Era el último superviviente del rock’n’roll original, y con su estilo salvaje de cantar y tocar el piano creó escuela, con una genialidad que le permitía pasar del boogie woogie más frenético a la balada country más llorosa. Con su muerte a los 87 años, desaparece un mito. Lo recordamos a lo grande con dos apasionantes playlists y con las críticas de sus últimos álbumes y de un DVD que recogía sus actuaciones televisivas clásicas.
Polémico en vida, Jerry Lee Lewis (Ferriday, Louisiana, 1935-Memphis, 2022) también lo fue en su muerte. Y es que, como suele ocurrir demasiado a menudo desde que existe internet, el 26 de octubre el portal de noticias TMZ anunció su deceso… aunque tuvo que rectificar a los pocos minutos.
El mal ya estaba hecho: la falsa noticia corrió como la pólvora y fue difundida por un montón de medios digitales, además de extendida a través de las redes sociales, con sus admiradores colgando vídeos y enviando condolencias a su familia.
En el fondo, hacía días que las cosas no parecían ir muy bien para The Killer. En primer lugar, cuando el 16 de octubre el Country Music Hall of Fame por fin –después de tantos años– se decidió a incluirlo, Jerry Lee no pudo ir a la ceremonia por estar enfermo de gripe, y en su lugar acudió su amigo Kris Kristofferson.
Por si fuera poco, el mismo 26 de octubre, su hermana Linda Gail Lewis colgó un comentario en el grupo de Facebook Jerry Lee Lewis Fans donde decía lo siguiente: “Please pray for my dear brother, he’s going thru a hard time and needs our prayers and postive thoughts right now. Thank you so much”. Y eso hizo saltar las alarmas.
Y ya dicen aquello de que cuando el río suena, agua lleva… Finalmente el 28 de octubre se ha anunciado de forma oficial su fallecimiento a los 87 años en su casa de Memphis. Por eso queremos rendirle un modesto tributo con este artículo sobre la última etapa de su carrera y dos playlists con sus hits anteriores.
Si tuviéramos que encontrar un nexo de unión entre los últimos tres trabajos en estudio de Jerry Lee Lewis sería este: una pléyade de invitados de lujo para acompañar al viejo guerrero del rock’n’roll en una colección de versiones. ¿Demasiado trillado? Tal vez, pero al menos resultó efectivo.
“La gente dice que eres un bebedor y un perdedor”, le espetaba Mick Jagger a Jerry Lee en Evening Gown. Todo lo que tú quieras, Morritos. Pero, como el título del álbum proclamaba a los cuatro vientos, The Killer era el único que quedaba en pie de ese Million Dollar Quartet cuyos otros componentes (Elvis Presley, Johnny Cash y Carl Perkins) crían malvas hace años.
Sin grabar un nuevo trabajo desde Young Blood (1995), Lewis volvió con una declaración de principios. Last Man Standing (2006) era un aviso para los escépticos: “Cuidado, estoy aquí y sigo siendo el mejor”. Y aunque este proyecto se vendió como un disco de duetos, el quemapianos tenía claro que no le tosía nadie.


Por eso se apropió de canciones de Led Zeppelin (Rock And Roll, con Jimmy Page), Bruce Springsteen (Pink Cadillac, con el Boss), Creedence Clearwater Revival (Travelin’ Band, con John Fogerty), Kris Kristofferson (The Pilgrim), Van Morrison (What Makes The Irish Heart Beat, con Don Henley), The Band (Twilight, con Robbie Robertson), The Rolling Stones (Honky Tonk Woman, con Kid Rock) y The Beatles (I Saw Her Standing There, con Little Richard).
También abordó el repertorio de Jimmy Reed (You Don’t Have To Go, con Neil Young), Chuck Berry (Sweet Little Sixteen, con Ringo Starr), Jimmy Dean (Just Bummin’ Around, con Merle Haggard), Bob Wills (Don’t Be Ashamed Of Your Age, con George Jones), Waylon Jennings (Couple More Years, con Willie Nelson), Hank Williams (Lost Highway, con Delaney Bramlett), Bill Nettles And His Dixie Blue Boys (Hadacol Boogie, con Buddy Guy) y el estándar Trouble In Mind (con Eric Clapton).
