t Stop». Foto: Clay Patrick McBride

“Siento que el intérprete, el pastor y el cantante son la misma persona”: así se autodefine uno de los mejores soulmen de la historia, con una vida caracterizada por la lucha perpetua entre la pasión y la devoción, entre el sexo y la religión. Celebramos su cumpleaños con un extenso repaso a su carrera.

Todos los caminos llevan a Memphis. Y existen muchos Memphis diferentes: está el más conocido, el que acoge Graceland, el colmo del mal gusto y la opulencia del nuevo rico. Y está el más espiritual, con una dirección concreta, el 787 de Hale Road, donde se halla Full Gospel Tabernacle, la iglesia del Reverendo Al Green.

Naturalmente, es más pequeña y humilde que la mansión del Rey del Rock, y no tiene monumentos al kitsch como la Jungle Room o la colección de trajes de fantasía, pero ofrece un servicio que Graceland no posee: aquí se salvan almas. Y, con un poco de suerte, los domingos puedes ver al reverendo en acción.

¿Y cómo cambió el escenario por el púlpito el cantante de soul sureño más popular e influyente de principios de los setenta? La explicación es muy sencilla: Green sabe interpretar las señales que Dios le ha enviado durante toda su vida… o es lo que él cree.

Al Greene & The Soul Mates: antes de quitarse la «e»

Y no es una excepción: Al forma parte de una larga tradición de vocalistas afroamericanos que han mantenido una lucha constante por elegir entre lo secular y lo sagrado, entre el sexo y la religión. “Nadie puede contarte el dolor de tener que escoger entre alzar tu voz a Dios o salir a saludar en tu tercer bis. Es algo que tienes que experimentar por ti mismo. Como Sam Cooke. Como Marvin Gaye”, ha manifestado.

Nacido el 13 de abril de 1946 como Albert Leornes Greene en Forrest City (Arkansas), su familia formaba parte del gran movimiento migratorio desde el sur rural hasta el norte industrial –en su caso, Grand Rapids (Michigan)–, donde mantuvieron sus raíces en el góspel.

“La iglesia es tan importante para el pueblo negro porque es el único lugar al que acudíamos cuando no podíamos ir a ningún otro sitio. No podíamos ir al bar, estaba prohibido. Ni al hotel, porque no nos permitían alquilar una habitación. Ni al restaurante, porque no nos dejaban sentar. Así que íbamos a la iglesia”, declaró a Esquire en 2001.

A partir de los 9 años empezó a cantar canciones religiosas con sus hermanos en The Greene Brothers hasta que su atracción por la música secular motivó un duro enfrentamiento con su padre: tras pillarlo escuchando a Jackie Wilson, lo echó de su casa. Primera señal.

El principio de su tándem creativo con Willie Mitchell en 1969

En las calles, sobrevivió como pudo, y se instaló con una prostituta: era su amante, pero también su chulo. El equilibrio de una vida como proxeneta mientras mantenía lazos con su familia y con la iglesia influyó en su estilo. Él habla de la “afilada línea entre el pecado y la salvación que siempre se ha abierto camino en la música negra”.

Con algunos amigos formó el grupo de soul Al Greene & The Creations (después conocidos como The Soul Mates) y en 1967 grabó el single Back Up Train, número 5 de las listas de rhythm’n’blues. La banda se separó y Green empezó una carrera como solista. La fortuna lo llevó a conocer a Willie Mitchell, ejecutivo del sello de Memphis Hi Records, quien en 1968 lo descubrió en un concierto en Midland (Texas) y le prometió convertirlo en estrella en solo dieciocho meses.

Con Mitchell como productor, arreglista y compositor, y tras quitarse la «e» final de su apellido, debutó con Green Is Blues (1969), un trabajo irregular que sirvió como preámbulo del sonido que lo llevaría a la fama: una sección rítmica con garra acentuada con metales y órgano, y una mezcla de la sensibilidad sureña de Stax con los enérgicos y sofisticados arreglos de Motown. Y, por encima de todo, su voz sensual y vulnerable, capaz de pasar del barítono al falsete.

