Con Howe Gelb en Córdoba en 2010. Foto: Óscar García
Sin pecar de inmodesto o de pedante, tengo que decir las cosas como son: no todo el mundo es capaz de hacer una entrevista. Sin buenas preguntas, sin una labor previa de documentación y sin un respeto por el personaje, lo admires o no, no hay buenas respuestas. Con el aval de más de cien interviús a mis espaldas, os cuento algunas anécdotas y truquillos.
El mes de agosto –o el que coincida con las vacaciones de cada uno– suele ser idóneo para ordenar y poner en su sitio los vinilos, CD, DVD o libros que durante el resto del año se han ido acumulando. Ojo: estamos hablando de la gente con bastante material. Os cuento mi sistema para clasificarlos.
En 2003, cuando grabó «I Can’t Stop». Foto: Clay Patrick McBride
“Siento que el intérprete, el pastor y el cantante son la misma persona”: así se autodefine uno de los mejores soulmen de la historia, con una vida caracterizada por la lucha perpetua entre la pasión y la devoción, entre el sexo y la religión. Celebramos su cumpleaños con un extenso repaso a su carrera.
En abril de 2012, la revista ‘Ruta 66‘ me propuso participar en una sección de su web llamada Espacio Exterior en la que distintos compañeros de profesión respondíamos al mismo cuestionario. Como no tengo medida, mis respuestas fueron quilométricas. Y aquí reproduzco la versión íntegra, algo más extensa de la que envié a los amigos ruteros. Que no os asuste la extensión: merece la pena leerlo de cabo a rabo.
Es un tipo desconcertante, un personaje inquieto que, con el country como punto de partida, elabora su propia sopa con especias asiáticas, de psicodelia y de blues del Delta. Él mismo se describe como un alien en la cultura sureña. En 2001 lo entrevisté con motivo de la publicación de su segundo álbum, No Such Place, y confieso que me contó cosas que tal vez no necesitaba saber.
Quan treballava a la secció d’Espectacles del diari AVUI, vaig començar a freqüentar com és natural rodes de premsa i esdeveniments amb artistes de tot tipus, des de The Cure a Raphael. En l’aspecte més freak i més folklòric, recordo que les multinacionals, quan havien de fer un dinar amb algun artista, sempre ens portaven a un restaurant avui ja desaparegut que es trobava a la Travessera de Gràcia i que es deia La Dorada. Allí, entre d’altres coses, ens van regalar un dels primers CD editats a l’estat (o, al menys, el primer que jo veia, un d’Isabel Pantoja). Allí vaig rebre una abraçada en plan ossa de la difunta Rocío Jurado. Allí vam compartir taula amb un Luis Eduardo Aute que, per cert, és l’únic artista sobre el que he escrit alguna cosa que després es va prendre la molèstia d’enviar-me una carta per agrair-m’ho. Sigue leyendo «I tu, ets del «Ruta» o del «RDL»?»→