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Tarantino, un DJ de película

El estreno de Érase una vez en… Hollywood vuelve a demostrar la habilidad de Quentin Tarantino para encajar las canciones más adecuadas para cada escena de sus magníficas películas. Por eso, es un buen momento para analizar sus obsesiones musicales, desde su debut Reservoir Dogs hasta su nueva obra maestra sobre la fábrica de sueños y Charles Manson.

EL COLECCIONISTA DE VINILOS

En el cine contemporáneo, la utilización de canciones en una película responde la mayoría de las veces a motivaciones simplemente comerciales: para promocionarla gracias a la presencia del cantante de moda y ganar más con las ventas del disco correspondiente. Con su debut Reservoir Dogs (1992), Quentin Tarantino alteró el panorama de las bandas sonoras al prescindir del score y sustituirlo íntegramente por canciones. Y es que, para él, “colocar la pieza adecuada en la secuencia adecuada es una de las cosas más cinemáticas que un director puede hacer”.

Reservoir Dogs y la tortura con música

Así deja muy claro el papel destacado de la música en sus filmes, tan fundamental como la glorificación de la violencia: “Siempre he creído que mis bandas sonoras funcionan muy bien, porque básicamente son el equivalente de una mixtape que haría para un amigo en casa. Para mí, las películas y la música van cogidas de la mano. Cuando escribo un guion, una de las primeras cosas que hago es encontrar la canción que pondré en la primera secuencia. No puedo avanzar hasta que imagino cómo comenzaré y cómo será la música inicial”.

Si siempre se ha dicho que Tarantino es un gran cinéfilo, con la música le pasa lo mismo: “Soy un gran coleccionista de vinilos. Tengo una habitación para los discos en casa. Cuando escribo un guion, lo que hago es revisar todos estos álbumes, para intentar encontrar buenas canciones”.

Bruce Willis mientras suena Al Green en Pulp Fiction

Lo mejor de todo es que, salvo algunas excepciones, el director raramente escoge temas demasiado conocidos para el gran público. De esta forma, la recuperación y utilización de algunas canciones las ha asociado para siempre a sus películas y las ha desvinculado de todo lo que pudieron suponer cuando fueron grabadas (algo que también consigue con creces David Lynch). Eso es lo que ha pasado, por ejemplo, en Reservoir Dogs, con Stuck In The Middle With You en la escena de la tortura, o el Hooked On A Feeling con su inconfundible “uka-chaka-uka-uka”, o en Pulp Fiction (1994) con el Let’s Stay Together durante el discurso de Marsellus sobre el orgullo.

Al margen de la habilidad del realizador norteamericano para saber encajar las canciones en las escenas apropiadas, también hay que destacar otro aspecto de sus filmes: la presencia de la música en los diálogos (la discusión sobre Madonna en Reservoir Dogs, por ejemplo) o en la propia narrativa de las historias (los personajes a menudo escuchan la radio en el coche).

Madonna, tema de sobremesa en Reservoir Dogs

La especial relación de la música con Tarantino se hace evidente en internet, donde pueden encontrarse desde foros dedicados a sus bandas sonoras hasta una compilación de las letras de las canciones y diálogos incluidos en los discos.

Para conocer un poco mejor lo que significa la música en el mundo del director, lo más práctico es repasar por orden alfabético algunas de sus obsesiones, que encontramos repetidas en toda su obra:

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