Además, estaba su seductora presencia escénica. “Fui un donjuán fantástico. Era increíble. Tenía mujeres por todas partes, estaban todas encima”, contó a Esquire en 2001. Y, nobleza obliga, el excelente trabajo de la Hi Rhythm Section, integrada por el guitarrista Mabon “Teenie” Hodges, el bajista Leroy Hodges, el teclista Charles Hodges y los baterías Howard Grimes y Al Jackson Jr. (de Booker T. & The M.G.’s y coautor de varios de los éxitos de Green).

Al el mujeriego

La validez de esa fórmula se hizo evidente con el segundo álbum, Al Green Gets Next To You (1971) y su éxito Tired Of Being Alone. Durante los años siguientes, la pareja creativa de Green y Mitchell produjo clásicos como Let’s Stay Together (1972) –cuya canción titular se convirtió en el primero de sus singles que llegó al número 1–, I’m Still In Love With You (1972), Call Me (1973) –considerado la quintaesencia de su sonido– y Livin’ For You (1973).

Entre 1971 y 1973 colocó seis singles consecutivos en el Top Ten: Let’s Stay Together, Look What You Done for Me, I’m Still In Love With You, You Ought To Be With Me, Call Me y Here I Am (Come And Take Me). “Hay montones de niños que nacieron gracias a mis canciones de amor”, ha afirmado.

En 1974, en plena cima, Green recibió lo que consideró como la segunda señal divina, la que lo decidió a convertirse en reverendo y a fundar la iglesia del Full Gospel Tabernacle en 1976. Su exnovia Mary Woodson le quemó parte del cuerpo con sémola de maíz hirviendo y después se suicidó ante sus narices.

El cantante vio en esta tragedia la segunda oportunidad que le ofrecía la vida y que Sam Cooke no tuvo, y lo aprovechó para reorientar su carrera. Como explicaba en su biografía Take Me To The River (2000), “Dios me llamó a un lugar más elevado, y, aunque duele decirlo, tuve que dejar lo sensual por lo espiritual”. De todas formas, añadía: “Para mí, gritar a pleno pulmón mientras aporreas una pandereta o susurrar tus oraciones mientras el órgano toca suavemente eran solo dos maneras diferentes de decir lo mismo: estamos todos aquí abajo, Señor, y lo hacemos lo mejor que podemos”.

No lo dejó del todo, y editó más música secular con Mitchell, con discos como Al Green Is Love (1975), Full Of Fire (1976) y Have A Good Time (1976). Hasta que abandonó a su mentor y grabó en su propio estudio The Belle Album (1977), un primer acercamiento a la temática religiosa, considerado por él mismo como “el trabajo más importante de mi vida”.

Pero Dios no dejaba de enviar señales al pobre pecador de Green. La tercera, de nuevo, casi acabó con su existencia en 1979: una caída desde el escenario durante un concierto en Cincinnati que le produjo grandes heridas. Ya no había excusas: se retiró de la música popular y se dedicó en exclusiva al ministerio cristiano y al góspel.

En esta nueva etapa, alcanzó la popularidad en la escena góspel con discos como Soul Survivor (1987) y hits como Everything’s Gonna Be Alright. Y a finales de los ochenta empezó a flirtear de nuevo con el soul y el pop, con sus dúos Put A Little Love In Your Heart (1988) con Annie Lennox y Funny How Time Sleeps Away (1994) con Lyle Lovett, y sus álbumes Don’t Look Back (1993) –producido por Arthur Baker y con componentes de Fine Young Cannibals– y Your Heart’s In Good Hands (1995).

Hasta que llegó su resurrección para el soul con la trilogía editada en Blue Note: I Can’t Stop (2003) y Everything’s OK (2005) –ambos de nuevo con Mitchell a los mandos–, y Lay It Down (2008), su último álbum hasta el momento, producido por Ahmir «?uestlove» Thompson (The Roots), con John Legend, Corinne Bailey Rae y Anthony Hamilton.

