Cinco treintañeros revolucionaron el country desde los garitos de Music City cuando el género se hundía en las aguas del pop, y reivindicaron con brillantez y frescura el honky tonk, el hillbilly y el rockabilly. Son los protagonistas de una nueva entrega de la sección dedicada a recordar álbumes de debut memorables.
Austin aparte, a finales de los noventa paradójicamente fue Nashville, la cuna del country más edulcorado, el origen de un movimiento renovador cuyo epicentro se situaba en el corazón de la ciudad, el Lower Broadway, cerca del Ryman Auditorium. Fue en esa zona, en un local llamado Robert’s, donde se forjó la leyenda de BR5-49.
Gary Bennett (voz y guitarra acústica), Chuck Mead (voz y guitarra eléctrica), Don Herron (violín, dobro, mandolina y pedal steel), Smilin’ Jay McDowell (contrabajo) y Hawk Shaw Wilson (batería) recalaron en Nashville atraídos por su imagen romántica, pero pronto comprobaron que, musicalmente, la ciudad había perdido su alma.
Tras varias experiencias, por fin se agruparon en 1993 bajo el nombre de BR5-49, un número de teléfono muy citado en los gags de Junior Samples, presentador de Hee Haw, un programa televisivo creado en 1969 que mezclaba el humor con las actuaciones de estrellas del country como Faron Young o George Jones.
Tocando durante más de dos años tres noches por semana en Robert’s, BR5-49 se convirtieron en la mayor sensación local, y conquistaron a un público variopinto con sus recreaciones de clásicos de los cuarenta, cincuenta y sesenta. Y comenzaron las leyendas en torno a ellos, como la que les atribuía conciertos de seis horas con un repertorio de más de cien canciones.
Leyenda o no, estos cinco treintañeros fomentaron la nueva escena del country alternativo en Nashville al recuperar la frescura y el humor, al absorber la esencia de cuarenta años de música, y al cultivar una atractiva imagen a lo Hank Williams con trajes, lacito y sombrero.
El resultado: una tremenda y salvaje mezcla de hillbilly, honky tonk, sonido Bakersfield, western swing, boogie y rockabilly que les valió ser considerados como “la esperanza más brillante de Nashville en la lucha contra el country-pop manufacturado” y ser bautizados como los “reyes del twang-core”.
Naturalmente, el fenómeno BR5-49 pronto llamó la atención de las discográficas, y Arista se arriesgó con Live From Robert’s (1996), un mini LP grabado en directo en ese local, entre ruidos de botellas, gritos de júbilo y petición de propinas.
En su ambiente, y en solo veintidós minutos, el quinteto se lucía con versiones del tradicional Knoxville Girl y del Ole Slewfoot de Johnny Horton, pero sorprendía aún más con sus temas propios: Hillbilly Thang, Me ‘N’ Opie, el enérgico 18 Wheels & A Crowbar y el homenaje a la pin up Bettie Page en Bettie Bettie.
Y si en directo eran una bomba, en su debut homónimo en estudio de 1996 los BR5-49 no se quedaron atrás. Even If It’s Wrong, la primera canción, definía la línea clara de su sonido: voces bien moduladas y convincentes, guitarras y contrabajos de filiación rockabilly, violines desenfrenados y pedal steel magistral.
El grupo demostraba su estilismo con las baladas (Lifetime To Prove), el honky tonk hiperacelerado (One Long Saturday Night), el hillbilly (Are You Gettin’ Tired Of Me), el rockabilly (Little Ramona) y el tex-mex (Chains Of This Town).
Y junto a este material propio, reinventaban temas del repertorio de Webb Pierce (I Ain’t Never), Mel Tillis (Honky Tonk Song), Ray Price (Crazy Arms), Moon Mullican (Cherokee Boogie) y brindaban homenajes a otros renovadores, como el Hickory Wind de Gram Parsons, popularizado por The Byrds.
¿Y después?