El resultado: vampirizó las canciones hasta tal punto que parecían escritas por y para él. Y el egocéntrico pianista ofreció lo que todos esperábamos: rock’n’roll salvaje, boogie woogie enloquecido, blues rijoso, lamentos country y hasta góspel. Por impresionante que fuera la lista de colaboradores, Last Man Standing sería lo mismo sin Clapton y el resto de figuras de pesebre: Jerry Lee Lewis en estado puro, el loco hijoputa al cien por cien.
Un año después, se publicó el CD + DVD en directo Last Man Standing Live (2007), con canciones no incluidas en el disco de 2006 –clásicos de su repertorio como Great Balls Of Fire, Don’t Put No Headstone On My Grave y Whole Lotta Shakin’ Going On– y nuevos colaboradores como Tom Jones, Solomon Burke, Norah Jones, Chris Isaak e Ivan Neville.


El siguiente álbum de Lewis fue Mean Old Man (2010), y daba la sensación de que podría ser el definitivo. Aunque, siendo sinceros, en esta secuela de Last Man Standing no transmitía la sensación de estar en las últimas que se apercibían en los postreros trabajos de Johnny Cash. Al contrario, algunos de los cortes –Rockin’ My Life Away (con Kid Rock y Slash) y Roll Over Beethoven (con Ringo Starr y John Mayer)– nos mostraban a un Lewis jovial (dentro de sus posibilidades), capaz aún de emocionar con su voz y su piano.
Mean Old Man repetía la fórmula de su antecesor, al convocar a una serie de invitados de primera clase –de hecho, muchos de ellos reincidieron– que reinterpretaban a dúo con el pianista repertorio propio. Así, con Mick Jagger recuperaba Dead Flowers y con Keith Richards Sweet Virginia, ambas de The Rolling Stones; con Merle Haggard, el sonido Bakersfield de Swinging Doors, y con John Fogerty, el Bad Moon Rising de la Credence.
La principal diferencia respecto a Last Man Standing estribaba en el sonido dominante, del que era responsable el coproductor Jim Keltner, quien ya tocaba la batería en varios temas de ese disco: Lewis es conocido por su frenético rock’n’roll, pero a lo largo de su carrera también grabó country, y en este trabajo recuperaba esas raíces.
Del trotón Mean Old Man de Kris Kristofferson (con Ronnie Wood) al outlaw del Whiskey River de Johnny Bush (con Willie Nelson); de la balada Please Release Me de Eddie Miller (con Gillian Welch) al góspel de Railroad To Heaven (con Solomon Burke) y Will The Circle Be Unbroken de la Carter Family (con Mavis Staples, Robbie Robertson y Nils Lofgren): la esencia del country estaba en todas ellas, con un Jerry Lee más melancólico de lo habitual.
Queda la duda por saber si ese retorno a lo campestre era una adaptación a las condiciones físicas del otrora salvaje intérprete en ese momento. Aunque, ay, al escuchar ese Miss The Mississippi And You, solo con su piano (desnudo, ligero de equipaje), uno tenía la sensación de despedida.
Pero nos equivocábamos ya que, en 2011, publicó Live At Third Man Records, grabado en directo en Nashville el 17 de abril de ese año, con la producción de Jack White (el dueño de Third Man y ex The White Stripes) y un reducido combo integrado por Kenny Lovelace (líder de la banda del pianista) y el legendario Steve Cropper a las guitarras, Jim Keltner a la batería y Jack Lawrence (procedente de grupos asociados a White como The Raconteurs y The Dead Weather) al bajo.
El álbum era más que digno, con un Lewis que aún conservaba su voz y algo de su habilidad con el piano. El repertorio, sin sorpresas, estaba integrado por canciones que ya había grabado a lo largo de toda su carrera.
Algunas, trepidantes como Down The Line (Roy Orbison), Drinking Wine, Spo-Dee-O-Dee (Stick McGhee and His Buddy), Before The Night Is Over (Duane Dee), Why You Been Gone So Long? (Johnny Darrell), Sweet Little Sixteen (Chuck Berry), Mexicali Rose (Jack Tenney) y, para culminar, Great Balls Of Fire y Whole Lotta Shakin’ Goin’ On.
El resto, baladas como el Georgia On My Mind (Ray Charles) y un puñado de country de ese que le gustaba tanto: You Belong To Me (Patsy Cline), She Even Woke Me Up To Say Goodbye (Mickey Newbury) y la confesional I Wish I Was 18 Again. Live At Third Man Records no era una maravilla, pero demostraba que aún estaba (más o menos) vivo y coleando.