El gran adaptador adaptado

Bruce Willis en «Pulp Fiction» mientras suena «Let’s Stay Together»

Antes de convertirse en la gran figura del soul sureño, pero también de forma paralela a sus mejores creaciones, Al Green fue un gran especialista en adaptar canciones ajenas. Por sus manos (y por su voz) han pasado todo tipo de artistas: The Beatles (Get Back, Want To Hold Your Hand), los Bee Gees (How Can You Mend A Broken Heart), Buck Owens (Together Again), The Temptations (My Girl) y muchos más.

Por eso, es normal que sus propias composiciones hayan sido versionadas por otros. Así, Beware fue adaptada por los Afghan Whigs en Uptown Avondale (1992); Here I Am (Come And Take Me) por UB40 en Labour Of Love II (1989); I’m Still In Love With You por Hall & Oates en Our Kind Of Soul (2004); It Ain’t No Fun To Me por Graham Central Station en Graham Central Station (1974), y Simply Beautiful por Arto Lindsay en Mundo civilizado (1997) y por Queen Latifah en The Dana Owens Album (2004).

Pero sus canciones más reinterpretadas son tres: Let’s Stay Together, recreada por Isaac Hayes en Portrait Of Isaac Hayes (1973), por Tina Turner en Private Dancer (1984), por Roberta Flack en Roberta (1994) y por Run DMC en Crown Royal (2001); Love And Happiness, recuperada por Graham Central Station en Now Do U Wanna Dance (1977) y por Living Colour en Biscuits (1991), y Take Me To The River, revisitada por Bryan Ferry en The Bride Stripped Bare (1978), por Delbert MClinton en The Jealous Kind (1980), por Annie Lennox en Medusa (1995) y, sobre todo, por Talking Heads en More Songs About Buildings And Food (1978).

El cine también ha contribuido a difundir la obra de Green. Posiblemente, la mejor utilización de una de sus canciones, en concreto Let’s Stay Together, la encontramos en Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994). En el club del mafioso Marsellus Wallace (Ving Rhames) empieza a sonar con el plano fijo del boxeador Butch (Bruce Willis), mientras recibe instrucciones para perder en un combate. Después reaparece cuando el asesino Vincent Vega (John Travolta) observa a Butch y ambos mantienen una tensa conversación. El contraste entre la violencia a punto de estallar entre ambos personajes y la dulce voz de Green es absolutamente demoledor.

Su mejor «oración»

El cantante en 1972

Si Take Me To The River fue una metáfora del renacimiento religioso que Green experimentaría en el futuro, Love And Happiness (1972) era un juguetón eufemismo para designar al buen sexo. Y, a pesar de su calidad y de sonar de forma masiva en las emisoras de radio, no fue editada como single en los Estados Unidos… hasta 1977, en plena etapa mística de Al.

Compuesta por Green y el guitarrista Mabon «Teenie» Hodges, Love And Happiness mostraba las raíces góspel del cantante. Cinco minutos de funk ralentizado con una introducción que reflejaba el camino hacia el clímax de los sermones de los predicadores, marcado por las inflexiones vocales de Al y los riffs que puntualizaban. Su voz era correspondida con unos coros al estilo de los cánticos de respuesta de los feligreses, hasta que al final daba su testimonio sobre el poder del amor.

Sus tres evangelios apócrifos

Al Green Gets Next To You (1971) Un sonido más duro de lo habitual (al menos, el que desarrollaría en álbumes posteriores), más cercano a Stax, con más guitarras eléctricas y metales y menos cuerdas, con más shouter y menos falsete, más vibrante y menos sedoso. En su segundo disco producido por Mitchell, Al dio rienda suelta a su faceta funk y rhythm’n’blues más salvaje: ya fuera con versiones de los Temptations (el rotundo I Can’t Get Next to You), de Roosevelt Sykes (Driving Wheel) o de Freddy Scott (Are You Lonely For Me Baby), o con temas propios como I’m A Ram, Right Now, Right Now y ese You Say It con respuestas de los coros. Y más sorpresas: el sentimiento melodramático de Tired Of Being Alone (a pesar de ser lo menos parecido a una balada) y el Light My Fire de The Doors, con recitado improvisado inicial.