Big Backyard Beat Show (1998) fue el siguiente álbum, y no logró superar su debut… por muy poco. Y es que contaba con temazos como el himno camionero 18 Wheels And A Crowbar (ya incluido en su mini LP de 1996), el rockabilly Out Of Habit, el western swing You Flew The Coop y el fronterizo Goodbye, Maria (con el acordeón tex-mex de Santiago Jiménez, Jr.).
Las versiones también eran sobresalientes: Seven Nights To Rock (Moon Mullican), Wild One (Jerry Lee Lewis), There Goes My Love (Buck Owens, con el teclista de The Mavericks, Jerry Dale McFadden) y Georgia On A Fast Train (Billy Joe Shaver). Pero estaba claro que los BR5-49 eran animales de escenario, y necesitaban un testimonio que documentara su potencia sobre las tablas.
La mayoría de discos en directo son recuerdos de grandes giras, maniobras de los sellos para aprovechar el tirón o para ganar tiempo entre los proyectos de estudio. Pero también están los conciertos esenciales, sin los cuales la discografía de un artista estaría incompleta, como sería el caso del Live At The Apollo (1963) de James Brown. Coast To Coast Live (2000) pertenecía a esta segunda categoría.
Aunque su primera intención era “hacer un disco con algunas de nuestras canciones más solicitadas“, al final incluyeron varios temas nuevos (Even If It’s Wrong ya aparecía en su debut). Eso sí, el álbum se grabó en directo, en lugares como Pensilvania, Michigan, Arizona, Indiana y Nueva York, durante su gira en 1999 con la Brian Setzer Orchestra.
Coast To Coast Live probaba varias cosas: en primer lugar, que BR5-49 era una banda real y sólida, curtida en los escenarios, con un sano sentido del humor y un sonido perfecto y muy versátil, apoyada en dos cantantes líderes que se iban turnando, una base rítmica anclada en el rockabilly y una riqueza aportada por las guitarras, y el violín y la steel. Eran las características que los hacían ser etiquetados como “demasiado country para el country“, al mezclar el country de los cincuenta con la energía del rock’n’roll.
Como siempre, hacían gala de su conocimiento enciclopédico en sus versiones: el trotón Sweet Sweet Girl (Don Gibson); el acelerado Uneasy Rider (Charlie Daniels), con una forma de cantar casi recitada; el sinuoso Brain Cloudy Blues (Bob Wills); el más contemporáneo Big Mouth Blues (Gram Parsons); el tremendo honky tonk-blues Cracker Jack (Joe Clay), donde parecían imitar a Elvis en la modulación, y el himno camionero por excelencia, el Six Days On The Road (Dave Dudley).
En sus propias composiciones, demostraban estar a la altura: aparte del ya conocido Even If It’s Wrong, conseguían grandes momentos en Better Than This (con un brillante solo de violín), Tell Me Mama y el rockabilly Waiting For The Axe. El disco se cerraba con un tema grabado en estudio, You’re A Hum-Dinger (The Farmer Boys), donde forzaban la voz como si hicieran una parodia.
En el siglo XXI, decidieron romper con su etiqueta de “la madre de todas las bandas hillbilly“, y en su siguiente trabajo, This Is BR549 (2001), abundaban las novedades: cambio de nombre (eliminaron el guioncito entre los números), de imagen (sin sus trajes clásicos de cowboy elegante), y una portada que rendía tributo al disco de 1973 de los Blue Ridge Rangers de John Fogerty.
Aunque se alejaban algo del hillbilly retro y rozaban el country-rock (como en Different Drum), no todo estaba perdido. Sin duda, se notaba la mano de su nuevo coproductor, Paul Worley (responsable de álbumes de Dixie Chicks, Martina McBride y Pam Tillis), y su intento de grabar su disco más accesible, con un sonido más pulido de aristas que perdió algo de gas y dejaba menos espacio a la improvisación y al cachondeo.
