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Buddy Guy, tradicional y anárquico

Es una de las pocas leyendas del blues de Chicago en activo que nos quedan, y su influencia en multitud de guitarristas es notoria. Recordamos los momentos más destacados de su carrera en el día de su aniversario.

Nacido el 30 de julio de 1936 en Lettsworth (Louisiana), tras establecerse en Chicago a finales de los cincuenta, Buddy Guy se convirtió en un exponente del blues de esa ciudad y allí forjó su reputación como uno de los guitarristas del género más innovadores.

Para decirlo suavemente, su estilo es poco convencional –aunque puede ser muy tradicional, también se convierte en anárquico e impredecible–, y suele sacar notas poco “agradables” al oído. Por eso, no es de extrañar que Leonard Chess, el fundador de Chess Records, lo acusara de “hacer solo ruido”.

En los sesenta, en Chess, tocó como músico de sesión de Muddy Waters, Howlin’ Wolf, Little Walter y Koko Taylor, entre otros, y en 1967 publicó su álbum de debut, Left My Blues In San Francisco. También empezó un proyecto compartido con el armonicista Junior Wells, que daría pie a varios discos.

Con Junier Wells en 1965. Foto: Art Shay

A lo largo de sus setenta años de carrera, ha influido a músicos del calibre de Jimi Hendrix, Jimmy Page, Keith Richards, Jeff Beck, Eric Clapton, Gary Clark, Jr., John Mayer y, especialmente, Stevie Ray Vaughan, quien en una ocasión dijo que «sin Buddy Guy, yo no existiría».

También es uno de los selectos instrumentistas que tiene su modelo Signature fabricado por Fender, su célebre guitarra con topos blancos Polka Dot Stratocaster. Y en 1989 abrió su propio club y restaurante de cocina cajun y criolla en Chicago, Buddy Guy’s Legends, en el que actúa regularmente.

Buddy relanzó su carrera a finales de los ochenta y durante los noventa, cuando, a falta de nuevos valores, los sellos no tuvieron más remedio que echar mano de los clásicos: esa parecía ser la consigna del blues en esa época.

La industria discográfica empezó las tareas de rescate con John Lee Hooker, con la táctica de colocarlo al lado de colaboradores de renombre, y después le tocó el turno a Guy.

La trilogía que supuso su regreso en los noventa se abrió con Damn Right, I’Ve Got The Blues (1991), con Clapton, Beck, Mark Knopfler y The Memphis Horns, y versiones de John Hiatt, Eddie Boyd, Sir Mack Rice, Big Jay McNeely y Louis Jordan, junto a temas propios, entre ellos el instrumental Rememberin’ Stevie, dedicado a su amigo y discípulo Stevie Ray Vaughan.

Le seguiría Feels Like Rain (1993) –cuyo título pertenecía a una canción de Hiatt que también adaptaba, además de otras de James Brown, Marvin Gaye, Ray Charles, John Fogerty, Muddy Waters y Guitar Slim. Aquí lo acompañaban Bonnie Raitt, John Mayall, Paul Rodgers y Travis Tritt.

Slippin’ In (1994) cerró la trilogía, con Johnnie Johnson y los ex Double Trouble de Stevie Ray Reese Wynans, Tommy Shannon y Chris Layton, y repertorio de Bobby Blue Bland, Charles Brown, Lowell Fulson, Jimmy Reed y Denise LaSalle. Los tres discos ganaron el Grammy al Mejor álbum de blues contemporáneo.

Tras este triplete, volvió con Heavy Love (1998), un trabajo donde el guitarrista y cantante exhibía su faceta más funk. Para ello recurrió a la producción de David Z, un antiguo colaborador de Prince, y a músicos como Steve Cropper (de Booker T. & The M.G.’s), Richie Hayward (de Little Feat) y Reese Wynans.

Gran parte de las percusiones que podían escucharse parecían programadas: era la sensación que desprendían piezas de factura moderna y base funk como Heavy Love y las versiones del I Got A Problem de Albert Collins y ese sensual I Just Want To Make Love To You de Muddy Waters, un tema que, sin duda, fue muy conocido en la versión de Etta James, por ilustrar el anuncio de un refresco.

Guy mostraba su versatilidad cuando se acercaba a terrenos soul: Midnight Train, con Jonny Lang y una abigarrada muralla de guitarras; el Are You Lonely For Me Baby de Al Green, con los coros sesenteros de la cantante country Bekka Bramlett, y When The Time Is Right, con el gancho habitual de los temas de Cropper.