I’m Still In Love With You (1972) La pareja creativa formada por Green y Mitchell apuntaba cada vez mejor y pulió su insinuante sonido funk con coros femeninos, cuerdas, metales y la sección rítmica dirigida con mano férrea por el batería Al Jackson Jr. Además de incluir la joya de Love And Happiness, rozaba la excelencia en I’m Glad You’re Mine (con una perfecta y milimetrada percusión para contener esa sexualidad a punto de estallar), Simply Beautiful (una balada tan delicada como sensual), Look What You Done For Me y la canción que daba título al álbum. En el apartado del material ajeno, el cantante empezó a explorar el country con el For The Good Times de Kris Kristofferson y con el Oh, Pretty Woman de Roy Orbison y demostró, por enésima vez, que sus adaptaciones superaban a los originales.

Call Me (1973) ¿Puede llegar el falsete a un nivel de perfección mayor? En el caso de Green, parecía imposible. Con Call Me, el sonido creado por Mitchell llegó a su punto culminante. Así lo confirmaban la balada Have You Been Making Out O.K., el funk contenido de Stand Up (una sutil canción sobre la identidad del pueblo afroamericano), la sensualidad susurrante de Your Love Is Like The Morning Sun, el rhythm’n’blues desnudo de Here I Am (Come And Take Me) y el premonitorio Jesus Is Waiting, una declaración de fe que presagiaba el futuro de Green. Y volvía a vampirizar éxitos country: ahora le tocaba al I’m So Lonesome I Could Cry de Hank Williams y al Funny How Time Slips Away de Willie Nelson, una canción que retomaría en una versión más funk junto a Lyle Lovett en Rhythm Country And Blues (1994).

De él han dicho…

“Tiene el estilo y el sonido para ser realmente alguien” Willie Mitchell (1968)

“Tío, si tuviera una teta, ¡me casaría con ese hijoputa!” Miles Davis (en los setenta)

“En ‘Take Me To The River’ hay una imagen del bautismo. Un buen ejemplo de la mezcla que hace de ‘lo sagrado y el sexo’. Parece que los arroja juntos sin ningún problema. Y realmente tiene sentido. Cuando era pequeño, esas cosas tenían que estar separadas. Luego aprendí que no es la única manera de mirar lo espiritual y lo sagrado” David Byrne (1978)

“No es solo el último soulman; con la excepción de James Brown, es el más grande. Y con la excepción de Aretha Franklin, es también el cantante más dotado. De hecho, tal vez es el mejor vocalista que el rock’n’roll ha conocido” Robert Christgau, en Grown Up All Wrong (1998)

“Más que cualquier otro intérprete de su generación, simboliza la línea divisoria entre lo secular y lo sagrado que proporciona al soul su poder emocional. Su intento de seguir ambos caminos, Dios y el sexo, es el producto de una intensa introspección. Muchos lo han acusado de solipsista, pero nadie más ha hecho música tan magnífica sobre estar solo y sobre luchar contra dos formas muy distintas de placer” Peter Shapiro, en Soul. 100 Essential CDs (2000)

“Todos lo idolatramos. Incluso hoy en día, nadie tiene un registro como el suyo” ?uestlove, productor de Lay It Down (2008)

“Es un cantante mágico” John Legend (2008)

1 comentario en “Al Green, el pecado y la salvación”

  1. Hace años fui a misa en la iglesia de Al Green. Si aquí hubiera algo así iría a misa todos los domingos! También recuerdo un cartelito en el váter que decía «dios te encuentra en los lugares más insospechados».

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