En This Is BR549 no faltaba el honky tonk más ortodoxo: el irónico Psychic Lady, el estilizado While You Were Gone o ese excelente medio tiempo compuesto por Harlan Howard y Kostas, Let’s See How Far You Get, con protagonismo de steel, violín y banjo.
Tampoco se echaban de menos las influencias del rockabilly en el cómico Too Lazy To Work, Too Nervous To Steal, con amago de yodel final; en Look Me Up, y en ese Fool Of The Century con un violín jazzístico.
Y, como era habitual, su buen gusto se evidenciaba en las versiones de los Everly Brothers –ese The Price Of Love, con riff de guitarra repetitiva al estilo del Fast As You de Dwight Yoakam–; de Nick Lowe –el honky tonk trotón Play That Fast Thing (One More Time)–, y de Anne Murray –la preciosa balada A Little Good News–. El único punto negro sería The Game, demasiado alejado de las raíces.
Pero la maniobra de This Is BR549 les costó cara: el grupo afrontó un reajuste con la marcha del cofundador Gary Bennett y del bajista Jay McDowell. Con un futuro incierto, los supervivientes volvieron a los bares del Lower Broadway donde cimentaron su fama al principio de su carrera. La nueva formación incluía dos caras nuevas: el excelente cantante y guitarrista Chris Scruggs (nieto del mítico Earl Scruggs) y el bajista Geoff Firebaugh.
Tangled In The Pines (2004) fue para BR549 su álbum más personal, y varias canciones hacían referencia a su carrera: la titular era una reflexión sobre su pasado (“estábamos en una carretera que no nos llevaba a ninguna parte“), y Movin’ The Country, una crítica a la maquinaria de Nashville (“te prometen esto o aquello, nunca sabes qué creer”). Pero encontrábamos los clichés habituales (el bebedor de Honky Tonkin’ Lifestyle, o los problemas causados por una “Lolita rural” en Run A Mile).
También recuperaban la frescura con honky tonk melódico al estilo de los Mavericks (That’s What I Get, coescrita por Raul Malo), rockabilly evocador de Sun (No Train To Memphis), hillbilly deudor de Hank Williams (When I Come Home) y rock’n’roll (No Friend Of Mine, descrita por ellos como “George Jones meets The Clash”). Sin versiones, sin productores estrella, sin concesiones comerciales, Tangled In The Pines demostró que BR549 se reinventaron con éxito.
Dog Days (2006) fue su último álbum previo a su disolución, ya reducidos a cuarteto –los componentes originales (Mead, Herron y Wilson) y un nuevo bajista, Mark Miller–, con la producción de John Keane, conocido en la escena del indie rock por sus trabajos con Indigo Girls y R.E.M., en sus estudios de Athens (Georgia).
Incluía temas como el nostálgico Lower Broad St. Blues (coescrito por Guy Clark, para recordar sus inicios en la escena que los vio nacer), el presleiano The Devil & Me (¡con The Jordanaires!), el trepidante hillbilly Poison, el western swing You Are The Queen y el guiño a Louisiana Cajun Persuassion, además de las versiones de After The Hurricane (Tim Carroll), un oportuno homenaje a las víctimas del Katrina, y de A-1 On The Jukebox (Dave Edmunds).
De forma esporádica, la formación original se ha vuelto a reunir, como en 2012, cuando telonearon a Old Crow Medicine Show, o en 2014, a petición de The Country Music Hall Of Fame, para celebrar el vigésimo aniversario del nacimiento de la escena revival del Lower Broadway. También grabaron la canción A Truck Stop Christmas para el álbum colectivo An East Nashville Christmas (2012).
Después aparecerían un montón de discos, disponibles solo online: en primer lugar, recopilaciones de rarezas como los dos volúmenes de Greatest Misses (2012 y 2014) –con material inédito grabado entre 1995 y 1999– y The Steve Albini Sessions (2017) –con sesiones en 1998 con el mítico ingeniero conocido por sus trabajos con Nirvana y Pixies–.