Tres años después, en 2014, Jerry Lee volvió con el que es, hasta ahora, su último disco en estudio publicado en vida. A sus 79 años nos regaló un Rock & Roll Time de sonido clásico (esa portada ante el edificio de Sun Records lo delataba), un regreso a las raíces de nuevo de la mano del productor y batería Jim Keltner en el que, cómo no, predominaban las versiones y los invitados de postín.
En este caso, los adaptados fueron, entre otros, Chuck Berry (Promised Land y Little Queenie, con Keith Richards y Ronnie Wood a las guitarras), Johnny Cash (Folsom Prison Blues, con Robbie Robertson a la guitarra y Nils Lofgren a la lap steel), Bob Dylan (Stepchild, con Daniel Lanois a la pedal steel), Kris Kristofferson (Rock & Roll Time y Here Comes The Rainbow Again, con Shelby Lynne a la voz), Jimmy Reed (Bright Lights, Big City, con Ivan Neville al órgano y Neil Young a la guitarra y voz), Lynyrd Skynyrd (Mississippi Kid, con Derek Trucks a la guitarra) y Fats Domino (Sick And Tired).
A diferencia de los anteriores álbumes, en Rock & Roll Time los colaboradores estaban en un segundo plano. Además de los ya citados, encontramos al pedal steel Greg Leisz, a los guitarristas Doyle Bramhall II y Jon Brion y a los vocalistas Vonda Shepard y Bernard Fowler.
Desde 2014 Jerry Lee, con una salud debilitada a consecuencia del derrame que sufrió en 2019 –le afectó la movilidad de la mano derecha–, no había pisado un estudio de grabación. Aunque en marzo de 2020 se anunció que acababa de grabar un álbum de covers de góspel producido por T Bone Burnett, con colaboraciones del guitarrista James Burton y las cantantes Lee Ann Womack y The McCrary Sisters. Pero han pasado dos años y el disco sigue sin publicarse y, si finalmente aparece, ya será póstumo.
Lo que sí se ha estrenado este año es el documental Jerry Lee Lewis: Trouble In Mind, producido precisamente por Burnett, quien fue el instigador del proyecto. El filme, la primera incursión en solitario como director de Ethan Coen, se presentó en una proyección especial en mayo en el festival de Cannes. En poco más de setenta minutos, ofrece un análisis de la extravagante vida del pianista, sin obviar sus aspectos más controvertidos, y combina fragmentos de entrevistas con Lewis en diferentes épocas de su carrera con algunas de sus apasionadas actuaciones.
El salvaje desencadenado

Y de sus trabajos más recientes pasamos a un recuerdo de las actuaciones más sonadas de su juventud, incluidas en un DVD publicado en 2007. Viendo a los entusiastas fans enloquecidos ante la salvaje actuación de Lewis en la televisión británica, uno se pregunta por qué ese mismo público encumbró a The Beatles. Pero, aunque esa es otra historia, historia es precisamente lo que nos ofrecía Greatest Live Performances Of The ‘50s, ‘60s And ‘70s.
El DVD recogía algunos momentos televisivos clave en la carrera del pianista, como su primera aparición en el Steve Allen Show en 1957 con el explosivo Whole Lot Of Shakin’ Going On y su paso por los programas de Dewey Phillips y Dick Clark en 1957 y 1958, con éxitos de los cincuenta como You Win Again, Great Balls Of Fire y Breathless.
Tampoco faltaba el citado –y legendario– concierto del 19 de marzo de 1964 en los estudios británicos (con High School Confidential, I’m On Fire y Your Cheatin’ Heart, entre otras) ni su faceta country de los setenta con Me & Bobby McGee y un set a dos pianos junto con su primo Mickey Gilley.
La oferta se completaba con una entrevista de 1993 en los estudios de Sun Records en Memphis y un tráiler de High School Confidential (1958) que merecía el doblaje de los chicos de Muchachada Nui.
Y para terminar con este pequeño homenaje, solo falta recordar estas dos playlists dedicadas a Jerry Lee donde, además de poder escuchar sus canciones, se cuentan más cosas sobre él.
01 Los grandes pecados del Killer: sus éxitos y algunas de las adaptaciones que de ellos han hecho otros artistas, desde Chris Isaak hasta Johnny Hallyday.
02 La promiscuidad del Killer: las versiones del pianista de canciones de compañeros de sello, bluesmen, artistas de country y cantautores.