También se lucía con el jump blues (el Saturday Night Fish Fry de Louis Jordan, cargado de swing, donde destacaba la expresividad de su voz y se echaban de menos unos buenos metales); con el blues contemporáneo elegante a lo Robert Cray (el I Need You Tonight de ZZ Top), y con los sonidos acústicos (la minimalista Did Somebody Make A Fool Out Of You de Tony Joe White).

Y cuando se enfrentaba a sus propias composiciones, daba lo mejor de sí mismo: en Had A Bad Night descargaba, como se espera de él, toda la artillería y pirotecnia de su guitarra, y en la deliciosa balada Let Me Show You, evocadora de los clásicos de los cincuenta, su instrumento y su voz desprendían emotividad y sentimiento, con el respaldo de un piano tabernario.

En 2001 llegó Sweet Tea, un álbum que rompió los esquemas: en este trabajo, el veterano bluesman se reinventó, y no por la vía más fácil, sino que recurrió a un blues denso, lisérgico, al que aplicó su incendiario estilo de tocar la guitarra y su enorme expresividad como cantante.

Guy regresó a sus orígenes sureños para acercarse al blues de North Mississippi, un estilo caracterizado por el énfasis en el ritmo y la percusión, los riffs constantes de guitarra y pocos cambios de acordes, con lo que se obtiene una especie de cantinela que induce al trance.

Con el uso de viejos amplificadores y la colaboración de veteranos músicos de Mississippi (los baterías Spam, habitual de T-Model Ford, y Sam Carr, de los Jelly Roll Kings) y de jóvenes entusiastas como el guitarrista Jimbo Mathus (de Squirrel Nut Zippers), el bajista Davey Faragher (colaborador de John Hiatt) y el batería Pete Thomas (asiduo de Elvis Costello), el resultado no podía ser más óptimo.

El álbum podría haberse subtitulado Buddy Guy Sings Fat Possum, porque siete temas pertenecían a artistas de este sello, como Junior Kimbrough (el acústico e introspectivo Done Got Old, solo con voz y guitarra; el rudo Stay All Night; el slow Baby Please Don’t Leave Me, con una granítica base de batería marcial y bajo sobresaturado, y el excesivo I Gotta Try You Girl), T-Model Ford, CeDell Davis (el pétreo She’s Got The Devil In Her) y Robert Cage.

Las otras dos canciones, a pesar de acercarse al rhythm’n’blues más convencional, no eran tampoco paradigmas de la comercialidad: el Tramp de Lowell Fulson mantenía una pesada línea de bajo entre los gruñidos de Buddy, y en su tema propio It’s A Jungle Out There la contundencia de la batería nos indicaba que no era lo que parecía.

El legendario guitarrista siguió ahondando en las raíces en su siguiente álbum, el acústico Blues Singer (2003) –dedicado a John Lee Hooker y con las colaboraciones de B.B. King, Mathus, Clapton y Jim Keltner–, con canciones del propio Hooker, Skip James, Son House y Frankie Lee Sims. Obtuvo el Grammy al Mejor álbum de blues tradicional.

Después, retomó la electricidad en Bring ‘Em In (2005) –con Carlos Santana, Tracy Chapman, John Mayer, Keb’ Mo’, Anthony Hamilton, Robert Randolph y Keith Richards–, Skin Deep (2008) –con Clapton, Randolph, Derek Trucks y Susan Tedeschi– y el autobiográfico Living Proof (2010) –con Santana, B.B. King y The Memphis Horns, otro Grammy al Mejor álbum de blues contemporáneo–.

Sus tres últimos trabajos hasta el momento han sido el doble Rhythm & Blues (2013) –con Kid Rock, Beth Hart, Gary Clark, Jr. y los componentes de Aerosmith Steven Tyler, Joe Perry y Brad Whitford–, Born To Play Guitar (2015) –con Doyle Bramhall II, Van Morrison, Kim Wilson, Billy Gibbons y Joss Stone; otro Grammy– y The Blues Is Alive And Well (2018) –con Jeff Beck, Keith Richards y Mick Jagger; y de nuevo, un Grammy–.

Guy cuenta en su haber con varios discos en directo y también ha participado en tributos como Stone Free. A Tribute To Jimi Hendrix (1993), A Tribute To Stevie Ray Vaughan (1996), Goin’ Home. A Tribute To Fats Domino (2007) y Chicago Plays The Stones (2017).

Esta semana se ha estrenado Buddy Guy. The Blues Chase The Blues Away, un documental de dos horas de la serie American Masters de la televisión pública norteamericana (PBS) que recorre su carrera e incluye material de archivo, actuaciones inéditas y entrevistas con Carlos Santana, John Mayer, Gary Clark, Jr. y Christone Kingfish Ingram, entre otros.

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