Y, en segundo lugar, los directos More From Robert’s (dos entregas en 2013 y 2017), Live At The Astrodome (2015), Live On The BBC (2016), Meet Me In St. Louis (2017) y Austin City Limits (2017), con conciertos entre 1996 y 2000, entre otros artefactos que más tarde reunieron en una lunch box que contenía once de esos CD.
Aparte de su propia discografía, participaron en álbumes de Ralph Stanley & Friends (Clinch Mountain Country, 1998) y Jason Ringenberg (All Over Creation, 2002) y en trabajos colectivos como Rig Rock Deluxe. A Musical Salute To The American Truck Driver (1996), Peace In The Valley. A Country Music Journey Through Gospel (1997), Caught In The Webb. A Tribute To The Legenday Webb Pierce (2002), Beautiful Dreamer. The Songs Of Stephen Foster (2004), Song Of America (2007) y Unsung Hero. A Tribute To The Music Of Ron Davies (2013).
Algunos de sus componentes decidieron lanzarse en solitario. Es el caso de sus cofundadores, aún en activo: Chuck Mead editó los álbumes Journeyman’s Wager (2009), Back At The Quonset Hut (2012) –con The Grassy Knoll Boys–, Free State Serenade (2014) y Close To Home (2019).
Además, coprodujo los homenajes Dressed In Black. A Tribute To Johnny Cash (2002) –donde versionaba Jackson (con Mandy Barnett) y There You Go– y Lonesome, On’ry And Mean. A Tribute To Waylon Jennings (2016). También participó en You Don’t Know Me. Rediscovering Eddy Arnold (2013) y A Tribute To Outlaw Country. Live From The Country Music Cruise (2019).
Por su parte, Gary Bennett publicó los discos Human Condition (2005), My Ol’ Guitar (2010) –coproducido por Kenny Vaughan– y As Long As I Can Stay Alive! (2021), además de participar en el álbum colectivo I Love. Tom T. Hall’s Songs Of Fox Hollow (2011). Y, desde 2005, el multinstrumentista Don Herron es uno de los componentes de la banda de Bob Dylan para sus giras, y también colabora en las grabaciones del bardo de Duluth (desde Modern Times, de 2008).
Bienvenidos a The Hayloft Gang
Soy lo que diríamos un fan “moderado”. A lo largo de mi carrera periodística, he hecho muchas entrevistas a músicos y, en contadas ocasiones (no creo que llegue a la veintena), les he llevado algún disco para que me lo firmaran y, todavía en menor medida, me he fotografiado con ellos (no creo que llegue a la decena).
Por eso, que me apunte a un club de fans de un artista es algo extremadamente raro. Pero ocurrió con BR5-49: tal fue el entusiasmo que me provocaron, que el 27 de febrero de 1997 escribí a su cuartel general en Nashville para incorporarme a The Hayloft Gang, su club de fans oficial.
La suscripción me costó veinte dólares de la época, y la renové hasta 1999. A cambio, recibí –por supuesto– el carnet que me acreditaba como orgulloso socio, además de una serie de productos: postales de la banda, posavasos que reproducían la galleta de Live From Robert’s, felicitaciones navideñas firmadas, fanzines, pizarras, bolígrafos…
En un primer momento, el fanzine del club The Hayloft Gang se llamaba Hillbilly Thang (como uno de sus temas), y después pasó a denominarse One Long Saturday Night (otra de sus composiciones).
En sus páginas encontrábamos agenda de conciertos, historia de las canciones, entrevistas, noticias, críticas, preguntas a los componentes del grupo y sus respuestas correspondientes, catálogo de merchandising e información sobre su (ya desaparecida) web.
Sí, porque BR5-49 fueron pioneros en el uso de internet (¡estamos hablando de antes de 2000!) y, de hecho, lo utilizaron para vender su material discográfico inédito (rarezas y directos), como antes ya he explicado.